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1737 Words
Oliver Terminé de secar los últimos platos y suspiré. Estaba malditamente cansado con todas las cosas que tenía en mente. Mi madre desde hace algunos días atrás me había estado jodiendo para que me casara con Sam. Pero no quería; estaba bastante seguro de que él no era el hombre de mi vida, pero eso mamá no lo entendía. Lavé mis manos y las sequé con una toalla limpia. Luego, me dirigí a mi habitación para llamar a la persona que había rondado mis pensamientos. Jacob Estaba muy ansioso y excitado de comenzar sus “clases", quería follarlo de todas las putas maneras posibles y así dejar la frustración s****l que sentía cada vez que lo veía. Tomé mi móvil y marqué su número. Dos, tres segundos pasaron, y luego una voz demasiado ronca se oyó del otro lado. — ¿Oliver? —preguntó. Alejé mi boca del teléfono y miré mis pantalones. El bulto había comenzado a crecer, y eso que solo había escuchado mi nombre. —Buenos días —saludé. — ¿Como estas, hoy? —Bien —gimió y una nueva sacudida en mi glande hizo que arrugara el entrecejo. Comenzaba a doler. — ¿Tu? —Muy bien —contesté. Rasqué mi mejilla y continué hablando: —Jacob hoy iniciaremos tus clases. Quería que comenzáramos en dos o tres días más. Pero era imposible. Mi pene quería follar a alguien y esa persona era Jacob Thomas. Un silencio se apoderó del otro lado de la línea y exhalé pensando lo peor. Tal vez Jacob ya no quería hacerlo y prefería mandar su relación a la mierda. Tal vez no quería ser follado por mí. Tal vez le parecía demasiado horrible como para dejar que lo tocase; aunque era imposible. No me consideraba engreído, pero sabía que estaba jodidamente caliente. —Está bien —su voz salió en un susurro. Una sonrisa se esparció por mi rostro, hasta hacer mis ojos achicarse. Jacob había aceptado. —Repítelo —dije. —Está bien... —habló mucho más alto y pude sentir su sonrisa, aun así, estuviera lejos de mí. —Bien, hoy en mi departamento de soltero a las tres, no llegues tarde. —Oliver, pero recuerdo que dijiste que ahí nunca follarías a nadie. Creí que lo haríamos en un hotel, no sé —su sorpresa era entendible. Hasta yo mismo me había sorprendido de que fuera a llevarlo a mi departamento. Nadie había entrado ahí para tener algo más allá que una charla. Nada de sexo, nada de nada. Era mi lugar y odiaba que lo ensuciaran. Pero, apenas había decidido ayudar a mi amigo, me había dado cuenta de que no había mejor lugar para llevarlo que allí. —No, lo haremos allá. ¿Bien? —quería terminar la llamada prontamente. Necesitaba hacer algunos deberes más, y podría irme a encontrar con Jacob. —Bien. Colgué sin esperar más y acomodé mi pantalón. Me encantaba la voz de Thomas, era hermosa además de excitante. Joder, todo de él era excitante. Sus labios delgados, pero bien formados. Su culo, que no podría llamarse así de lo pequeño que era, pero no le quitaba que se viera malditamente bien con todos esos pantalones que usaba. Miré mi reloj y supe que faltaban sólo dos horas para nuestro encuentro. El lugar quedaba a cuarenta y cinco minutos de donde estaba, dejándome solo una hora para arreglarme. Maldije y corrí al baño para poder asearme y de paso, hacerme una paja. Al salir, mi teléfono vibró y caminé hacia el para mirar de quien se trataba. El nombre de Sam y una foto de los dos en Alemania, se mostró en la pantalla del objeto y seguí derecho al closet. No quería hablar con él; menos cuando estaba por engañarlo. Era un hijo de puta, pero ayudar a mis amigos era lo primordial. Si claro; “ayudar", pensé. Decidí vestirme lo más normal posible. No quería que Edward se diera cuenta que me había arreglado para él. Eso lo confundiría y luego, sería un gran problema. Me puse mi gorro gris y salí del lugar para dirigirme a mi auto, y así al esperado encuentro. (...) Aparqué rápidamente, al darme cuenta de que faltaban solo diez minutos para que Jacob llegara. Me dirigí a recepción y el guardia de seguridad al verme me dio paso dentro del edificio. Agradecí y fui en dirección al ascensor. Al entrar, oprimí el botón que me llevaría al quinto piso y limpie las palmas de mis manos en mis pantalones. La puta mierda, estaba nervioso. Al salir, saqué mis llaves del bolsillo delantero de mis pantalones y abrí rápidamente la puerta de mi departamento. Entré y respiré profundamente. Miré la hora y faltaban solo cinco minutos. Saqué los tres empaques de condones del bolsillo de mi chaqueta, dejándolos en una mesa cerca de la sala. Revisé toda la estancia para ver si estaba perfectamente organizada, y al momento de entrar a mi habitación, el timbre sonó. —Ay —me lamenté. Caminé lentamente a la puerta principal y la abrí, revelando a mi mejor amigo vestido malditamente bien. Mi boca se secó y saludé: —Hola. Jacob no me dio tiempo y ya había estampado sus labios con los míos. Rápidamente quité su abrigo y lo besé igualmente. Sus labios se sentían suaves y ásperos a la vez. Pocas veces nuestros dientes chocaban por la fuerza del beso y no podía evitar que oleadas de excitación atravesaran mi cuerpo. Thomas era una cabeza más alta que yo y obviamente mucho más pesado. Así que solo decidí bajar mis manos y apretujar su