Isaac
En cuanto la mocosa salió de la casa con mi auto, llame a su padre, para pedirle que congele sus cuentas, si quiere que su hija cambie debe de aprender a no tener todo tan fácil. Después investigué un poco sobre Gabrielle Porter, hay pocas cosas, algún articulo de cuando estaba en la primaría sobre sus logros académicos, pero después los artículos desaparecen, cuando ella tenía entre 12 y 13 años. No hay fotos de ella, ni de niña, ni de adolescente, su padre no la menciona para nada, así que me toca estar a ciegas con todo lo que tiene que ver con Gabrielle.
El plan de hacer remolcar el auto va muy bien. He tenido la oportunidad de ver que en verdad tiene una habilidad impresionante con las computadoras.
Ahora de pie frente a ella, muestra su orgullo, su ferocidad, muchas otras solo con una mirada mía son capaces de acatar lo que les pido, pero ella no. Reconozco el coraje que tiene.
—¿Chicos? —Interrumpe Mia, entre dormida y confundida—Son las 6 de la mañana, pueden empezar a pelear mas tarde
—Ve a dormir Mia, Gabrielle y yo saldremos
—Púdrete—Me dice Gabrielle—Me voy a dormir
Se da la vuelta, y se va, la sigo hasta su cuarto
—Ni se te ocurra—Le digo en la puerta de su cuarto—Vas a ir conmigo
—Puedes apostar a que no iré—Me dice con burla, ese es el tono que me molesta de ella.
—En ese caso, atente a las consecuencias—Le digo, y de nuevo su sonrisa burlona
—Que miedo—Se burla y cierra la puerta frente a mi. Aprieto los puños. Le marco a Smith mi hombre de confianza
—¿Señor? —Es extraño que le marque a estas horas
—Necesito que bajes—Le pido, sé que el no es el responsable de mi humor, pero esa niña, no tiene ni 24 horas aquí y ya quiero que se largue.
Smith llega en 2 minutos.
—¿Qué puedo hacer por usted señor?
—Necesito que quites la puerta del cuarto de invitados, y cierres las ventanas con barrotes
—¿Señor? ¿Pondrán otra puerta?
—No, solo quítala.
—Si, señor—Dice y sé que lo hará ahora
—Smith—Llamo antes de que salga—También quítale la del baño y el vestidor
—Si señor
Me pongo a trabajar, en la computadora, a los 20 minutos tengo a una niña entrando furiosa a mi oficina
—¿Qué mierda pasa por tu cabeza? ¿Qué clase de enfermo eres? —La miro realmente enfadada, las otras veces era un gatito a comparación de la fiera que es ahora. Bien un punto para mi—¿Quitar mi puerta?
—Es mi casa—Le digo con calma, sonriendo de medio lado, aprieta sus puños a cada lado de su cuerpo, desde esta posición puedo ver realmente su físico que me hace preguntarme ¿Cómo se ejercita? Al meterla a la regadera tuve que usar bastante fuerza para someterla—Y si no empiezas a seguir las reglas, habrá consecuencias.
—Eres un puto loco—Me grita fuera de si—Tengo cosas que hacer…
—Yo también—Levanto la voz, pegando en la mesa—Pero gracias a una maldita escuincla, que no se sabe comportar ni respetar, no tengo carro
—¿Quieres respeto? Gánatelo
—¿Quieres privilegios? Gánatelos—Si sus ojos fueran pistolas ya estaría muerto, pero esta cría no me asusta en lo mas mínimo, y eso lo debe entender—Pero ¿Sabes que? —Le digo levantándome—Yo no tengo porque sufrir, usaré tu carro, hasta que traigas de vuelta el mío
Y de nuevo la ira sube a su rostro, poniéndose totalmente roja, sus ojos tan claros, ahora podrían estar completamente rojos por el odio que siente por mi, me acerco a ella, me sostiene la mirada valientemente, al quedar a unos centímetros de ella le sonrío de medio lado.
