"Saldré yo mismo esta noche", dijo rápidamente.
"Las carreteras están cerradas y la única forma de entrar y salir de aquí es en helicóptero", dijo.
"Entonces el tipo que se estrelló debe estar borracho", dijo Alecks con tono especulativo.
—Su padre lo es, pero fue solo un accidente tonto, probablemente solo está agradecido de que Kaeden no muriera —admitió, tratando de aferrarse a su ira, pero fracasando.
—¿Kaeden quién? —preguntó Alecks, tratando de recordar el nombre.
"Kaeden McConnell, como en McConnell Mining", Maggie completó todos los espacios en blanco.
"¡Joder!", exclamó Alecks silbando una palabrota al teléfono. "¡Pues los demandamos hasta dejarlos en la ruina!".
—Alecks —dijo con timidez—. No quiero que nadie sepa que estuvo aquí conmigo —dijo en voz baja—. No quiero formar parte de ese circo mediático que lo rodea. No quiero que me comparen con... bueno, simplemente no quiero que la gente lo sepa —dijo. La verdad era que no quería que la compararan con las mujeres guapas con las que él salía. No es que hubieran salido, pero simplemente no quería que la asociaran con él ni con ese tipo de vida de ninguna manera.
—Estoy seguro de que llegarán a un acuerdo extrajudicial para evitar problemas. Ese tipo siempre está metido en líos, seguro que están acostumbrados, por eso actuaron tan rápido para arreglarlo todo —la tranquilizó Alecks—. Sobre todo si dejas que mamá negocie —añadió, y Maggie supo que sonreía.
—¡Ay, Dios mío! ¿Tenemos que decírselo? —gimió Maggie.
¿Me estás tomando el pelo? Esta vez la necesitas de tu lado. Seguro que conoce a esta gente y a sus amigos. Créeme, si quieres salvar tu pequeña granja de flores, la necesitas involucrada —le sermoneó—. Mira, la Oficina de Meteorología dice que el tiempo está mejorando, así que mañana se podrá transitar por las carreteras, sin duda. Pondré a mamá al día y mañana vendremos a inspeccionar los daños, pero espero que hayas sacado fotos antes de que hicieran las reparaciones, fueran temporales o no.
—Sí —dijo con vacilación. Se había enfadado muchísimo cuando llegó el equipo y, sin siquiera llamar a su puerta para presentarse antes de empezar a trabajar en su propiedad, les sacó fotos con el móvil, tanto a ellos como a los helicópteros en los que habían llegado. Ahora estaba más tranquila, después de haberle contado toda la historia a Alecks y preocupada por lo que su madrastra, la madre de él, pudiera hacer con la información. Quizá ya no los quisiera ni les cayera muy bien, pero eran la única familia que tenía.
—Tengo que irme, Mags. Esta semana se ha desatado el caos aquí. Mamá y yo vendremos mañana por la tarde, ¿de acuerdo? Aguanta hasta entonces y no aceptes ninguna oferta que te hagan —dijo Alecks distraídamente, y Maggie pudo oír el bullicio de su ajetreado lugar de trabajo de fondo antes de que colgara.
—Dios mío —susurró Maggie—. Esto va a ser un circo, y en vez de ser el circo de Kaeden, era el suyo, y Alecks y Elena eran sus monos —se cubrió la cara con las manos y, no por primera vez ese día, lloró.
*****
Kaeden se incorporó en la cama del hospital y miró fijamente su teléfono, intentando descifrar el mensaje entre sus pensamientos confusos. Aparte de un fuerte dolor de cabeza, se sentía bien, pero lo habían mantenido en observación, a pesar de sus objeciones. Incluso después de leer el mensaje por tercera vez, no lo entendía, así que llamó al número y sonrió al oír la voz de su ángel de la guarda al otro lado de la línea.
—Hola, ángel —sonrió a su teléfono.
—Kaeden, ¿por qué no estás en el hospital durmiendo a estas horas de la noche? —preguntó, preocupada porque no hubiera buscado ayuda médica después de salir de su casa.
"Me despertó el teléfono; necesito un tono de llamada de nana como el tuyo", dijo entre risas. "Recibí un mensaje extraño que creo que se disculpa por algo que está a punto de suceder o que podría suceder en el futuro, y me confunde aún más que cómo un piloto experto como yo logró estrellar mi avión".
—Quizás deberías reconsiderar esa etiqueta de experto —bromeó, recordando el azul de sus ojos y la forma en que se le arrugaban las comisuras cuando sonreía.
—No, la culpa del accidente es completamente tuya. Saliste corriendo bajo la lluvia agitando la linterna mientras yo intentaba aterrizar —acusó, aún riendo entre dientes—. Mi reputación está intacta, gracias.
"¡Estaba intentando que te fueras! ¡Estaba intentando salvarte, gran..." titubeó buscando la palabra adecuada, "¡Gran destructor de aviones!", dijo indignada, haciéndolo reír a carcajadas.
