Errores Mortales Capítulo 3.

1364 Words
Anteriormente en Errores Mortales tras determinar la muerte de la Sra. Mónica de Sánchez los paramédicos deciden dejar todo en manos de la policía la cual en una primera instancia propuso romper el protocolo pero por negativa y presión del equipo de Emergencias han tomado la decisión correcta al llamar al CICPC. El oficial Quintero, se dirige hasta afuera de la mansión mientras caminaba rápidamente iba cruzando la mirada codiciosa de esquina a esquina dentro de aquella lujosa mansión al salir deja la puerta principal entre abierta y saca de su bolsillo un cigarrillo el cual inhala profundamente luego de encender coge el intercomunicador de la patrulla ubicado en el interior de la misma abre la puerta y luego se lanza sobre el asiento del conductor, con una expresión muy seria marca y piensa — ¡Ahora lo que falta es que estos diablos no respondan! pero para su sorpresa la llamada cae de inmediato y lo comunican con los detectives en cuestión. — ¡Buenas noches les habla el oficial Quintero, Policía Nacional! — dice con mucha prestancia pues aquel oficial en el fondo soñaba con ser parte de este cuerpo policial aunque sabia que por su expediente no ingresaría jamas aquí. — ¡Buenas noche! Subdelegación del CICPC Valencia, ya lo comunico con la oficina de homicidios. — ¡Oficina de homicidios! Indiqueme — dijo la oficial Mora con voz delicada. — Oficial Quintero Policía Nacional, reporto muerte sospechosa posible muerte natural, en la mansión de la los Sánchez, urbanización Laguna. Exclamó el oficial con mucho respeto. — ¡Copiado Quintero! —respondió aquella oficial de voz muy sexi. — Por favor preserve la escena del crimen no se mueva fije un perímetro, no permita que ingrese ni salga nadie de la propiedad hasta que lleguemos, usted es el encargado de custodiar la posible escena del crimen ¿Le acompaña otro oficial? — ¡Si! el sargento Miranda tres paramedicos y el esposo de la víctima — dice rápidamente el oficial Quintero. — Perfecto usted y Miranda pilas pues, les habla nuevamente con su tono seductor —en lo que Quintero no aguanto mas la situación y replicó: — ¡Listo dulzura! Aquí los espero. Aquella oficial sonreía con fascinación mientras hablaba con su compañero de guardia el detective Carlos, un Hombre bastante fornido moreno, de 1,75 solo tenia 28 años pero la influencia de su padre le había hecho llegar lejos, su compañera una morena de 31 años con cuerpo muy tonificado figura esbelta de estatura 1,68 estudiante de malas calificaciones, con ojos hermosos color miel y cabello n***o bastante largo, acostumbra a conseguir las cosas a punta de actitud, es la favorita del comandante a ella le encanta ser observada con deseo y respeto gracias a su hermosa y delicada figura siempre fue el centro de la fiesta sin embargo no gozaba de respeto hasta que comenzó a formar parte del CICPC, nunca mas un hombre ni mujer se atrevió a verla con ánimos de aprovecharse de ella. — ¡Vez Carlitos que mas se atrapan moscas con miel que con sal! — le dijo la oficial Mora a su compañero. — ¡Adrianita! ¡Adrianita! ¿eres perversa? — preguntó su compañero con señal de afirmación —¿no? Mientras sonreía y no podía evitar ver los labios rojos de aquella hermosa mujer. — ¡Vamos bobo! Respondió sonriendo — salieron directamente a la oficina del comandante para informale las novedades. Aquel hombre se encontraba sentado en su sillón dentro de su oficina una oficina equipada con un plasma de 42 pulgadas, un aire acondicionado de 42.000 btu, su escritorio de samán, a su derecha un archivo con seguro donde guardaba cosas muy personales algunos expedientes que le daban de comer y permitían tener sus bolsillos llenos mientras no llegaran a la fiscalía a su izquierda otro archivo de tres gavetas en la de abajo guardaba un perfume Cristián Dior que compró en Panamá solo para ocasiones especiales, en la del medio se encontraba un