Llegue con paso lento a mesa y la verdad no sabía cómo reaccionar. ¿Me hago la que no lo conozco? O digo que ¿es mi maldito vecino psicópata? Es una total locura ¿el mundo es así de pequeño? Ya lo creo pero lo más aterrador de todo esto es que no aparta su mirada de mí y en estos momentos me gustaría quitarme estos tacones que me acribillan mis tobillos y salir corriendo a mi casa, muy cobarde de mi ¿no? Ya no podemos hacer na y es momento de afrontar, a lo mejor me hice una idea equivocada de el pero cada vez que lo miro de reojo siento que no estoy tan equivocada que digamos.
Tardaste. – dijo Ava mirándome con curiosidad, tal vez por el chico que cuyo nombre se me olvido preguntar.
Disculpa… el bartender duro para darme la copa. – dijo colocando mi copa de vino en la mesa redonda.
Bueno, ya que estas aquí. – pronuncia Madi. – te presento a el mejor amigo de Cooper, es Riley Brown.
Cuando volteo a verlo ya me estaba mirando con esa mirada fría y escalofriante que tiene pero creo que divise tal vez… ¿curiosidad? ¿Por mí? Lo dudo pero lo mire de todas formas.
Ya lo conocía. – dije tratando de no apartar la marida de sus ojos. – es mi vecino.
Cuando me rendí con su mirada mire a las chicas que estaban atónitas por lo que les dije pero sentía su mirada caliente aun sobre, me estaba poniendo nerviosa y al parecer a él le encantaba hacer eso. Poner nerviosas a la gente o tal vez ¿solo a mí? Nunca lo sabe en la puta vida por que dije que no me iba a involucrar con él.
Vaya… - dijo Cooper mirando ahora al señor psicópata. – así que te mudaste a ese vecindario de todas maneras. – Cooper pronuncia las palabras como si estuviera tomando jugo de limón sin azúcar y sentí que mi estómago se revolvía. Nunca he tenido problemas con el pero como nació en cuna de hora, discrimina ciertos lugares porque la gente es… “muy ruidosa” no sé qué es ruido para el pero ese vecindario es muy tranquilo excepto los niños que juegan en las tardes.
Riley quito su mirada de mí y mire fijamente a Madi que estaba al frente mío, sus ojos me mandaban preguntas pero yo sencillamente las ignore.
Me gusta. – su voz recorrió mi nuca como si estuviera diciéndomelas a mí. - ¿Cuál es el problema?
Nada hombres, pensé que buscarías algo mejor donde vivir. – comento Cooper con las manos en el aire.
¿Cómo se encuentra señorita Johnson? – uh que formal pero demonios, su voz tan ronca y grave me hace sentir cosas que nunca había sentido o por lo menos no sabía que se podía sentir.
Bien señor Brown. – dije lo más neutral que podía, hacerme la despreocupada en este momento me estaba costando mucho. – ¿y usted?
Bien, gracia por preguntar. – se produjo un silencio y se estaba poniendo incomodo hasta que Oliver hablo.
Riley, ¿te quedaras aquí o solo estas de paso? – cierto vivía en estados unidos, ¿que lo traería por acá?
Aún está en veremos pero por los momentos me quedo por un tiempo. – tome mi vino y me di cuenta que estaba algo tembloroso, creo que solo yo me di cuenta pero necesitaba con urgencias aire fresco.
Cariño, ¿qué te parece si volvemos a la pista? – le dijo Ava a su esposo que la tomo por la cintura y se la llevo.
Disculpen. – logre pronunciar. – iré por un poco de aire.
Y sin esperar a que Madi me detuviera Salí como un rayo a la parte de atrás de la casa, cuando llegue al lado de la piscina tome una bocanada de aire fresco y me tome la mitad de mi copa en un trago, cuando sentí que mi ritmo cardiaco está normalizándose empecé a caminar alrededor de la piscina hasta un camino lleno de flores que daba una mini plaza de flores y arbustos. Madi le gusta la jardinería, siempre lo amo pero solo lo tomo como hobby.
