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Confesiones

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Este libro narra varias historias que pasan en al vida de los protagonistas y de muchos de nosotros que jamás nos atreveríamos a contar ya que van en contra de los códigos morales y sociales, pero que dentro de nosotros hacen mucho ruido.

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Capitulo 1. UN EXTRAÑO EN CASA.
Aún recuerdo aquella noche, cuando mi madre metió a ese extraño a casa, un hombre que pretendía reemplazar a mi padre, pero no, ni de chiste sería como él. Tan horroroso, tan repugnante, me producían vómito sus intentos de entablar alguna conversación conmigo. Me exponía a los regaños de mi madre -¡Tienes que ser amable con el! -decía mientras jalaba mis hombros -No puedo estar sola toda la vida, ¡Papá se fue! Pero ni los intensos gritos que me daba me hacían quererlo ni como un amigo, tan solo mirarlo me hacía un nudo en el estómago. Pero el no se fue ni con todas las groserías de mi parte ni al día de hoy, dos años después que sigue durmiendo en la misma cama que mi madre, no lo entiendo, papá, ¿Por qué tuviste que irte y dejarme con esto? Hoy solo pude acostumbrarme a su presencia, intentó no pensar en lo bueno que es, o lo bien que trata a mi mama y el hecho que mantiene mi escuela y cualquier cosa que yo pueda desear, no quiero pensar en eso para no poder ser amable con el. Últimamente esos pensamientos son más frecuentes, el rostro de papá en la sala ya no se refleja igual, en su lugar aparece el de ese extraño, más sonriente, más amable, incluso más atractivo que el de mi padre. Si, dije mas atractivo porque a mis 17 años empiezo a notar eso en los hombres, ya no como un capricho de niña en la escuela admirando un look y siguiendo los comentarios de las demás niñas, ahora es un gusto propio, un deleite a mis ojos, como cuando observo a Erik el chico de la calle de a lado, cuando lo veo siento una alegría, mirar sus lindos ojos cafés, su cabello n***o, sus brazos que empiezan a verse fuertes. Cuando me acerco a él para saludarlo incluso su aroma es atractivo, me hace perderme por esos momentos, un aroma dulce similar al de mi padrastro. Aquí estoy otra vez hablando de él, por semanas lo he llevado en mi cabeza incluso ahora se me ha salido mencionarlo en las pláticas con Paola, no sé qué decir simplemente está ahí, en mi cabeza, mis palabras y lo que me da terror, en mi corazón. Ayer en la cena no podía dejar de mirarlo, su porte al hablar con mi madre del trabajo, su sonrisa, la forma carismática de contarlo todo, pero mas abajo, su pecho que se descubría por momentos cuando hacía un movimiento brusco, yo deseaba que en ese momento desapareciera esa camisa para continuar observando. Una voz me decía ayúdale a quitar esos botones y descubrir su abdomen, empecé a sentir mucho calor, quería dejar de mirar pero mis ojos me traicionaban, trataba de pensar que era el usurpador de mi padre y todo el odio que le tenía pero mis ojos se deslizaban a sus brazos, fuertes, grandes capaces de sostenerme mucho tiempo seguramente. Imaginaba qué sería estar en ellos, abrigándome -¿En qué piensas hija? –interrumpió mi madre y yo salté muy notoriamente, solo puede responder cualquier cosa relacionada con la escuela no recuerdo que fue. –Todos los problemas tienen solución -dijo él con una voz muy grave. Entonces levanté mi rostro para mirarlo, pero sus ojos ahora me observaban a mí, sentí un escalofrío, quería que me mirara y por mi cabeza pasaron mil preguntas ¿Estaré bien peinada?, ¿La ropa será apropiada?, ¿Necesitaré sonreír? Estas y mas preguntas no tomaron importancia al escuchar nuevamente su voz –Sabes que te apoyamos en cualquier situación, aquí nos tienes -dijo mientras esa gran sonrisa que me paraliza salía de su boca que por muchas noches la soñaba cerca de la mía. Reaccioné y decidí ser grosera nuevamente, grite unas cosas culpándolo y entonces corrí a mi habitación. Cuando cerré la puerta suspire tan fuerte de alivio y solo me acosté para hacer esta situación peor y seguir pensando en lo que miraba durante la cena. Al día siguiente, después de la escuela Paola y yo fuimos de compras a una tienda de ropa cercana, la