Capítulo 7

1354 Words
POV Charles Salía de una reunión de negocios junto a mi prima Susana, en el centro de la ciudad con unos proveedores, decidimos ir en mi carro con el chofer, ella parloteaba sin parar por teléfono y en realidad estaba algo irritado, entre otras cosas no supe nada de Antonia en muchos días, tal como debía suceder, sin embargo, no podía negar que estaba enganchado con ella. He tratado de mantenerme firme en mi puesto, porque en realidad, sería fácil para mí encontrarla, así tuviera que gastar miles de dólares. -        “Hey, estas muy perdido en otro mundo”- me sacó la voz de Susana de mis pensamientos, mientras la veía agitar la mano en frente de mi cara para obtener mi atención. -        “Dime querida” mire su cara preciosa, un poco llevada por la edad pero hermosa, la adoraba. Era como mi hermana mayor. -        “debo pasar por el lugar donde están realizando el montaje para la campaña publicitaria de una de las empresas del conglomerado a firmar unos documentos y aprovechar cómo va el asunto” Arrugue inmediatamente mi cara, odio estar en esos sitios, demasiada gente agitada y poco espacio, pero no está mal que también mire cómo van las cosas, de todas maneras me pertenece y debo ver de primera mano que todo salga según lo planeado. -        “está bien, vamos” le respondí, mirando por la ventana mientras ella le indicaba al chofer la dirección del lugar. Llegamos a un sede de almacenes que se utilizaban como bodegas, pero que la adecuaron para tomar las fotos de los modelos de muebles de la última colección, cuando entramos pude evidenciar que el montaje fue impecable tal como lo decía la propuesta, estaba atestado de personas trabajando para que salieran bien. Mi prima tenía una mirada de suficiencia como si supiera que las cosas estaban saliendo como ella imaginaba. Camine a su lado, saludamos al supervisor y varias personas del departamento de mi prima que estaban en el lugar, además, del dueño de la empresa de publicidad, Andrés, un tipo de unos cincuenta y tantos años, el cual respondía con mucha mesura las preguntas de mi prima, se notaba lo que estaba haciendo. Nos dirigíamos a ver, el espacio donde estaban tomando las fotografías para conocer al fotógrafo y que tal, no era otra que la misma Antonia. Maldita Antonia, en todos los lugares menos esperados me golpeaba con su presencia, ya estaba creyendo que el destino quería unirme a ella. Dios, no pude evitarlo, mi cara de ponqué, cuando vi que ella abrió mucho los ojos, de repente recuperó la compostura en segundos, sus mejillas eran rojas, era tan linda. No podía verse más perfecta, con su pantalones color tierra, una camiseta blanca y tenis, su cabello por todos lados, adorable. -        “Antonia, te presento a los dueños y directivos de la empresa que nos contrató para este proyecto” le dijo Andrés. Rápidamente mi prima estrechó su mano y se dirigió a ella – “Un gusto, Susana Guerra, Jefe de Mercadeo y Publicidad”. Antonia le sonrió y le se presentó. Cuando estreche mi mano, la mire a los ojos y me presenté - “mucho gusto, Charles Guerra, Director general” su rostro no era otro que de sorpresa, pero logró decirme “el gusto es mío señor”. No solté su mano de inmediato, pero salí de mi burbuja cuando alguien se acomodó la garganta, no era otra que Susana – “bueno, están haciendo un excelente trabajo, espero que obtengamos buenos resultados, es hora de retirarnos” ha dicho mi prima. No sabía qué hacer para poder hablar con Antonia y pedirle que hablara conmigo, necesitaba saber de ella, la necesitaba. Lo único que se me ocurrió fue preguntarle a Andrés hasta que hora iban a trabajar, y ahí lo tenía. Llevaría a Susana a la empresa y me regresaría a esperar que saliera y poder hablar con ella a solas. En el auto, Susana mirándome con su mirada acusadora, me preguntó - ¿Quién es ella? -        No sé, la acabo de conocer- le respondí. Con los ojos entrecerrados, me expresó – Si como no, porque yo nací ayer- riéndose, me reí. No había como no decirle, ella me conocía y jamás he podido mentirle y no había poder humano que la aplacara y tratara de que no pasara lo que a continuación venia. Es como cuando me comprometí con Natalia, su negación fue inminente, ella es una defensora del amor y ella sabía que no la amaba, me dijo que no todo es el estatus y los negocios y que ella no era la indicada. Pero aun así me comprometí. -        Jamás te había visto ver a una mujer así- soltó Susana. Y ahí estaba mi espejo humano, en el que me podía ver. Era inevitable, pero aun así le respondí – no me ves con muchas mujeres la verdad. -        Eso crees- me dijo – te conozco, de hecho ayude a criarte y me alegro que hayas encontrado a alguien que pueda ayudarte a sacar los sentimientos más bellos que puedas sentir. -        Estas loca Susana, no la conozco, como podría si quiera enamorarme – le respondí irritado, la verdad no lo había pensado y como se puede uno enamorar de alguien que apenas uno conoce. -        No sé, eso solo pasa y ya. Yo me enamoré de mi esposo apenas lo vi. No me importó que yo tuviera una relación de años, tú sabes la historia, la viviste conmigo. -        Ciertamente- le dije. -        El hecho Charles es que no te cohíbas al amor, a veces uno en este mundo no sabe hasta qué día va a vivir, y es mejor aprovechar cada momento de felicidad y si no resulta, que le queda a uno si no volver a vivir, volver a intentar pero no dejes de buscar nunca tu camino, tu bienestar, tu amor, tu felicidad- finalmente terminó de decir, eso fue tan profundo. -        Gracias Susana, la conocí hace unas semanas, solo nos vimos dos veces, ella es divorciada y tiene un hijo de 20 años, es mayor y solo sé que es una luchadora. Le respondí y finalmente dije la verdad a alguien y exponiendo los prejuicios a cerca de Antonia y lo que me mantenía alejado de ella. -        ¿y qué? – fue lo que Susana expresó con una cara de confusión como invitándome a hacer lo que quería hacer. -        No es conveniente Susana, no lo ves- le respondí -        No es conveniente para quien, perdóname Charles pero no le veo el problema, si te gusta y tú le gustas porque no intentar algo, es linda y no siempre se encuentra la felicidad en lo tradicional. Mírame, toda una ejecutiva y mi esposo es un pintor hippie. Sonrió y se le veía que después de tantos años no lo ha dejado de amar, a pesar de todo lo que tuvo que pasar, mis tíos son excelentes personas pero creían que eso no iba a perdurar y él se iba a aprovechar de la niña rica pero no fue así, ese bastardo es el mejor esposo y padre que conozco. -        Tienes razón Susana, voy a pensarlo. Le dije Y con eso llegamos a la empresa. Firmé algunos documentos, cancelé algunas reuniones y me dirigí en mi auto de regreso a donde se encontraba Antonia. Estaba afuera del taller cuando la vi, buscando me imagino que las llaves de su auto debido a que se dirigía a uno, estaba perdida en su búsqueda cuando le dije – se te perdió algo. Ella me miró sorprendida, mientras caminaba hacia ella y cerraba el espacio entre nosotros intentó decir algo pero la silencié con un beso apasionado, me correspondió y amaba la sensación de su boca contra la mía.  Cuando nos separamos por aire, su rostro estaba enrojecido me miró y me preguntó - ¿Por qué estás aquí? Le sonreí y la volví a besar y le respondí – Estoy aquí por ti. Facebook: Julianne Martz Intagram: @Juliannemartz
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