CAPÍTULO 2 Cada uno por su camino

2058 Words
Arturo había encontrado un extinguidor y estaba apagando el fuego más cercano a ellos mientras que Ángel y Santiago sacaban garrafones de agua de las oficinas más cercanas. Alexis buscaba sobrevivientes y los otros dos, Uriel, Lucas seguían sin encontrar otro extinguidor. —¡Arturo! ¡Arturo! —Alexis gritó con desesperación y llorando. Una chica estaba bajo unos cuantos escombros sangrando de la cabeza, tenia los brazos quemados y estaba agonizando. —¡Dios! Sácala, Alexis ¡Vamos! —É...l —¿Qué? —la chica estaba balbuceando y apenas y se le entendía. —Lo... Lo... Los... Matará —dijo abriendo los ojos y tomando del cuello con fuerza a Alexis— ¡Él los matará a todos! Una bala le entró en la frente matándola enseguida salpicándole la cara a Alexis quien se quedó en un estado de shock. —¡Alexis, corre! ¡Corre! Arturo lo jaló a la fuerza y gritó por ayuda y los chicos no tardaron en venir, tomaron al chico por lo brazos y todos corrieron. El mánager miró a todos lados asustado por la vida de sus chicos y la de él.  ...  —¡Chicas! ¿Han encontrado algo? —No, Madeley —respondió una chica rubia, alta y de cuerpo muy delgado para su edad úes tenía unos 18 años. Su nombre era Amanda. —Sigan buscando ¿alguien ha visto a la niña? —¿Cuál? —La de como doce años —dijo Madeley mirando a la rubia y esta negó con la cabeza—, iré a buscarla. Estaban algo alejadas del fuego, pero aun así el olor le calaba en la nariz a Madeley. Todas las luces de lugar seguían parpadeando y eso dificultaba que se concentrara. Salió al pasillo entrando a otra sala muy grande donde al parecer estaban las cosas perdidas. —¡Eh! ¡Guadalupe! —gritó Madeley recordando el nombre de la niña, pero estaba vacío el lugar. Escuchó que alguien corrió en el pasillo y dio un salto asustada. Dio pasos lentos y se asomó al pasillo, pero no había nadie. Sintió escalofríos y mejor decidió regresar junto a la Rubia y las otras tres. Se seguían escuchando unos cuantos gritos y llantos muy a lo lejos, pero era difícil saber de dónde provenían, lo única que sabía la chica era que daban mucho miedo. —¡Madeley! ¡Madeley! Amanda se lanzó a los brazos de la chica llorando y apuntando con nervios al salón donde estaban buscando extinguidores. —¡Está muerta! ¡Madeley ella está muerta! —¿Dónde? No hacía falta preguntar a quién había encontrado Amanda, Madeley sabía bien a quien. Cuando llegó se paró de golpe al ver el cuerpo de la niña tirado en el piso con los ojos abiertos, pero lo aterrador era cómo la habían matado. El cuerpo lo tenía lleno de cuchillos de carnicero y el charco de sangre se hacía a cada segundo más grande. —¡Dios! —se tapó la boca con ganas de vomitar— ¡Vámonos! ¡Ya! Las dos corrieron y tomaron del brazo a las otras tres chicas también asustadas y a la empleada. Corrieron hacia la entrada principal asustadas, doblaron en una esquina y todas chocan con los chicos. —¡Está muerta! —dijo una de las chicas con la respiración agitada y llorando. —¿Qué pasa? —preguntó Uriel, el mexicano. —Mataron a Guadalupe a la niñita —respondió Amanda con la respiración agitada y se tocó el pecho mientras se iba agachando. Rápidamente Lucas la tomó en sus brazos y la puso de pie. —Tranquila, respira —le dijo pacientemente—, respira. —¿Qué paso Madeley? —le preguntó Arturo a la morena quien se veía era la más tranquila, pero en realidad estaba muy aterrada. —Encontramos a la niña de doce años muerta... La asesinaron. Tenía muchos cuchillos en su cuerpo. Había mucho humo todavía y