pasamos bien, reímos, nos burlamos de cosas de la escuela, nos probamos diferente ropa de pronto mire una blusa roja, no era de mis gustos habituales ni tampoco de buen gusto pero era color rojo, el color favorito de mi padrastro, lo se porque lo escuche decirlo un día cuando le compraba ropa a mi madre, eso me hizo prestarle atención, seguro era de su gusto también, dudé por un instante en comprarla y usarla el fin de semana que iríamos a una cena por su trabajo. La descolgué y mirándome al espejo pensaba si a él le gustaría verme así. Mi amiga me interrumpió y justo me decía que ese no era mi estilo, solo le respondí que necesitaba algo así para la cena del sábado. No me resistí y la probé, me atendió una señorita como de 26 años a la cual, sin que Paola me escuchara le pregunté acerca de un estilo elegante para vestirme, ella dijo –Veo que empiezas en la edad de verte coqueta, seguro por algún chico de tu escuela, acompáñame te daré unos consejos. En esos momentos sentí mucha vergüenza y le dije que después regresaría, salí corriendo agarrando a Paola de la mano. Mi curiosidad por ropa y moda no terminó, al llegar a casa busqué en internet y revistas consejos, coquetería y formas de vestirme, todo para intentar verme atractiva para él, ¡Qué horror! ¿En qué estaba pensando? Sin duda observé ropa muy bonita, estilos para resaltar partes sensuales, accesorios, lencería, maquillaje, wow fue un mundo nuevo. Al terminar solo me acosté fascinada por esto hasta que dormí aun con la revista en mis manos. El cansancio y excitación me llevaron a un sueño: estaba en la escuela con ese vestido rojo mientras todos me miraban, estaba yo mas alta y con un peinado de esos de revista, al ínstate llegó Paola y me dijo mira quien te vino a ver, entonces al girar mi cabeza mire a Erik con un traje n***o y con ese mismo peinado que lo caracterizaba. El tomó mis manos y dijo que era hora de irnos, tenía deseos de estar a mi lado y quitarme ese vestido. Yo aun desconcertada lo seguía y deseaba entregarme a él pero una voz muy grave me detuvo -¡Espera, no te vayas!-era mi padrastro quien llegaba a la escuela. Me tomo de la mano y me beso, yo no me resistí pero Erik me jalo y beso también, yo lentamente me despegaba para buscar los brazos de mi padrastro quien ahora ya no tenía camisa y ya no parecía la escuela, era el cuarto de mi madre entonces el me tomo de la cintura y lentamente me impulsaba para caer en la cama. Cuando caí no me detuvo el colchón me detuvieron los brazos de Erik quien tampoco tenía camisa y lentamente ambos me acariciaron mientras sentía un calor y una excitación inexplicables que me hicieron despertar en ese mismo instante para descubrir que había amanecido y mi mano derecha estaba presionando mi v****a, me incorpore y apresure a bañarme. El resto del día fue pesado, los pensamientos recientes y estas nuevas sensaciones en mi no me lo hacían fácil quería descansar pero no quería ir a casa, ahí me sentí peor. Sin quererlo sentía que traicionaba a mi madre y a mi padre con esos pensamientos pero también estaba el odio por mi padrastro e imaginaba arrebatárselo a mi madre para yo hacer lo mismo. Era como un pretexto para mis verdaderos deseos y no sentí culpa. Decidí que estar con Erik sería lo mejor y caminé en dirección de su casa para intentar verlo y lo hice pero no como yo esperaba, él estaba con otra chica besándose en plena calle sin importarles nada, sentí que algo dentro de mí se rompió. El me miro y trato de disimular pero la chica lo volvió a besar y no se resistió, entonces di la media vuelta y camine por un rato, esto había complicado mi día aún más, ¿Cómo pudo hacerme esto? No éramos novios, pero sabíamos que nos gustamos, él debió hablarme. Camine por unos momentos mas y tome la mejor decisión de mi vida, fui a la tienda de ropa, busqué a la señorita que me atendió la última vez y le platique lo que paso, que deseaba un cambio, verme irresistible para los hombres y ser yo la que decidiera besarlos. Ella se sintió identificada conmigo y no pude tener mejor asesora, era una mujer muy guapa, sabía vestirse y noté que todos los hombres que entraban la miraban, quise ser como ella. Me mostró muchos estilos para resaltar lo mejor de mí, me