PRÓLOGO
*Hace 3 años*
Gabrielle
Es día de visita en el internado. Mis amigas pasarán el día con sus familias, mi padre solo se aparece cuando hago algo muy grave que los profesores no pueden controlar, y mi madre debe estar en su luna de miel con su tercer u octavo marido, no sé cual, por lo que yo solo observo en la entrada del gran comedor, chicos y chicas que durante todo el maldito año, se la viven de fiesta, alcoholizados, o drogados, o cogiendo con quien les apetezca, hoy se portan como todos unos ángeles. Y es que eso pasa cuando dejas a adolescentes de 14 a 17 años todos juntos, 24/7 durante 48 semanas al año.
—Ey Elle—Llama mi atención Karasian, una amiga con la que normalmente paso el tiempo
—¿Qué hay Kara? —Le digo en modo de saludo
—¿Ya viste al chico que acaba de llegar? —Me dice señalando la puerta parece que busca a alguien—Es un bombón
Y tiene toda la razón es un chico de cabello n***o, algo corto a mi gusto, con ojos grandes, café muy claro, labios gruesos, nariz recta, y una ligera marca en la barbilla, alto, claramente fuerte, tendrá unos 21, máximo 22. Esta tan pulcramente vestido que dan ganas de ensuciarlo solo para ver su reacción.
—¿Crees que sea un maestro nuevo? —Me pregunta, claramente con sus hormonas al cien
—Espero que no—Le contesto—Si de por si no aprendes nada, con el de distracción seguro repetirías año
¡Recibo un ligero golpe en el brazo con un “oyeeee!”, pero yo solo me río. No se tarda 10 minutos, cuando se corre el rumor de que viene a ver a una estudiante, y por supuesto, que el tipo es un arrogante, engreído y grosero, que todas las chicas que se han tratado de acercarse a hablar o a preguntarle algo, las ignora.
—¿A que no te atreves a besarlo? —Me dice Kara y me río fuertemente
—¿Por qué querría besarlo?
—¿Por qué no querrías hacerlo? —La veo enarcando una ceja—Bien, si logras besarlo… te doy mi carro, una semana, y hablaré con mi padre, para que te deje salir todo el fin de semana
—Bien—Le digo, no porque quiera o necesite su carro, que es una maravilla, su padre le regalo un Corvette, pero la idea de poder salir de esta cárcel un fin de semana, suena demasiado tentador.
Me doy la vuelta, y ella se sorprende que no voy hacia el chico. Voy a mi cuarto, me quito los lentes de contacto, me pongo jeans y una playera, para lo que planeo, necesito no tener el uniforme.
Cuando regreso al comedor me acerco a Steve un chico que su padre llegará hasta la noche, y es mecha corta para las travesuras, le tiro la comida encima, me mira sorprendido, y yo le sonrío levantando las cejas
—Guerra de comida—Grita, y todos comienzan a gritar, pero la directora nota que yo lo provoque, y se acerca a mi, cuando una bola de espagueti se queda en su cabello, sé exactamente donde esta el chico arrogante, retrocedo alternando la mirada entre la directora y el chico
—Elle, detente ahí—Me grita desde la distancia. Justo cuando choco con el chico, como es de esperarse, finjo que me tropiezo, el me sostiene agachándose lo suficiente, para levantarme rápido y estamparle un beso, tomo ese punto entre su nuca y mejilla, ambos nos miramos a los ojos, el con sorpresa, hasta que su mirada se vuelve fría y de molestia—ELLE
Grita la directora, me separo de él y salgo corriendo. Dejándolo ahí.