SRTA SANTIS

TOCADOR

Observo la enorme valla publicitaria ubicada en el times square en la que aparezco junto a la nueva colección de Branwen que fue nombrada FIORSAN, mi propia marca que ya fue registrada para el momento en el que quiera usarla no tenga ningún problema. Mi sonrisa es enorme sin poder describir lo que siento en este momento.

- ¿estas feliz? - escucho la voz de mi padre haciendo que me vuelva a verlo mientras asiento con la cabeza.

- No puedo creerlo - hablo mientras mi madre me abraza por los hombros sin que yo pueda apartar los ojos de la valla.

Los últimos dos meses han sido una locura, entre la escuela, las preparaciones para mi entrada a la universidad y la preparación de la colección de maquillaje de Branwen, por lo que el tiempo paso en un abrir y cerrar de ojos.

Seguí el consejo de mis padres y elegí otra universidad, cuando se lo comenté a Alexander no le gustó mucho la idea. Se molestó, pero no tuve tiempo para encargarme de eso ya que tuve muchísimas de las que ocuparme y desde entonces no hemos hablado desde entonces.

- ¿lista para esta noche? - pregunta mamá haciendo que me vuelva a verla encontrándome con los zafiros que tiene por ojos.

Esta noche será el baile de graduación, en dos días será la graduación y en cuatro días me iré a la universidad de Stanford, no quise irme fuera del país ya que quiero involucrarme desde ahora en la empresa por lo que solo estaré a pocas horas de distancia.

- ¿van a extrañarme? - pregunto mientras ellos me abrazan.

- Solo serán cuatro años - responde mi padre besando mi mejilla - siempre que nos extrañes siempre puedes subirte al avión y venir.

- O nosotros podemos ir a verte - hablan mi madre y yo asiento con la cabeza - vamos, debes prepararte para el baile.

- ¿podemos ir a comer primero? - pregunto a lo que ellos asienten mientras caminamos hasta el auto.

Mientras vamos en el auto observo a mis padres y sonrió, por que más que el dinero fui afortunada al tenerlos. Ya que siempre he sido lo primero para ellos, me han apoyado e impulsado a hacer lo que yo quisiera. Desde que nací nada fue más importante que yo para ellos.

Al llegar al restaurante nos guían hasta nuestra mesa, pero cuando estamos por llegar nos encontramos con dos hombres realmente atractivos y tras ellos tres chicos que superan por mucho la belleza de los que supongo son sus padres. Pero hay uno de ellos que de solo verlo me deja sin aliento.

- Ares, Romeo - saluda mi padre a los hombres estrechando sus manos.

- Alessandro - saluda el hombre de cabello cobrizo y ojos grises - señora Santis, que gusto verla. - mi madre sonríe amable poniéndome a su lado,

Se saludan con cordialidad para luego cada quien seguir su camino hasta la mesa, mis padres y yo nos sentamos pidiendo rápidamente nuestra comida.

- ¿aún no hablas con Alexander? - pregunta mi madre a lo que yo niego con la cabeza.

- ¿Cómo te sientes? - mi padre sujeta mi mano a lo que yo le sonrió.

- Nada ni nadie, ni siquiera él opacara la felicidad que siento en este momento por el lanzamiento de la colección - respondo a lo que ellos asienten con la cabeza.

- Amor - habla mi padre besando mi mano - solo serán cuatro años...

Mientras mi padre habla me siento un poco confundida por lo que está sucediendo con Alexander. Él fue mi primer amor, hemos crecido juntos por lo que nuestro lazo ha sido más fuerte y especial, pero en este momento tengo muchos sentimientos encontrados. Sin embargo, ninguno de estos es dirigido a lo que está sucediendo con Alexander.

- Voy al tocador - me pongo de pie mientras ellos observan la carta de postres - quiero trufas de chocolate blanco.

Camino por el restaurante revisando algunos mensajes en mi celular que había ignorado por que estaba comiendo con mis padres, cuando llego al tocador un exquisito aroma inunda mis fosas nasales haciendo que un escalofrío me recorra el cuerpo antes de chocar con algo fuerte.

- Disculpe - hablo levantando la mirada abriéndolos perpleja al ver el hombre frente a mí.

Es impresionante, paso saliva sin apartar la mirada de sus impresionantes ojos que me observan con arrogancia. Respiro profundamente absorbiendo un poco más del olor que emana. Veo que enarca una ceja mientras alisa su inmaculado traje color azul rey.

- Podrías ser un poco más discreta - habla y su voz hace un cosquilleo se instala en mi piel.

- Imbécil - digo tratando de reponerme de la impresión viéndolo torcer una sonrisa inclinándose hasta que nuestros rostros están tan cerca que nuestros alientos se mezclan mientras nos observamos a los ojos.

- Mi orgullo se enaltece cuando mujeres bellas me observan de la misma forma en la que me observas en este momento - mi respiración abandona mi cuerpo, pero no aparta la mirada de la suya - pero que una niña como tú lo haga es incómodo. - lo empujo alejándolo de mi furiosa con lo que ha dicho.

- Por qué no te vas a la mierda - digo molesta haciendo que frunza el ceño observándome retador, pero ruedo los ojos antes de pasar por su lado empujándolo en el camino dejándolo allí.

Al entrar al tocador trato de calmar mi respiración y cuando lo hago noto que dejé caer mi celular cuando tropecé con ese imbécil. Suspiro lavándome las manos antes de salir y volver a la mesa en la que se encuentran mis padres ya con los postres sobre la mesa.

- Trufas de chocolate blanco - habla mi padre sonriendo mientras pone frente a mí el plato con el postre.

- Hija te tenemos un regalo - veo que mi padre pone una carpeta negra sobre la mesa, carpeta que no tenían cuando llegamos. - queremos que tengas tu propio espacio en Stanford, por lo que te compramos un apartamento.

- Papá... - hablo observándolo - ya habíamos hablado de esto.

- Eres Fiorella Santis West - habla mi padre habiéndome sonreír negando con la cabeza - eres la heredera de nuestro imperio y cuando llegue el momento estarás a cargo del conglomerado, por lo que no necesitas estar en una residencia.

- Mira - habla mi madre cambiando el tema de repente observando la mesa de enfrente - los herederos del conglomerado Destiny...