dio clases de maquillaje me recomendó ir a la estética por un corte y un tinte en el cabello, esta idea me dio miedo por mi madre quien no me lo iba permitir pero mi acompañante me dio valor y me hizo ver que estaba en una edad apropiada para hacerlo. Fueron tres días de cambios, pero quedé satisfecha con el resultado. Por fin era sábado y era el momento de ponerme ese vestido rojo para ir a la cena y comprobar si mi padrastro me miraría atractiva. Cuando llegue a casa ambos estaban listos esperándome, él levantó la mirada y fue la reacción que esperaba, me miro perdido fijamente durante varios segundos hasta que mi madre se puso entre ambos para decir -Hija, te ves diferente-se acercó a mí -te ves hermosa eres toda una mujer-no era lo que esperaba de parte de ella, en su lugar esperaba regaños o lamentos pero me hizo sentir bien.Entonces indicó que estábamos listos y que podíamos irnos. Mi padrastro asintió y se acercó a mí para decirme –te ves muy bien, tu madre no miente, serás la más hermosa esta noche- entonces salió de la casa mientras yo lo miré aún muy nerviosa y salí detrás de él. La reunión fue más de lo que esperaba, entendí la emoción e interés de mi madre por ir. El lugar era hermoso, muy amplio con un piso brillante, contaba con un hermoso jardín y una gran fuente iluminada para que el agua tomara un color verde. El salón muy lujoso lleno de cuadros y otros tipos de artes, meseros perfectamente uniformados y una gran cantidad de invitados muy bien vestidos. Nos asignaron nuestra mesa y en el trayecto noté que más de uno me miraba lo cual hizo levantar mi ego y que una sonrisa se asomara de mi boca, me crucé con un espejo en el que me detuve un instante para observarme. Ciertamente lucia muy guapa ese vestido era largo con un corte entre las piernas permitiendo ver arte de ellas al caminar, se ajustaba a mi cintura y en la parte de arriba el escote que ayudaba a levantar y dejar en perfecto ángulo visual mis senos, la cadena que puse en mi cuello era el juego perfecto y la forma en que mi cabello lacio y n***o caía sobe mis hombros dejaba perfectamente visible el centro que era en ese momento mi atractivo mayor. Trataba de caminar rápido, pero los tacones que había elegido no me lo permitían, entonces prefería caminar lentamente a tropezar o parecer un venado corriendo. Llegamos a nuestra mesa y el mesero muy amablemente acomodó mi silla mientras me sentaba, mi abrigo y mi bolsa los puse a un costado en el perchero y aunque la noche era fresca no quería arruinar el cómo me veía poniéndome el abrigo repitiendo la frase de mi maestra “la putería no tiene frío” El espectáculo comenzó alrededor de las 9 p.m, llegó un grupo musical muy famoso y de inmediato se puso un ambiente diferente, muchas personas comenzaron a bailar, incluso mi madre y padrastro quien dentro todos los invitados eran los que mejor lucían en el baile. Perdí mi mirada unos segundos en ellos, pero la sensación que alguien me miraba me hizo recuperar la conciencia. Observé a mi izquierda y pude ver a un joven de aproximadamente 20 años que me miraba y a diferencia de otros que cachaba el no retiro la mirada de mi cuando lo notaba. Seguía mirándome como tratando de sonreír o entablar una conversación y esto hizo levantar mi interés para observar fijamente. Era muy guapo, cabello rubio, alto con un traje gris que le hacía verse muy elegante. Se acercó a mí para invitarme a bailar, dudé un poco y miré a mi madre y padrastro, ellos también me miraron entonces accedí sin pensarlo más y me levanté a bailar con él. No hubo mucha conversación solo dejamos que el momento y la diversión nos llevaran, solo algunas preguntas rompían el silencio en ocasiones. ¿Cómo te llamas?, ¿De dónde eres?, ¿Qué edad tienes? Preguntas muy normales para un par de inexpertos al momento de socializar. Pero mientras bailaba no podía evitar mirar a mi padrastro quien se veía muy atractivo con ese traje n***o, mi madre lo veía encantada con el brillo en sus ojos que desde que recuerdo poseía. Realmente me sentía atraída por él pero conocer personas como Mario, el chico con el que estaba bailando me hacía replantearme la situación y buscar un hombre diferente en el cual pensar. La música se detuvo y todas