Volver a Vivir

Capítulo 8

Hice mi mayor esfuerzo en concentrarme después del encuentro con Charles. Estaba más que impactada. Charles Guerra, el dueño del imperio Guerra. Dios. Una razón más para creer que esto no iba a llevar a nada, no solo porque es más joven si no porque no podía pretender que un joven prominente de las familias más adineradas se fijara en una mujer cuarentona, con hijos, divorciada, pobre y pues insegura.

Trate de ser lo más profesional que pude, terminé mi trabajo de las fotos del día, esta semana serian 4 días más y debía hacer mi mayor esfuerzo por Andrés, por María mi hermana. Mierda. Mi hermana, no he hablado con ella hoy, es más, en varios días no he sabido de ella. La llamaré.

-        Hola Tony, hermanita ¿cómo estás? Me saludó.

-        Bien, bien ¿y tú? - Con mi voz un poco apagada le devolví el saludo.

-        Bien también. ¿Qué tienes? - Me preguntó

-        Nada ¿por qué dices eso?- respondí

-        Te siento rara. Me dijo algo preocupada.

-        En realidad María, debo decirte algo, no es malo no te asustes, pero es algo que he estado haciendo, que no hace parte de mi comportamiento y realmente, me siento abrumada. Y a estas alturas del partido, necesito contárselo a alguien de mi confianza, aun sabiendo que me pueden juzgar por eso.- terminé de decir soltando un suspiro.

-        Cariño, yo no podría juzgarte jamás. Eres mi todo, la persona que más me ha apoyado, la única que sabe mi secreto, la única que nunca me juzgaría. Te amo más que a nada, me has dado lo más lindo que tengo, que es Alex, por favor jamás pienses que yo voy a alejarme o a pensar cosas malas de ti, yo lo único que haría por ti seria apoyarte y aconsejarte, nada más.

-        Gracias hermanita- solloce un poco.

-        Hey, nooo, no debes hacer eso. Voy saliendo para allá.- me dijo con voz alarmada.

-        No, no María, no es necesario. Solo que tengo muchas cosas en el pecho, pero puede esperar. No es grave.- terminé diciendo.

-        ¿Está segura Antonia? porque no parece que no fuera nada- respondió vacilante.

-        Sí, estoy bien. Solo que debemos hablar, pero estoy ocupada estos días. Tal vez el fin de semana pueda ir contigo un rato a algún lado ¿te parece?- le respondí.

-        Está bien. Pero prométeme que estarás bien y que me llamaras más tarde. Promételo.

-        Te lo prometo. Te quiero. Adiós. – me despedí

-        También te quiero. Adiós.

Y así termine de hablar con María y acabé mi descanso. Seguí con mi trabajo hasta terminar la jornada. Después de cruzar algunas palabras con Andrés con respecto a los días venideros y el trabajo. Salí hacia mi automóvil, solo para encontrarme con Charles. Dios. Mi corazón se detuvo. Caminó hacia a mí y me besó, se sentía bien. Hacia muchos días que no me besaba y se sentía más que bien.

- ¿Por qué estás aquí?- le pregunté, no me respondió enseguida, me sonrió y me volvió a besar hasta que lo hizo

– Estoy aquí por ti- me dijo. Mi corazón dio un vuelco. Estaba aquí por mí, por mí. Seguro el sentía algo, tal vez podría llegar a ser alguien especial para él después de todo. No me podía adelantar a los acontecimientos, pero debía llegar al fondo de todo.

-        ¿En serio?- le pregunté

-        Si, necesito hablar contigo. Y no sé dónde vives o tu número de teléfono. Necesitamos arreglar algunas cosas. Ven te llevare. – me dijo, sin dejar espacios para protestas.

-        Yo tengo mi carro – alcance a decirle y parar un poco porque llevaba mi mano tomada y dirigía el camino. Miró mi carro, luego me miró como pensando cómo resolverlo.

-        Está bien. Llévame en tu carro a tu casa y mi chofer nos seguirá.

Sonreí. Hasta que me di cuenta que lo debía llevar a mi casa, en un barrio de clase media baja y a un apartamento que parecía una caja de fosforo. Estaba en problemas, o eso creía yo.

-        Charles, yo creo que es mejor que hablemos en otro lugar.

-        No. Quiero ir a tu casa y punto. – respondió.

