Rebecca sintió que el cielo la había escuchado cuando a su casa llegó un sobre del abogado de su esposo. Era un acuerdo de divorcio. El hombre había aceptado divorciarse por lo que pedía llegar a un acuerdo rápido. Esto aceleraría las cosas y le permitiría a la chica ser libre en poco tiempo. Estaba feliz por eso. Rebecca no dudó en revisar todos los documentos que contenía el sobre, estaba dispuesta a firmar lo que fuese con tal de que pudiese dejar atrás esa situación lo más pronto posible, pero su alegría desapareció casi al instante cuando una fotografía apareció entre aquellos papeles.
– ¿Qué es esto? –se preguntó tomando la foto. La observó con detalle intentando que su cerebro interpretara de la mejor manera esa imagen.
Luciano Lombardo era el protagonista de esa fotografía. El problema era que Rebecca había conocido al joven por otro nombre, él se había presentado cuando se conocieron en el bar de su amiga como Ángelo Di Rossi y así era como Marisa también pensaba que se llamaba, por lo que en ningún momento lo relacionó con su misterioso esposo. Jamás se le pasó por la mente de que podría existir una conexión entre ellos ¿Cómo saberlo?
No debería haber ningún tipo de vínculo entre ambos hombres y sin embargo, ahí estaba. Ángelo Di Rossi y Luciano Lombardo eran la misma persona. Rebecca suspiró con frustración. La joven intentaba encontrar una explicación a la situación. Entendía por qué Luciano se había presentado como Ángelo cuando se conocieron, después de todo, ella también le había dado un nombre falso al chico la primera vez que se encontraron. Aquel momento en que ella lo salvó de la mafia enemiga había sido todo un caos. Ella le había dicho que se llamaba Ana cuando no era así, por lo que tampoco podía molestarse con él por mentir sobre su nombre, pero eso la hacía también dudar de todo lo que le había dicho hasta ahora y más sobre todo sabiendo que había resultado ser el esposo de su matrimonio arreglado que nunca había visto.
Todo era muy extraño y no lograba entender la situación. Sabía muy bien que había conocido a Ángelo por casualidades de la vida. Por eso nunca imaginó que estuviese relacionado con Luciano, pero tras todo lo que había vivido con su futuro ex marido, ahora se preguntaba si toda la situación había sido algo planeado. Si Luciano la estaba engañando a propósito. Quería pensar que tan solo era una cruel coincidencia del destino, pero todo era tan extraño y confuso que hacía dudar a la chica por completo. Rebecca no era una joven de quedarse con los brazos cruzados, por lo que en vez de simplemente seguir carcomiéndose el cerebro intentando encontrar una respuesta, decidió llamar directamente al abogado de Luciano para aclarar la situación.
– ¿En qué puedo ayudarla señorita Stellar? –quiso saber el abogado desde la otra línea.
– Quisiera hacerle un par de preguntas sobre los documentos de divorcio –comenzó a explicar la chica.
– Muy bien. Dígame, ¿Qué necesita saber?
– Quiero saber si al señor Luciano se le han facilitado mis fotos en algún momento –interrogó la joven de manera nerviosa. Le asustaba un poco la respuesta que le iba a dar.
– El señor Lombardo se encargó de investigar a su persona al igual que a su familia desde antes de contraer nupcias. El señor necesitaba conocer toda la información sobre usted antes de aceptar esta unión, por lo que él se encuentra al tanto de todo lo que a usted respecta.
Esa respuesta destruyó por completo todas las ilusiones que Rebecca tenía. No había sido tan solo una coincidencia que Ángelo y Luciano hayan resultado ser la misma persona, pero no entendía cuáles eran realmente las verdaderas intenciones del hombre al mentirle, mucho menos comprendía cómo podía jugar con ella de esa manera. ¿Por qué estaba buscando conquistarla como Ángelo? ¿Por qué se comportaba como un príncipe con ella cuando había sido un idiota cómo esposo?
Ni siquiera se había aparecido ante ella durante los tres años de matrimonio que habían tenido. Era claro que Luciano había orquestado todo. Tenía un plan armado detrás de toda la situación. Él conocía muy bien su identidad, era ella quien nunca antes lo había visto o sabía realmente quien era, pero él si lo sabía todo sobre ella, por lo que la situación no podía ser un simple azar del destino. Ángelo o Luciano, como sea que realmente se llamara, estaba planificando algo en su contra, por lo que debía ser cuidadosa con cada paso que daba.
Ahora que ella sabía la verdad, debía irse a paso lento con ese hombre, necesitaba descubrir que estaba planeando realmente. Quizás, si estaba relacionado con la mafia como había visto la primera vez que se cruzaron, todo este desastre posiblemente tuviese que ver con sus padres. El misterio de su fallecimiento se hacía cada vez más grande, pero al mismo tiempo, tenía cada día más razones para intentar descubrir qué había ocurrido realmente.
Del otro lado de la ciudad, Velan ingresaba en la habitación de Luciano mientras este se cambiaba. Los rayos del sol apenas comenzaban a asomarse por la ventana en aquel momento. La mujer no había cruzado palabra alguna con su jefe-amante en más de una semana. Mientras él se encontraba de vacaciones, ella era la encargada de controlar que todo marchara según los planes de Luciano, por lo que ahora debía presentar los detalles de los acontecimientos ocurridos durante la ausencia del joven.
– Los pájaros rojos han sido eliminados señor –explicó la chica a Luciano durante el informe que hacía para él.
Esas palabras era la manera en que la mujer le comunicaba que su orden de matar a todos los hombres que poseían la matricula del auto de Rebecca se había ejecutado con éxito. Luciano quería asegurarse que nadie conociera la identidad de la chica. Rebecca lo había salvado sin saber lo peligroso que eso significaba. La mafia iba a querer vengarse de ella y él no podía permitirlo. Por eso había mantenido a sus hombres al cuidado de Rebecca sin que esta lo supiese, pero ahora que todos los que conocían algo de ella habían desaparecido, podía estar en calma y mandar a retirar a su personal de los alrededores de la residencia de su enamorada, aunque continuaría al pendiente de su seguridad.