Capítulo 2: 6 meses después

1627 Words
Hoy en día tengo que vivir con tediosas sensaciones en mi vida, me gustan los chicos pero no puedo saciarme con ellos. Mi padrastro ocupa esos deseos que no puedo entregarle a ningún otro. Mario, Erik y otros han estado dentro de mi, me han dado placer en buenas formas regalándome experiencias fabulosas y cuando estamos en el acto en verdad lo disfruto. Pero en mis noches, en mis momentos de intimidad cada vez me cuesta más mantener esos pensamientos dentro de mí, me cuesta reprimir todo eso y temo que con el tiempo se liberen y lo griten al mundo. -Hija has estado muy callada estos días -me decía mi madre durante el desayuno -¿Todo bien con tus amigos? -No del todo mamá-respondí sin quitar la vista a mi plato. -Sabes que también soy tu amiga, cuéntame que sucede. -Tema de hombres mamá, es tan complicado y largo... Ella no me quitó la mirada de encima pero lo hacía de una forma tan tierna, pensaba que yo estaba pasando por una experiencia normal como entrar a la secundaria o mi primer logro, no entendía la obscura situación. -Creo que es hora de pasar más tiempo juntas fuera de casa-me dijo muy motivada-después de la escuela tu y yo iremos de compras y a comer. -Si mamá, me vendrá bien distraerme-Le respondí animada aunque no sabía si realmente ir de compras con mi mamá me mortificaría más, últimamente trataba de evadirla por la culpa. Mi día en la escuela fue aburrido como casi todos, me refiero a las clases porque la diversión me la daban mis amigas, Paulina y Karla quienes eran mis confidentes y mis mas grandes alegría. Aunque el papel de mejor amiga era para Paulina, no por que Karla fuera mala sino que el tiempo de conocer a Paulina era mayor. Pero ni con esa confianza ni años de conocerla me había atrevido a contarle mis sensaciones y gusto por mi padrastro. -¿Como te va con Rodrigo?- me preguntaban- ¿Ya son novio formales? -Aun no-respondí seca-el insiste en que lo seamos pero yo no me siento bien para llevarlo a casa y esas cosas. -Deberías darle la oportunidad se ve que te quiere enserio-decían entre burlas-además ni que no te hubieras acostado con el muchas veces ya. Rodrigo era el chico que conocí en aquella cena del trabajo de mi padrastro, el guapo rubio que me invitó a bailar. Me busco como lo prometió y hemos salido muchas veces en este tiempo, aunque de acostarnos no iban tantas veces como decían mis amigas, les encantaba exagerar todo. -No puedes negar que tendrías todo con el, es guapo se preocupa por ti, es cercano al circulo de tu familia y se muere por esa oportunidad contigo. -Debes aprovechar ahorita que no te conoce lo loca que estas -se metía a la platica Karla volviendo a las burlas-saldrá corriendo cuando te conozca mas. Ellas no estaban equivocadas pero no podía contarles mis verdaderos motivos, solo me justificaba diciendo que el anterior Erik me había dejado dañada como para intentar de nuevo. pero si lo pensaba bien tal vez estar formalmente con el era lo que necesitaba para despejar de mi mente esos pensamientos, dejarme enamorar por Rodrigo parecía la mejor opción y con su ayuda y el tiempo se me pasaría lo de mi padrastro. Quise dejar de ser e centro de la conversación entre mis amigas y yo y pregunte dirigiéndome a Paulina -y tu ¿Cómo vas con Samuel? -De maravilla-dijo mientras sus ojos brillaban y se recargaba en la pared-es tan lindo, tierno me cuida, mi familia lo adora, la paso increíble con el -suspiró-¡Es lo mejor que me ha pasado! Me llamaron la atención sus palabras pero no de la forma que esperaría, sentí una combinación de celos y envidia. Por mi mente pasaban pensamientos como, ¿Por que ella tiene alguien así y y yo no? ¿Podre ser así de feliz? Seguro esta exagerando y no es tan perfecta su relación. Pero recapacite pues era mi mejor amiga y no era justo me expresara así de ella, al contario debería sentirme feliz por ella y apoyarla en todo. -Me alegro mucho amiga, espero duren mucho tiempo y te vea así de bien. -Ya, ya chicas cursis-hablaba Karla-si de hombres quieren hablar ninguno como el profe de historia. -Vas empezar con tus amores imposibles-le decía Paulina burlándose ella en esta ocasión. -No es imposible si puedo pasar esa materia y disfrutar un poco, tengo mis encantos. Yo solo me limite a sonreír y ver como conversaban y se burlaban una de la otra. Pero no pude quedarme mas tiempo ya que la hora de ver a mi madre había llegado. Me despedí de mis amigas y me dirigí a la puerta de la escuela para verme con mi madre, estaba