—Así aprenderás—Le digo pasando suavemente en un roce, mi dedo índice, desde la parte alta de su cuello hasta su barbilla—Cariño
Le digo burlándome de su apelativo de la noche anterior. Anoche me tomo por sorpresa, pero esta vez no la dejaré ganar, ni una sola vez, hasta que empiece a comportarse con sensatez, empezaré a tratarla como tal, pero si lo que quiere es guerra, pues eso es lo que tendrá.
Mía ya esta esperándome en la sala, tomo las llaves de los otros carros, y se las doy a Smith, con la instrucción de que ella no puede tocar ningún carro, y no la pueden llevar a ningún lado. Cuando regreso a mi oficina para tomar una botella para mi padre, escucho una conversación
—Stuart—Le dice ella molesta—Me lo debes, anoche me dejaste a medias… bien te veo ahí
Cuelga el teléfono, se gira y me mira con sorpresa, y una sonrisa muy burlona aparece por mi rostro
—Eso explica tu humor—Me burlo—Insatisfecha
Se cruza de brazos y levanta una ceja, mientras tomo la botella para mi padre. Chaquea la boca y los dedos en un ademan como si se le ocurriera una idea
—Debe ser que por eso tu novia es una amargada…—Dice acariciándose la barbilla como pensando, yo me tenso—Debe estar insatisfecha—Cuando pasa justo a mi lado, con una sonrisa burlona pasa su dedo por mi mandíbula, y reconozco que ese gesto eriza mi piel—Nos vemos… Cariño
Se burla de nuevo, sale por la puerta del estudio, toma una maleta que esta en el sillón de la sala, y sale por la puerta principal.
Camino a casa de mis padres, Mía me observa curiosa
—¿Qué? —Le digo después de un momento
—¿Por qué estas tan molesto? —Me pregunta confundida, suspiro con desesperación
—Tu estarías igual si te obligaran a cuidar de una niña que ni si quiera conoces, y que el primer encuentro con ella, te provocó un conflicto en tu relación de tres años—Y la verdad es que en lo que va del día no he pensado mucho en Katerina, ¿Quién podría pensar en algo cuando hay un puto ciclón en tu casa?
—Ya… pues, en mi opinión, si una desconocida provocó conflicto en una relación de tres años, tal vez los cimientos están mal—Comienza a decir mirando al frente—Y segundo, creo que el conflicto lo han generado los dos
—Ella esta en mi casa, debe acatar mis reglas—Le digo molesto, de nuevo al pensar lo que esa niña ha hecho, Mía solo se encoge de hombros.
Llegamos a casa de mis padres, le damos la botella y me llevo la sorpresa de que mi hermano en verdad esta aquí
—Isaac—Me dice abrazándome efusivamente, se lo regreso del mismo modo—¿Cómo estas?
—Bien—Le contesto algo seco
—Si tu expresión esta como siempre, relajada—Se burla, Oskar siempre ha pensado que no se como divertirme, o que hacer para divertirme, pero solo no me gustan las fiestas ni tomar.
—Estoy feliz de verte, hermano—Y lo digo con sinceridad, Oskar es siempre aire fresco, es alegre, encantador, y suele atraer la atención en todos los lugares, lo que me permite, estar tranquilo.
—A mi también, ya extrañaba estar aquí—Me dice. Mis padres nos invitan a pasar al comedor, donde es una típica cena familiar, hay conversación, Oskar acapara la atención con las anécdotas de su viaje. Lo interesante de la conversación empieza cuando mi padre habla directamente hacía mi
—¿Y como te va con la pequeña Porter?
—Si… no creo que el trato valga la pena—Le digo mirándolo fríamente—Esa escuincla es incorregible
—Pero de eso te encargarás tu—Dice mi padre, pero Mia se ríe
—Eso sino se terminan matando Isaac y Gabrielle
—Espera ¿Gabrielle Porter esta viviendo en tu casa? —Pregunta Oskar curioso y divertido
—¿La conoces? —El se ríe, pero asiente—¿Qué es tan divertido?