cajetín de cigarrillos y algunas mentas, por último la gaveta de arriba se encontraba equipada con dos granadas de mano y una Browning 9 mm con 13 cartuchos. El comandante contaba con 54 años por lo que algunas canas se podían ver en su cabellera, mulato con un aspecto bastante jovial y alegre para con sus compañeros de trabajo, pesaba unos 87 kilos y medía 1,72 se encontraba en un momento muy importe de su vida aquel trabajo le había permitido alcanzar un nivel social bastante elevado su oficina era un lugar muy cómodo incluso a un costado de la entrada tenia ubicada una nevera de apartamento en donde guardaba un botella de Whisky Buchanas 12 años, hielos y algunos vasos, de pronto se levantó de su cómodo sillón de terciopelo y se disponía a buscar su botella para servirse un trago cuando los oficiales ingresaron a su oficina. Al ver a la detective Mora y al joven oficial ingresando a su oficina no pudo evitar sonreír por lo que se apresuro y le dijo: — ¡Mi hermosura! ¿que haces por acá? — ¡Sr. Comandante! Venimos a reportar un posible homicidio necesitamos salir con una comisión hasta la mansión de los Sánchez para levantar la escena del crimen — respondió con voz temblorosa y apenada. Su compañero sonrió mientras pensaba — ¡Aaaay vale a Adrianita se la esta tirando el jefe! — No se diga mas en 5 minutos salimos para allá, yo les acompañaré quiero ver esa gran mansión por dentro— En el fondo el comandante sabia que podría sacar mucho provecho de esta situación por lo que levantó su celular e indicó: — ¡Ramirez nos vamos de paseo, necesito tres patrullas y una furgoneta con todos los juguetes, llámame a todos los peritos de la unidad es algo serio, ponganse los chalecos que la calle esta caliente! — ¡Copiado comandante! Respondió rápidamente el segundo comandante desde su oficina. — ¡Pero rápidito! Que me pongo el chaleco y en 5 minutos estoy afuera. — ¡Listo Comandante! Al otro lado de la oficina un oficial que escuchaba la conversación salió disparado sin recibir orden alguna y preparó a todo el equipo. — ¡Vamos vamos! ¡tenemos un muñequito y va el comandante los necesito activos Herrera, Montilla, Fernández y Flores llevense los juguetes, todos activos necesito 10 hombres! Encendieron las camionetas Hylux modelo 2012, bien equipadas y salieron disparados para la Mansión Sánchez, el comandante iba de copiloto en la furgoneta por seguridad la cual era manejada por la detective Mora. En camino a la mansión el comandante le tocaba las piernas a la detective, le besana el cuello, ésta un poco esquiva le ofrecía excusas para evitarlo. — ¡Papi para! nos podemos estrellar, — Exclamó un poco angustiada. — ¡Mi amor tu todo lo haces bien, manejas muy bien tranquila! — Le respondió el lujurioso comisario con un fuerte deseo s****l. — ¡Pero es que cuando tu me besas! — Me, me descontrolas, le dijo con cara de malestar, el cual intentaba disimular. Así transitaban la vía camino por la cuidad poco iluminada, hasta atravesar por completo aquel camino de extremo a extremo desde la sede regional del CICPC hasta la casa de los Sánchez. En la casa de los Sánchez crecía poco a poco la tensión al Sr.Víctor Sánchez parecería preocuparle mas la presencia de la policía en su casa que la muerte de su esposa. En el momento ingresó el ofical Quintero y encontró a los paramédicos agrupados en el jardín, al Sargento Miranda de pie al lado del Sr. Sánchez que se encontraba sentado en una de las sillas del jardín. — ¡Sargento debemos acordonar la escena del crimen y cuidar la evidencia! Exclamo friamente. —¿Trajiste la cinta? —Le preguntó Miranda — ¡Si! —Repicó su compañero, acordonaron el lugar y le colocaron una sábana encima al cadáver de la señora Mónica de Sánchez mientras el Sr. Sánchez los veía con desprecio y movía su cabeza de lado a lado en señal de que los agentes no habían hecho bien su trabajo.
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