Mark escogió a **"Estrella"**, una yegua blanca dócil, y la ayudó a subir con manos firmes pero suaves. Lucía contuvo el aliento cuando él se acomodó detrás de ella, rodeándola con sus brazos para tomar las riendas. "¿Nunca has montado?" Lucía negó, pasándose una mano por el pelo despeinado. "En mi familia éramos más de bibliotecas que de establos." Mark miró a Estrella, luego al sendero que serpenteaba entre los árboles. "Es más fácil de lo que parece. Si quieres probar." El sol dorado de la tarde envolvía Hato Hatillo en una luz cálida, como si el tiempo se hubiera detenido. **Lucía** seguía a **Mark** hacia los establos, donde **Estrella**, la yegua blanca, los esperaba con sus grandes ojos oscuros y su pelaje brillante bajo el último resplandor del día. —*No tienes que hacer est

