Ares me hizo entrar a un sedán n***o que tenía el nombre de GOTMAN escrito discretamente en el costado. Así que me senté entre él y Roberto, su padre, mientras Patrick estaba en el asiento delantero junto al conductor. En el transcurso de regreso al hotel, me encogí entre los dos hombres más opresivos que había conocido en mi vida. Y no hablo de las actitudes o palabras que me dirigieron, porque, de hecho, Roberto era sorprendentemente atento. Aún así, al igual que su hijo, tenía una postura que hacía que cualquiera se sintiera un poco pequeña. Por eso, fui incapaz de pronunciar cualquier cosa hasta que llegamos a nuestro destino. La forma en que las voces serias de padre e hijo hablaron sobre los resultados de los informes de una sucursal en España me hizo darme cuenta de que nada de lo

