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RECUPERANDO UN AMOR PASADO DEL CEO

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Blurb

Allegra, una chica de 25 años, es madre soltera. El padre de su hija, a quien ella amaba con locura, la abandonó al darse cuenta de que estaba embarazada, pidiéndole que abortara para poder casarse con la chica que era su prometida desde hacía algunos años. Allegra, sin dar explicaciones a nadie y con la ayuda de sus mejores amigos, Nina Brown y Mateo Brown, tuvo a su hermosa bebé. Pero, ¿qué pasa si el pasado regresa a tocar a tu puerta? Aquel chico del que estuviste enamorada perdidamente te pide volver a intentarlo. ¿Lo harías o lo mandas al diablo?

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Capitulo 1
Allegra Estoy haciendo el desayuno pues mi terremoto ya no tarda en despertar, ya que tiene que ir al colegio. Sonrío solo de recordar cuánto ha crecido y lo inteligente que es. Bueno, eso se lo tengo que agradecer a mi amiga y a Maty. Ellos han sido una pieza fundamental en el crecimiento de mi hija y en el mío también. Cuando esperaba a mi muñeca, tuve que dejar mi carrera y esos mellizos hicieron lo posible para que terminara, y ahora mírenme, toda una ejecutiva. Escucho pequeños pasos. Hago como que no escucho. De pronto, ella me abraza por la cintura. Yo sonrío. Dios, amo a mi hija más que a nada en este mundo. Me doy la vuelta y ella me sonríe. Yo la levanto en mis brazos. Cada vez puedo menos con ella, pero hasta el último momento la tendré en mis brazos. Beso sus mejillas repetidas veces y ella estalla en carcajadas. —Mami, no, no hagas eso, me da cosquillas. Yo paro de besarla y la miro a los ojos, esos ojos azules que son tan parecidos a los de su padre. Ella sonríe y coloca sus pequeñas manos en mi mejilla. —Mami, ¿podremos ver ahora al tío Maty? Es que lo extraño mucho. ¿Será que ya no me quiere? Ya casi no viene a vernos. Yo le sonrío a mi hija y suspiro. Si ella supiera lo complicada que es la vida de los adultos. —Por supuesto que él te ama y lo sabes. Jamás pienses eso. Solo que el tío Maty está muy ocupado en la empresa. Ella se baja de mis brazos y se cruza de brazos, molesta. —Eso no es verdad. La tía Nina y el tío Noah vienen a verme siempre. Además, es trampa porque tú sí ves todos los días al tío Maty. Por favor, mami, llévame a tu trabajo. Quiero ver al tío Maty, ¿sí? Yo empiezo a negar. A penas es lunes y tiene que ir al colegio. Ella me hace un puchero que me derrite, pero tengo que ser firme. No puedo ceder. —No, hija, tienes colegio. Y en la salida, la tía Nina te recogerá de la escuela. Está bien. Ella suspira derrotada y se da la vuelta, enojada. Sé que extraña mucho a Maty, pero yo no puedo interferir en su vida y sé que su actual novia no soporta a mi hija. Y yo no voy a permitir que le hagan algún desplante, porque si eso llega a suceder, la dejo pelona. No me importa lo que Mateo piense. Después de desayunar, ella, aún más seria de lo común, se pone de pie y va a lavarse los dientes y tomar sus cosas para el colegio. Cuando llega hasta mí, yo le sonrío, pero ella solo se voltea y empieza a caminar fuera del departamento. Yo solo bufó. Esas actitudes son de la tonta de mi amiga, pero ya ajustaré cuentas con ella. Cuando llego al colegio, me bajo del coche, ayudo a Lía a bajar y ella empieza a caminar hacia la entrada del colegio sin despedirse. Yo la tomo del brazo sin lastimarla y la volteo. Cuando miro su rostro, algunas lágrimas bajan por su mejilla, así que la abrazo. —¿Qué sucede, mi cielo? ¿Por qué lloras? —Es que quiero ver al tío Maty y tú no quieres. ¿Por qué, mamá? Si mi tío es muy bueno. Yo me separo de ella y sonrío. Limpio sus mejillas y suspiro. —Tienes razón, cielo, tu tío Maty es muy bueno. Te prometo que este fin de semana le diré que irás a visitarlo. ¿Te parece? Solo necesito que te portes bien, de acuerdo. A Lía se le iluminan sus ojitos y sonríe. Dios, cómo me parte el alma esta situación. Desde que volví a ver a Mateo, él se hizo cargo de Lía como si fuera su propio padre, pero yo también entendía que él tenía una vida y tenía que seguir adelante. Cuando veo que mi hija camina hacia la entrada del colegio, voltea, me sonríe y se despide de mí. Me subo al coche. Creo que es momento de hablar con Nina. Necesito alejar a Lía, y la única manera es irnos de la ciudad. Cuando llego a mi oficina, le hablo a mi amiga, pues necesito desahogarme y ella es la única que me puede escuchar sin juzgar. Al segundo tono, ella contesta. —Hola, chica linda, ¿dónde te habías metido? —Nina, necesitamos hablar. —Vaya, qué seriedad. ¿Le pasó algo a mi corazón? ¿Ustedes están bien? Yo suspiro, porque aparentemente sí estamos bien. —Es un poco más complicado. ¿Podrías venir a mi oficina antes de que salga Lía del colegio? —Claro que sí. De hecho, estoy