El destino es una mierda y me gustaría saber que trama con el mío. Ese hombre me pone los pelos de puntas cuando está cerca de mí y me pone muy nerviosa, no me gusta, no soy mujer de comportarme de esa manera delante de un hombre, siempre llevo el control de mis emociones y me gusta ser quien mayormente lleve las riendas pero con él. Con él es totalmente diferente, siento la necesidad de que el rompa el hielo y empiece hablar conmigo, es una locura lo que digo porque sencillamente dije que iba a evitarlo pero me intriga y odio eso ya que ningún hombre me ha intrigado tanto como el, pero como dije yo no voy a ser la que de el primer paso.
Sentándome en un banco blanco frente una fuente tome otro sorbo de vino y mire mis manos, ya no estaban temblando pero aun podía sentir un cosquilleo de nerviosismo, suspirando mire el cielo con escasas estrellas sobre la negra noche. Con otro suspiro en mi boca mire mis tacones y fue cuando vi por el rabillo de mi ojo que alguien se acercaba, sabía que era el, lo sentía en mi nuca, mis bellos se erizaron y mi nerviosismo volvía a crecer pero necesito tomar las riendas de mi cuerpo e hice lo posible para subir mi mirada y mirarlo con cara de aburrimiento.
¿Qué necesitas? – dije con un tono aburrido totalmente falso, tome otro sorbo para distraerme con algo.
El no contesto de inmediato así que solo se dedicó a mirarme y maldita sea, eso no me gustaba porque cuando lo hacía con esos ojos de hielo y en silencio me ponía nerviosa pero a la vez excitada.
El jardín es grande, si quieres estar solo puedes ir a otra parte. – dije colocándome de pie, aun con mis tacones no le llegaba ni a los hombros, me estremecí cuando vi lo grande que era otra vez y tome la sana decisión de irme a otro lado pero cuando estaba pasando por su lado dijo mi nombre y eso hizo que me parara en seco.
Emma. – su voz profunda sonó hasta en el último rincón de mi cuerpo y eso me asusto. Este hombre podía tener poder sobre mi cuerpo y tenía que evitarlo de inmediato, me aleje un poco y lo mire.
¿Si? – pregunte.
¿Qué te hace pensar que vine a tomar aire? – pregunto con descaro, mi corazón empezó a latir rápido y mis manos se pusieron ligeramente húmedas, necesitaba irme antes que me viera sudando por todas partes.
¿No era eso? – le respondí con otra pegunta.
Responde a mi pregunta. – dijo más seco.
Y si no quiero ¿Qué? – sus ojos mi atraparon donde estaba parada a su lado y supe que estaba en peligro, camino a mi alrededor como un lobo acechando a su presa y se puso delante de mi mirándome fijamente.
Está bien si no quieres pero me estas desesperando con ese intento de ser amable conmigo y sacarme información y luego me empiezas a evitar como si fuera azufre. – cada palabra que decir se acercaba más y su voz se hacía más dura, me olvide de respirar y necesitaba aire antes que me desmayara así que di un paso atrás mientras soltaba mi aliento pero el dio otro paso y empezamos un baile de yo alejarme y el acercarse hasta que me tomo de la cintura. Su agarre era fuerte y sentir sus brazos a mí alrededor se sentían surrealista, creo que me estaba corriendo una gota de sudor por el cuello porque sentía como algo se deslizaba hacia abajo.
Con mi boca entreabierta y mirándolo a los ojos aun no podía descifrar lo que estaba sintiendo o por lo menos que trataba de hacer.