las parejas regresaban a sus mesas, antes de regresar nosotros también Mario me pido el teléfono resaltando que le había gustado demasiado -Espero me dejes verte nuevamente-dijo mientras soltaba mi mano -nunca me había sentido así con una chica-sin duda palabras que a cualquier mujer hacen sentir especial y conmigo no fue la excepción, le di mi número y acepté verlo nuevamente, me alejé a mi mesa no si antes regalarle una mirada y una sonrisa dándole a notar mi interés por él. El postre fue servido, me senté e intenté recuperar un poco el aire mientras aún veía a Mario sentarse en su lugar, él también me veía, aunque por mucho yo era más discreta. Mi madre y padrastro hablaban de algunas personas, él le indicaba quiénes eran y qué puesto tenían en el trabajo, pero hizo una pausa para preguntarme -¿Cómo la estás pasando? -Ahora me miraba diferente -¿Quién es ese chico con el que bailabas? –tal vez era mi imaginación, pero en su pregunta noté algo de celos mientras me miraba muy penetrantemente como si yo fuera suya –espera está con Luis un gran amigo mío-respondió antes que yo pudiera decir palabra –Mi amor más tarde te lo presentaré es una gran persona. Después de eso mi padrastro cambio de conversación mirando y besando a mi madre y ahora lejos de la imaginación la que sintió grandes celos fui yo, como una niña tonta y encaprichada pedí y logré que nos fuéramos a casa. En el trayecto solo pensaba como mi madre era afortunada de que él la besara tan apasionadamente lo cual me producía envidia. Era tan cariñoso con ella, la abrazaba tan fuerte y durante la fiesta le dio besos tan penetrantes que incluso al verlos se podían antojar. Mi madre no le soltaba la pierna con su mano mientras él conducía y ambos se daban unas miradas tan lujuriosas ¡Qué incómodo era! Al llegar a casa de inmediato les dije buenas noches y corrí a encerrarme a mi cuarto, el error más grave y del que toda la noche me arrepentí. Les había dado tiempo y vía libre para que ellos les dieran continuidad a sus miradas de lujuria. Se encerraron en su habitación y se lograban escuchar risas, besos y susurros. Parecía que sonaban en mi cabeza muy fuerte que ni poniéndome la almohada lograba evitar. El tenía una respiración muy agitada, ella daba unos gritos y sonidos de placer muy agudos, su cama se movía tan deprisa y con un ritmo perfecto. Cada rechinido de la cama era un grito de mi madre que unía palabras pidiendo más y más hasta dar un último grito, el cual fue el peor de todos. Gimió tan fuerte como si de algo se liberara, un grito de alivio mientras le decía -te amo, me encantas-pero él no respondió nada seguía moviendo la cama y ahora era más duro que antes. Podía escuchar más su respiración hasta que también dio un último grito de liberación. Pero cuando creí que todo había terminado empecé a escuchar otra vez los movimientos con frases como –”ahora así”, “quiero sentirlo diferente”, “hazme tuya”- y muchas otras que no vale la pena recordar. Sentía tanta impotencia de no poder ir y tirar la puerta para detener eso que lo único que hice fue imaginar que Mario y yo éramos los que hacíamos esos ruidos mientras tocaba muy lentamente mi v****a hasta quedarme dormida. Tuve sueños muy raros, no me malentiendan no todo es s****l quizá los gritos de la noche distorsionaron mi mente o quizá la culpa me inundaba. Papá regresaba en forma de fantasma y me decía que su mayor tesoro estaba en la casa pero me reclamaba por no cuidarlo. Desorientada corrí por una habitación sin fin donde solo había cuadros de mi madre que me miraban tan penetrantes que tropecé y caí despertado de sobresalto. Hoy en día tengo que vivir con esas sensaciones en mi vida, me gustan los chicos pero no puedo saciarme con ellos. Mi padrastro ocupa esos deseos los cuales no puedo entregarle a ningún otro, Mario, Erik y otros ha estado dentro de mi, me han dado placer en buenas formas, me han regalado experiencias fabulosas y cuando estamos en el acto en verdad lo disfruto. pero en mis noches, en mis momentos de intimidad cada vez me cuesta más mantener esos pensamientos dentro de mí, me cuesta reprimir todo eso y temo que con el tiempo se liberen y lo griten al mundo.

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