Bueno, medité un poco. No es que me vaya a casar con el de todos modos, y pues él debe eventualmente conocer de dónde vengo y quien soy en realidad. Debe saberlo por si algún día quisiera estar conmigo de verdad. ¿Qué estoy diciendo?, estoy dando por sentado que voy a tener un futuro con él, sin saber en realidad de que quiere hablar.

-        Está bien. Vamos. Le dije, él sonrió. Me besó y subimos al auto.

El camino lo sentí corto, pero agradable. Le conté a Charles sobre mi día y el trabajo con las fotos, y lo que pensaba hacer. Él también me contó lo que ha hecho estos días, se descargó un poco de algunas cosas frustrantes. Yo sentí que él se sentía cómodo conmigo. Estaba dichosa.

Llegamos a mi casa.

-        No soy rica Charles, mi casa es humilde y me siento bien en ella. La compré después del divorcio. Me alcanzó para esto, y es lo que tengo. – le dije cuando nos bajamos del carro, lo mire y luego aparté la mirada para dirigirla al auto lujoso que se aparcaba detrás del mío.

-        Hey, yo no vine aquí a mirar las condiciones de tu casa, ni lanzar sermones de porque eres rica o pobre. No es la razón por la que estoy aquí. Me abrazó.

-        Está bien, entremos. – dije.

Subimos los escalones y las luces estaban encendidas. Alguien estaba dentro. No se veía signos de chapas forzadas, eso quería decir que usaron las llaves de repuesto y que solo dos personas la tenían, mi hijo y…

-        Hola hermanita, te preparé la cena, pastas en salsa Alfredo con pechuga de pollo, tus favor…- María dijo pero se quedó callada cuando vio a Charles. Lo miró de arriba abajo y tenía una cara indescifrable, de seguro estaba tratando de entender que hacía con un hombre como él.

-        Hola María- logre decir- Charles te presento a mi hermana María, María es el Charles.

Se dieron la mano. Mi hermana callada. Dios. Charles fue el primero en pronunciar palabras.

-        Mucho gusto María, soy Charles Guerra. Creo que te conozco del bufete de abogados. María Solís ¿correcto?

-        Si. Mucho gusto señor. – respondió mi hermana.

-        Por favor dime Charles, no estamos en una reunión de trabajo- Charles le sonrió. María sonrió. Respiré. Pero no me dejaba de preocupar que la intrépida María estaba en la misma habitación que el hombre que me follaba. Mierda.

-        Está bien, Charles, creo que ya yo iba de salida- dijo mirándome, yo no dije nada, necesitaba en realidad que se fuera.

-        Espera- dijo Charles – creo que escuche que preparaste la cena para Antonia. Yo puedo venir mañana, y hablar con ella.

-        No- dije casi gritando, María y Charles me voltearon a ver – quiero decir, María puede volver mañana. – terminé de decir.

Diablos, quería que María se fuera para hablar con Charles y saber al fin porque había venido a verme. María me sonrió.

-        Está bien Charles, yo regreso mañana y hablo con Antonia. Es mejor así- dijo buscando sus cosas.

-        María puedes acompañarme a la puerta – dijo y lo sabía, quería que la tranquilizara.

La acompañe a la puerta mientras le decía a Charles que se pusiera cómodo. Estábamos en la terraza.

-        ¿Porque el dueño de la empresa para la que estas actualmente trabajando está aquí? – preguntó con los ojos entrecerrados.

-        Es una larga historia María, que ciertamente te contaré mañana pero ahora necesito hablar con él.

-        Bien- dijo- pero lo quiero todo, todo. Me lo vas a contar todo sin esconder nada. Sonriendo pícaramente me abrazó.

-        Está bien hermanita. Le respondí.

-        Ahora, necesito ir a dormir, pero antes para poder hacerlo necesito saber algo ¿se están follando?- Finalmente preguntó.

-        Si – respondí.

-        Lo sabía y me encanta. Aprovecha esta noche y dale de comer, come tú y hazlo otra vez, me refiero a probar a ese bombón. Mañana hablaremos y lo resolveremos. Diviértete hoy- dijo bajando los escalones y alejándose feliz.

Bueno. Ahora sí, entraré y debo prepararme para cualquier cosa con Charles, sea bueno o malo, me beneficie o no, debo afrontarlo. Entré a la casa. 

Nota: Gracias a todos por leer la historia. Sígueme en i********: @juliannemartz y f*******: como Julianne Martz.