¡Maldita sea! – pronuncio más ronco todavía y ese sonido mando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo. - ¿Por qué hueles malditamente tan delicioso? – trague saliva tan fuerte que se escuchó y el quito sus ojos de los míos para mirar mi pulso en mi cuello y no solo lo miro, acerco su maldita cara a mi cuello y aspiro mi olor rozando su nariz por la curva de mi cuello, mi garganta hizo un sonido que jamás pensé que un sonido así saliera de mi pero cuando me vi en sus brazos y oliendo mi cuello mi gemido fue de satisfacción pura, sus manos se apretaron en mi cintura y a pesar de toda la tela de mi vestido, quemaba mi piel como si estuviera en contacto con ella.
Su boca dio otro beso pero ahora en mi clavícula y jamás pensé que eso podía ser extremadamente excitante, solté otro gemido apenas audible y mi respiración se agito más… si es que eso era posible, no era un colegiala pero me sentía como tal y cuando mi pecho subió por una bocanada de aire mis pechos se pegaron a su fornido pecho duro, cuando vi esa escena y el también, soltó un gruñido de lo más profundo de su garganta.
Si te beso en este momento. – dijo pasando una mano por mi mejilla. – pueda ser que no me olvides nunca y vendrás hasta la puerta de mi casa a pedir más.
Mi cabeza estaba trabajando como un tren. ¿Qué le pasaba a este maldito idiota? ¿Quién se cree? Pero dios. Estaba tan excitada que quería saber si él tenía razón, y ¿cuál fue mi razonamiento? Besarlos para saber si él tenía razón y maldita sea, su boca se apodero de la mía, su lengua invadió mi boca como si fuera suya, sentía como mi cuerpo se calentaba cada vez más y lo más seguro es que estuviera sonrojada hasta los dedos de los pies. El beso se profundizando más y más, nos faltaba oxigeno pero no nos importó y seguimos en la faena, cuando su mano se posó en la curva de mi culo y la apretó acercándome más ah el sentí su erección, solté un gemido fuerte al sentirlo duro y potente pero luego un balde de agua fría cayó sobre mis hombre y me pare en seco apartándolo de un empujo que la verdad no lo aparto en absoluto y cuando lo mire sus ojos estaban oscurecidos por la pasión y por primera vez desde que lo vi, le vi una emoción aparte de la curiosidad.
La palma de mi mano choco con su mejilla y fue ahí cuando me soltó, su separación me hizo trastabillar y dar dos pasos atrás y tomar el equilibrio, su caro volvió a ser impenetrable y me miro con descaro, se limpió el labio con el dedo gordo y eso hizo que me excitara más.
Esto no paso. – dije lo más dura posible, pero su sonrisa se ensancho al verme afectada por el beso.
Tu cuerpo no dice lo mismo señorita Johnson. – sus ojos miraron mis labios y luego mis pechos, que mis pezones apenas se divisaban.
Maldito pervertido. – dije molesta.
No lo soy y este beso fue totalmente consensuado. – dijo con calma como si no fuera pasado nada entre los dos hace un momento.
Sé que me vez por la ventada de tu habitación cuando hago ejercicios. – comento con picardía y eso solo fueron dos veces. Que engreído.
Sin responder nada Salí de allí a tropezones y volví a la fiesta pero antes tenia que entrar al baño. Me mire el reflejo y esta no era yo, mis ojos eran salvajes y llenas de lujuria, mi boca estaba hinchada y roja por el beso, tenía las mejillas levemente rosadas y mi cabello estaba alborotado. Demonios, ¿Qué carajos hice? Fue su culpa, el empezó esto.
Humedeciendo una toalla empecé a dar toquecitos en mi cara y cuello, saque mi labial del bolso y lo retoque, me recompuse y Salí de nuevo a la fiesta donde estaba más animada que antes pero mi mente estaba en ese maldito jardín besando al psicópata, cuando pase por una mesa alguien toco mi codo y cuando me voltee predispuesta a insultar al psicópata vi la cara del chico rubio mirándome con curiosidad.
Hola… - dijo con calma.
Eh… hola. – le devolví el saludo.
Te estuve buscando, ¿quieres bailar?
Si. – dije sin más mientras veía a Riley entrar y observarme con atención.