trasero. El seria mío, su culo sería mío, su boca seria mía. Todo el seria mío. El gimió y moví mis manos nuevamente, pero esta vez a su cinturón. El quitó mi camisa y yo bajé sus pantalones. Estaba extremadamente caliente, hasta sentir que en cualquier momento me podía quemar. Toqué su m*****o por encima de la tela de los Calvin Klein blancos que tenía y gimoteo en medio del beso. El terminó de quitarse todas las demás cosas, al igual que yo. Y pocos minutos después estábamos en ropa interior solamente. El rizado se alejó un poco de mí y miró mi cuerpo detalladamente. Mordió su labio inferior y jadee en voz baja. Sonrió y cayó de rodillas frente a mí. Una nueva oleada de calor atravesó mi cuerpo, desde mis pies hasta mi cabeza. Gateó unos cuantos centímetros y pronto tuve sus manos bajando mis bóxer. —Joder —maldije y Jacob rió. — ¿Quieres que te la chupe, bebé? —preguntó y no pude evitar abrir mis ojos por la sorpresa que sentía. ¿Quién era esta persona y donde estaba Jacob Thomas? —Chupa mi pene, corazón —gemí nuevamente siguiendo su juego sucio. Thomas asintió. Tomó mi polla entre sus manos y jadee. El aire se sentía mucho más pesado y solo podía escuchar mis respiraciones superficiales. Comenzó a bombear de arriba hacia abajo lentamente y tocó con su lengua la punta. Temblé y el volvió a sonreír. Pronto metió todo mi pene en su boca y gemí en voz alta. —Oh, si —chillé. Lo chupaba malditamente genial — Sigue bebé. Su cabeza se movía de arriba hacia abajo, y al momento que sus ojos conectaron con los míos, sentí fallecer. Esto era demasiado erótico y no podía estar más excitado. Mi pene se hinchaba dentro de su boca y sentía mi cuerpo hervir. Cuando los espasmos comenzaron a pasar por mi cuerpo, Jacob se alejó y se levantó. —Dios mío —respiré —La chupas tan bien. Este sonrió feliz, mostrando sus hoyuelos y algo se revolvió dentro de mí. No en mi parte baja, sino en mi parte central. Besé sus labios lentamente y bajé sus bóxer. Al momento que estuvieron en el suelo, el oji— verde tomó mi mano y caminó hacia el cuarto, no sin antes coger también los condones encima de la mesa. Llegamos a la habitación y él se dejó caer en la cama. Su pene apuntaba a su estómago y era grande. Tal vez algún día dejaría que me follara, pero no pronto. Yo siempre había sido el activo en las relaciones sexuales, y eso aun no iba a cambiar. —Comencemos las clases, profesor Reece —habló Jacob y pasé saliva. —Hoy te voy a enseñar una de las más fáciles, pero con las que más disfrutaras —comencé —Pon ese cojín en tu bajo vientre. Luego acuéstate boca abajo encima de él. Thomas hizo todo lo que le pedí y tuve que comenzar a masturbarme. Se veía bien en esa posición. —Ahora —proseguí —Levanta la pelvis y ábrete de piernas para mí, bebé. Hizo nuevamente lo que ordené y aguanté la respiración. Tomé rápidamente un condón y lo puse en mi eje provocándome escalofríos. Gateé encima de la cama y cuando tuve el trasero de Jacob delante mío, le di una nalgada. El gimió. —Oliver, fóllame —susurró. — ¿Qué? —me hice el desentendido. — ¿Qué dijiste? —Que me folles, hijo de puta. —gruñó y besé su columna, mientras reía. —Lo que pidas —dije y me empalé en el lentamente. Comencé a hacer movimientos pélvicos leves, para que se acostumbrase a mi tamaño; lo que no fue mucho problema. Jacob comenzó a gemir cada vez que lo follaba profundo. Chilló cuando toqué su próstata y seguí moviéndome esta vez, mucho más rápido. Mis brazos estaban a cada lado de su cuerpo y me desplace un poco hacia delante para poder llegar a su oído. Gemí y luego entrecortadamente, hablé: —E— esta es la primera posición que te enseñaré. El asintió perdido en su excitación y tomé sus caderas para hacer las penetraciones mucho más profundas. —Se le llama “el show" —continué hablando —Y es magnífica. —S— si —musitó él. — ¿Te gusta? —pregunté y volví a nalguear su trasero. Él lo movió en respuesta. Volví a golpearle y él supo que quería que me contestara. —M— me encanta —respondió rápidamente. Seguí unos segundos más y pude sentir a Jacob comenzar a sentir los espasmos que decían que no tardaría en correrse. Acelere aún más mis movimientos, pensando que en cualquier momento podría partirlo en dos, y un grito agudo salió de los carnosos labios de mi amigo. Su clímax lo golpeó fuertemente y dejó caer su cabeza en la cama, mientras seguía jadeando por aire. Yo me empalé unos minutos más, hasta que sentí como la parte baja de mi estomago se apretaba y un orgasmo desolador se apoderó de mi cuerpo, haciéndome ver “estrellas". Caí encima del cuerpo de Thomas, rápidamente salí de él y me acosté a su lado. No quería aplastarlo. Unos minutos después, cuando por fin me había recuperado un poco de mi mareo por el orgasmo tan potente que tuve. Tome el brazo de Jacob, jalándolo hasta que su cabeza descansó en mi pecho. Jugué unos momentos con su cabello y al ver que estaba por dormirse, pregunté rápidamente: — ¿Te gustó? —Me encantó —respondió. —Estaré esperando la próxima clase, Thomas —dije en tono de broma. Pero sabía que era verdad. —Yo igual, Oliver. Mis ojos se volvieron pesados y caí en un profundo sueño, junto a Jacob Thomas.    
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