a partir de cuatro metros ya no se veía nada. Había gente corriendo de un lado a otro en ese lugar donde se encontraban, pero solo se veían las sombras, aunque, lo peor eran los gritos desesperados y llantos mezclados sollozos de sufrimiento de la gente bajo los escombros. Había niños que también lloraban, pero era imposible encontrarlos con el fuego aumentando y todo el humo. —Tenemos que salir de aquí ahora —dijo Arturo llevando a todos por una sala donde había muchas bancas. Sentaron a Alexis en una de ellas y todos los demás se ponen alrededor de él. —¿Qué le pasó? —preguntó Cindy una chica de cabello n***o ondulado, piel morena y ojos color miel de unos 17 años. —Estaba ayudando a una chica bajo los escombros y alguien le disparó —respondió Arturo limpiándose el sudor de la frente y muy preocupado. ¿Había alguien asesinando personas dentro del aeropuerto? Alexis tomó su suéter y se limpió el rostro quitándose ese líquido que tanto odiaba. No aguantaba una inyección mucho menos ver como una bala entraba en la cabeza de alguien frente a él. —Siéntate —le dijo Lucas con suavidad a la chica rubia y esta obedeció. Ya estaba más tranquila, pero su corazón seguía latiéndole rápido. —Tenemos que salir —dijo Arturo tosiendo—, pero ya no hay otra salida. —Si la hay —dijo Madeley a lado de Ángel pensativa—, la pista. —¿La pista? —Sí, la de los aviones. Puede que el camino hacía ahí no esté lleno de escombros. —Tiene razón —le apoyó Uriel—, podemos salir por ahí. —Tendríamos que cruzar, literal, cruzar todo el aeropuerto para llegar y poder salir por la parte de atrás y salir por la pista. —Después de buscar desesperadamente una salida han llegado a la conclusión de que saldrán por la parte de atrás... —¡Señora, deje de grabar! —le ordenó Amanda algo alterada a la reportera— ¡Ni sabe si saldrá viva de aquí, carajo! —Amanda tranquila —le dijo Madeley arrodillándose en frente de ella para tranquilizarla. Sabe desde qué momento ese par estaban grabando y nadie se había dado cuenta, pero de todos modos les daba igual ya que cada uno se preocupaba por salvar su propio pellejo excepto Arturo y los chicos quienes se apoyaban entre sí. La mayoría de las chicas estaban con ellos para poder salir de ahí y no era interés, era que no sabían a dónde ir y preferían quedarse con ellos. Lo que era Madeley, Amanda y Cindy era un caso diferente ya que eran más independientes y hasta ahorita habían llevado la situación con más calma que las otras tres y la empleada que por cierto habían estado calladas desde la explosión. Arturo comenzó a toser de nuevo y todos fueron a ayudarlo, el humo lo estaba afectando al igual que a los otros que estaban apestados a quemado. —Nos asfixiaremos si no salimos pronto... Comenzaron a caminar y la reportera siguió hablando puras tonterías que los demás solo guardaron silencio para no tener que explotar y golpearla para callarla. —¿Cómo te llamas? —Madeley estaba tratando de conocer a las demás chicas ya que si moría al menos quería saber con quiénes tendría el privilegio de morir. —Sam —respondió la chica algo tímida de unos 15 años y volteando discretamente hacia Santiago quien caminaba serio y volteando a todos lados. —No te hagan ilusiones —comentó una chica vestida de n***o a lado de Sam con cara dura y de mamona —, si salimos de aquí él ni recordará tu nombre. —¿Y tú eres? —la morena estaba algo molesta por el mal comportamiento de la chica. —Soy Andra —respondió en voz baja. Era de piel blanca, cabello y ojos oscuros, estatura normal de unos 