cerca. Ahorita te veo. Cuelgo la llamada y me volteo hacia el ventanal que está en mi oficina. Se ve tan hermosa la ciudad. Porque la vida está complicada y no te enamoras de la persona correcta. Creo que desde el principio me equivoqué con George. No me puedo arrepentir, porque soy tan feliz al lado de mi hija, pero también fui estúpida al creer en sus palabras. Definitivamente, fui ingenua. Escucho que tocan la puerta y sonrío. Esa tiene que ser Nina. Sin darme vuelta, le digo: —Pasa, Nina. Tenemos que hablar de Mateo y de Lía. Cuando doy la vuelta completamente a mi silla, Mateo está enfrente de mí, con los brazos cruzados y una ceja alzada. ¿Pero qué demonios está pasando? Parece que el día de hoy va a ser el peor día. Yo sonrío. —¿Se te ofrece algo, Mateo? Estaba esperando a Nina. —Sí, de eso ya me di cuenta. ¿Qué tienes que hablar tú con mi hermana de tu hija y de mí? Digo, si es algo de mí, creo que puedo saberlo. Él acomoda su saco y toma asiento frente a mí. Yo suspiro y niego. —No es nada importante. Solo Lía quería verte el fin de semana. Sé perfectamente que no puedes. No te preocupes, es una niña. La llevaré al cine, a cenar, no lo sé. La distraeré con algo. No tienes que hacerlo. Él frunce el ceño y se ve molesto. —Allegra, ¿qué te pasa? Yo siempre voy a tener tiempo para ella. Y si ella quiere verme ahora, mañana, pasado o el día que ella desee, yo voy a estar ahí con ella. Así que, por supuesto que sí, el fin de semana voy por ella a tu departamento. Yo empiezo a negar. Aunque sus intenciones sean buenas, no quiero que mi hija se acerque aún más a él y después sea más difícil. —Mateo, te agradezco todo lo que haces por mi hija, de verdad, te lo agradezco con todo mi corazón. Pero sé que tienes una vida. Sé que tienes una novia. Algún día te vas a casar y Lía no es parte de esa familia. Yo sé que tú la ves como tu hija, pero no... Él ni siquiera me deja terminar y se pone de pie, muy molesto. —Sí, Allegra, lo sé perfectamente. Sé que ella no es mi hija, no lleva mi sangre. Qué más quisiera que eso fuera diferente, pero no lo es. Pero yo estuve con ella en cada etapa de su vida. No me pidas ahora que no siga estando a su lado, porque tú y yo tendremos problemas muy graves. Estoy por contestar cuando, de pronto, se abre la puerta y entra mi amiga. Nos ve sorprendida, pero Mateo se acerca a ella, besa su mejilla y sale de mi oficina. —¿Qué ha pasado aquí? ¿Por qué Mateo se ve furioso? Yo suspiro, porque creo que esto va a ser más difícil de lo que pensaba. Le ofrezco una silla a mi amiga y ella se sienta donde antes estaba Mateo. Yo tapo mi rostro con frustración. Ella me ve con sus brazos cruzados. —¿Por qué no hablas de una vez y me dices qué diablos está pasando? —Creo que me iré de la ciudad. Ella abre los ojos como platos y empieza a negar. —¿Te has vuelto loca? Tienes un buen trabajo, tu hija está en un buen colegio, tienes un buen departamento. ¿Qué vas a buscar sin nada, se te ha perdido? Yo sonrío con tristeza y creo que ella entiende todo. —Ah, ya entiendo. Mateo, Allegra, sabías perfectamente el día que decidiste no darle una oportunidad, que él tendría que rehacer su vida. Eres mi amiga y te amo, pero huyendo o llevándote a la niña, no te vas a olvidar de él. La cagaste, amiga, tienes que reconocerlo. Yo me pongo de pie y le doy la espalda para que no mire mis lágrimas. De inmediato, las limpio y me volteo hacia ella y sonrío. —Lo sé, pero no podía atarlo a una mujer que tenía la hija de otro hombre, y él tomara una responsabilidad que no le corresponde. Ahora yo no soy el problema. El problema es Lía. Ella lo quiere tener cerca, quiere que él esté a su lado, y tú sabes que Selene no la quiere. Solo imagina el día que Mateo se case con ella y tenga hijos; ¿dónde crees que quedará mi hija? Nina sonríe y se acerca a mí, me abraza y me dice: —Mi corazón hermoso se va a quedar donde siempre ha estado y jamás va a salir en el corazón de Mateo. Sabes que esos dos se enamoraron mutuamente desde que mi corazón era un bebé. Mateo la adora y jamás la haría a un lado. Además, ¿quién te asegura que él se va a casar con esa chica? Por Dios, Allegra, ¿cuántas novias ha tenido desde que te volvió a ver? Huir es de cobardes y tú lo sabes. Así que esa no es la solución. Ella se aleja de mí, toma su bolso y camina hacia la puerta. Cuando está a punto de salir, voltea y me mira. —Piensa en algo para sacartelo del corazón. Ahora me voy, que tengo que ir a recoger a una preciosa princesa. Yo sonrío y niego. La verdad es que sin ella a mi lado no sé qué hubiera sido de mi hija y de mí. Y es cierto lo que dice: desde el primer momento en que Mateo cargó a Lía en sus brazos, ella se enamoró completamente de él y él de ella. Creo que Nina tiene razón; huir no es la solución, olvidar sí.

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