un poco nerviosa tenia mucho que no pasábamos tiempo juntas fuera de la casa. Al salir busque estacionado su jetta blanco y después de un par de señas me acerque y me subí. -Hola ma. -Hola preciosa, ¿Cómo e fue hoy? -Bien, solo hubo repaso pare le examen que viene -Que bueno, ¿Dónde quieres ir? -Podemos ir a la plaza y ver ropa ma. -Mi niña siempre tan coqueta, claro que si vamos. Llegamos a la plaza estrella la cual era mi favorita, tenia muchas tiendas de ropa muy grandes, los pasillos bien adornados, una comida, en fin un buen lugar para pasar el rato. De inmediato logre distraerme y note que una sonrisa llegaba a mi boca, jale a mi mama de la mano para ir a las tiendas de ropa. Me probaba, le enseñaba, hablábamos de sus gustos y los míos, mirábamos zapatos, accesorios, ella se animo a comprar una hermosa blusa color amarillo mientras yo no me decidía si unos jeans o una chamarra. Ella me anima a pedir ambos pero yo quería seguir viendo. Tienda en tienda era lo mismo, mi madre también aprecia disfrutar, aunque ella era mucho mas decidida que yo, solo le bastaba mirar un departamento para elegir algo sin probárselo. En cambio yo descolgaba, miraba, regresaba, no me decidía por nada y con mayor tiempo la indecisión era por. Era una tarde hermosa, sin hablar de un tema solo lo disfrutaba con ella en las tiendas. Después de 3 horas nos dio hambre y decidimos ir aun restaurante de hamburguesas para seguir pasando el rato. Y en este lugar empezarían las dificultades, se prestaba para ahora si entablar conversaciones y mientras esperábamos mi madre empezó. -¿Cómo te va con los chicos? ¿Tienes amigos? ¿Novio? -Ese es un tema complicado mamá. -Mi amor pero eres muy pequeña para decir esas cosas -Tomo mis manos- ¿Te gusta alguien? Mi cabeza comenzó a vibrar, la sangre se me congeló y no podía levantar la vista. -Si, hay un chico-tuve que decir-se llama Rodrigo y lo conocí en la cena que nos llevó mi padrastro hace unos meses. -Lo recuerdo, el chico con el que bailabas-hizo una pausa para levantarme el rostro -¿Cual es el problema? ¿No quiere estar contigo? -Si quiere y es muy lindo conmigo, las dudas son mías. Mi madre se puso muy animada por esa respuesta, aparentemente le nació algo de orgullo porque le recordé algo de su pasado. -Eres tan joven y bonita que haces bien en hacerte la difícil-mi miró profundamente-pero si realmente te interesa ese chico no esperes mucho. -No se si sea el indicado para mi-dije pensando en todo lo que sabia que no debía contar. Nisiquiera podría decirle que me acostaba con el sin dudarlo. -Te diré algo cambió el tono de voz-Una mujer sabe cuando el hombre es el indicado, te hace sentir especial, única, hay algo que te hace pensar en el constantemente aunque la razón no se lo explique-solto mis manos para recargarse en el respaldo del taburete-asi pude elegir a Mario, el me libró de la soledad que sentía, me hizo sentir única y especial. Al día de hoy me hace una mujer muy feliz y se que también el lo es, nos ama como su familia. Al escuchar eso me enojé demasiado, celos, remordimientos, recuerdos de papá calentaron mi cabeza, no quería oír más y explote-¿Cómo te atreves a a hablar así de el? Suena que has olvidado a papá y que tu amor es de el, pero entiendelo es un usurpador, papá no te perdonaría, ¡Yo no te perdono!. -Hija tranquila-me decía mientras miraba a las personas que nos veían-esta plática la hemos tenido, además no es mi intención molestarte. Tenemos un buen rato como no habíamos tenido. -Teniamos un buen rato pero lo acabas de arruinar-levante aún más la voz-¡Quiero irme ya! -Susana, aún no traen la cómida, cálmate. ¡No!, ¡Quiero irme ahora! Mi madre se puso nerviosa, yo no quería arruinar el momento pero los impulsos de niña malcriada salieron sin poder reprimirlos. El mesero se acercó, habló con mi madre y de inmediato puso la comida para llevar mientras yo me adelantaba para salir de la plaza. Mi madre salió después de mi pero no logró alcanzarle, solo escuchaba sus suplicas -Susana espérame -Pero yo la ignore y seguí caminando hasta el coche. Cuando me alcanzó ahí, solo sentí que me miraba y no me dijo más. Subimos al auto y terminé mis arrebatos diciendo -No quiero me hables más. Mi madre con gran pesar y dolor que se le notaba en los ojos cumplió mi capricho dejándome de hablar por semanas. Incluso para lo básico buscaba la forma de evadirme y ese sentimiento de culpa había aumentado y me seguiría por varias semanas más.
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