—Sí me salvaste, Maggie —dijo con voz más grave y seria tras un instante—. Los médicos dijeron que hiciste todo lo posible por cuidarme, incluso torturándome al mantenerme despierto con esa linterna y todas esas preguntas.
"En realidad no hice mucho, solo estuviste aquí una o dos horas", dijo lamentando sus bromas anteriores.
—Entonces, dígame qué significa exactamente este mensaje y qué debo esperar —preguntó—. Tengo la piel bastante curtida últimamente y un equipo de abogados listo para demandar a cualquier medio de comunicación que los involucre en cualquier escándalo relacionado con lo sucedido.
"Mi pesadilla está a punto de estallar, y será terrible. Lo siento, pero cuando me di cuenta de que Elena se enteraría y probablemente iría tras ti, tu familia y el dinero que tienes a tu disposición, ya era demasiado tarde para ocultarle a mi hermano lo sucedido. Es decir, probablemente se habría enterado de todas formas, ya que es mi agente de seguros, pero estaba tan furiosa con esos tipos que enviaste a causar aún más daño que la situación se descontroló. Ahora mi pesadilla lo sabe y se pondrá en contacto contigo y tus abogados." Exhaló profundamente tras expresar todas las palabras que resumían sus preocupaciones.
—Vale, vamos a ir un poco más despacio —dijo Kaeden frunciendo el ceño al teléfono—. El monstruo de la madrastra —hizo una pausa—, Elena, ¿verdad?
—De acuerdo —convino ella.
"¿Se enteró de que choqué contra tu propiedad y vendrá a verme para exigirme que pague por los daños que causé?", preguntó.
—De acuerdo —volvió a asentir.
—Ya te dije que pagaría los daños, Maggie. No tienes que preocuparte por eso —dijo con calma—. Fue mi culpa, debería ser yo quien se disculpe.
—No lo entiendes —dijo Maggie, negando con la cabeza, aunque él no pudiera verla—. La madrastra es Elena Dorian. —Hizo una pausa para ver si reconocía el nombre, y al no obtener respuesta, continuó—. Es verdaderamente horrible. Persigue a gente importante constantemente, alimentando a los medios con rumores y mentiras, así que los juicios se vuelven muy mediáticos incluso antes de llegar a los tribunales si la gente no cede a sus exigencias de acuerdo.
—Así que piensas demandarme —dijo sin rencor—. A pesar de que dije que pagaría cualquier daño.
—¡No! —negó ella la acusación—. Solo quiero que mi seguro lo cubra, así que llamé a mi agente, que resulta ser mi hermanastro, el hijo de Elena, Alecks.
—Tu compañía de seguros querrá recuperar el costo, no hay problema, no me opondría —dijo con naturalidad—. Elena no tiene por qué ofrecerme un acuerdo extrajudicial a menos que decidas presentar cargos.
—No es tan fácil. No sabes cómo es Elena. No lo entiendes —dijo Maggie con tristeza. Elena ni siquiera le había preguntado cómo estaba cuando la llamó antes. Solo le había exigido que le enviara fotos de los daños.
—Mira, la gente intenta demandar a mi familia por cualquier cosa; que yo me estrellara en una tormenta no es más que una pequeña molestia. Tenemos todo un equipo de abogados bien preparados para lidiar con gente como Elena, y la amenaza de la mala publicidad nunca me ha preocupado. Lo cual, obviamente, ya sabes —dijo con una risita forzada.
—Hay mucha prensa positiva sobre ti y tu familia —dijo en voz baja. Maggie se alegró de que él no pudiera verla sonrojarse. Había cedido a la tentación de buscarlo en Google para saber más sobre aquel apuesto desconocido que había irrumpido en su vida.
—¿Así que te veías? —preguntó con tono complacido, lo que solo hizo que ella se sonrojara aún más.
—Lo siento —repitió—. Intentaré convencer a Elena de que deje que la aseguradora se encargue de todo. Solo quería que supieras lo que probablemente iba a pasar. Sé que fue un accidente, y si no dependiera tanto de la cosecha de este año para que el banco esté contento y para que Elena no se meta en mis asuntos, ni siquiera habría llamado a Alecks hasta saber que te habías recuperado del todo. Hablando de eso, será mejor que descanses en vez de escucharme hablar sin parar de mi horrible familia. Gracias por ser tan comprensivo.
—Maggie, me salvaste. De verdad, no tienes por qué disculparte. Te debo mucho y me aseguraré de que tengas de sobra para compensar los daños y que los bancos estén contentos —dijo con tono tranquilizador—. Créeme, incluso sin los problemas con el seguro, me habría asegurado de que recibieras una buena compensación. Por favor, no te preocupes por esto ni por mí —su voz se había vuelto tan suave como la de ella.