—Que los imagino conviviendo…
—¿De que hablas? —Le digo entrecerrando los ojos
—Ella es dinamita pura—Se ríe—Y tu actitud es su detonante perfecto
—¿De que carajo hablas? ¿De donde la conoces?
—Estudiamos juntos en el instituto—Me dice y frunzo el ceño confundido—Ella estaba algo adelantada para su edad
—¿Qué?
—Elle, es un puto genio
—OSKAR—Lo riñe mi madre al expresarse así
—Es que no hay otra descripción para ella—Se disculpa—Hermano, siempre consideré que eras el, tipo mas inteligente, pero Gabrielle esta en otro nivel.
Y mentiría al decir que eso no me pico un poco el ego, porque esa maldita escuincla no es mas inteligente que yo, ni mucho menos mas hábil.
—¿Entonces porque apenas esta empezando la universidad? Igual que Mía
—No lo sé hermano, lo único que si sé, es que cuando éramos unos críos ella, era la niña promesa, pero después cambió muchísimo, paso de ser la niña buena, a ser la chica de las fiestas, la chica problema
—¿Ustedes sabían de eso? ¿De que era un maldito problema? —Les pregunto a mis padres
—Sabíamos que la niña era algo… peculiar, pero no que fuera tan desesperante, como dices
—Esto es una tontería, no lo vale—Me levanto y voy a salir de la casa.
—Hijo—Me habla mi padre—Sabes lo que esta en juego
—Lo sé, suspiro—Pero no digo mas, Mia sale, y regresamos a casa. Aun es temprano, Gabrielle no ha regresado, supongo que estar sin auto, es algo complicado, no hay mucho que hacer, y Mia me propone ver una película con ella.
Mientras alista todo voy a la oficina para comunicarme con Smith y saber donde esta.
—Señor—Contesta
—Dime, Smith ¿Qué ha hecho?
—Pues el chico Stuart pasó por ella, y la dejo en un centro comunitario
—¿Haciendo que? —Le pregunto
—No lo sé señor, no pude entrar
—¿Por qué?
—Porque hay que darse de alta
—Smith, pues date de alta
—No puedo señor, hay un limite de edad…
—¿Cuál es ese limite? —Le pregunto
—30—Bien aun puedo entrar, si sospecho que esta haciendo algo indebido en ese centro.
—¿Después?
—El chico la recogió un par de horas después, y la llevo a una iglesia, durante 1 hora estuvo ahí—Eso me sorprende, no parece el tipo de persona que sea religiosa—Y ahora esta en el hospital general. Lleva 15 minutos dentro…
Se queda callado
—¿Qué sucede Smith?
—Ya salió señor—Dice de pronto, escucho que prende el carro—Oh parece que no regresará con el chico Stuart, ¿Quiere que la regrese en el auto?
—No—Le respondo—Síguela a pie
—Si señor.
Esta chica es un maldito misterio. Mientras veo la película con Mia, mi mente repasa los pasos que siguió en el día, cuando a media película, se escucha que abren la puerta y entra ella.
Esta vez, no parece la misma chica, esta… desanimada.
—Hola—Dice con voz cansada
—Elle, ¿Quieres ver una película con nosotros? —Le pregunta Mia
—No, creo que me iré a acostar—Dice, pero algo en su semblante es… diferente, esta pálida, y sus ojos que echan fuego, ahora están completamente apagados. ¿Qué mierda le pasó?
—De acuerdo Elle, descansa—Le dice Mia, yo solo estoy en shock.
—Ah, bambam—Llama mi atención, no pasa desapercibido como me dijo, pero no creo que ahora ella soporte otra pelea mas—Sigue usando mi carro
No me da tiempo a responder, porque se da la vuelta y se va a su recamara.