18 años y con mal carácter. —Bien, pues Andra si salimos de esta recuérdame partirte la cara. Madeley tomó del brazo a Sam quien era de baja estatura, piel aceitunada y de cabello corto hasta los hombros de color n***o. Caminaron hasta adelante con Arturo para saber a dónde tenían que ir. —Arturo —le llamó Madeley y él ni se molestó en mirarla— ¿Por dónde tenemos que ir? —No estoy seguro. Su tono había sido cortante y algo frio, pero era entendible ya que tenía a su cargo a cinco chicos y no podía descuidarlos. Era tal su presión de Arturo por sacarlos de ahí que no se dio cuenta que los estaba llevando por un camino diferente. De un momento a otro estaban en otra sala de espera. —Arturo —le llamó de nuevo Madeley algo nerviosa y tiesa como una roca con miedo a moverse. El lugar estaba medio oscuro con las luces parpadeando con poca intensidad y todos estaban en bolita escuchando sus propias respiraciones agitadas. —¿Qué quiere...? Dejó la pregunta en el aire al ver lo que le pasaba a la chica. Madeley tenía un punto rojo en el pecho y se movió lentamente hacia el lado de su corazón y luego subió a su garganta. —Madeley —susurró Arturo asustado—, no te muevas... —él temía que si salía corriendo el quien estuviera apuntando podría darle a uno de los chicos. Justo en eso el punto subió hasta su cabeza rápido y Ángel reaccionando la tomó de los brazos y la empujó hacia con él cayendo los dos al suelo y haciendo que la bala impactara contra un bote de basura de aluminio. Lo siguiente pasó tan rápido, Arturo gritó que corrieran y los empujó a todos para que retrocedieran. Ángel levantó a Madeley entre tropezones. Estaba algo oscuro y las luces parpadeantes no eran de ayuda y no sabían hacia dónde dirigirse, pero algo estaba claro todos habían tomado caminos diferentes. Cuando Arturo entró por una puerta se volteó para que los demás entraran, pero tan solo fueron tres personas las que entraron. La última chica la que nadie sabía su nombre, la empleada y Alexis. —¡¿Y los demás?! ¡¿Dónde están los demás?!  ...  —No puedo más, no puedo —Amanda cayó al suelo cansada de tanto correr y quedó en medio de un pasillo muy grande. —¿Qué tienes? —Madeley llegó a ayudarla, las luces parpadeaban mucho y eso los estaba mareando. —No puedo correr mucho, me agito y casi no puedo respirar. Todo indicaba que Amanda estaba en los inicios del asma, pero no era el momento de preocuparla así que Lucas que también estaba allí se dio cuenta de eso, pero tampoco dijo algo solo la levantó con cuidado y siguieron caminando. —Ahora resulta que tenemos que cargar con una enferma —susurró Andra volteando los ojos. —¿Disculpa? Es mejor que cierres la boca —Madeley la empujó con fuerza y la otra cayó al piso. —¡Madeley, basta! Ángel la tomó de la cintura y Santiago levantó a la chica quien estaba muy enojada. —Basta de pelear —dijo Santiago mirando mal a Andra—, tenemos que encontrar a los demás.  ...  Cindy, Sam y Uriel estaban escondidos en un cuarto de limpieza, el foco parpadeaba mucho al igual que todas las lámparas del aeropuerto. —Chicas, tranquilas —dijo Uriel, pero ni el mismo podía dejar de temblar. —¿Qué fue todo eso? —preguntó Cindy sentada junto a él casi llorando. Uriel la tomó de los hombros para tranquilizarla. —Alguien quería matar a Madeley —afirmó Uriel—, alguien quería dispararle. —Pero ¿Quién estaría haciendo todo esto? —Sam preguntó abrazándose a sí misma. —Nos quieren matar a todos —dijo Cindy pensativa—, primero la chica que encontró Alexis y le dispararon en la cabeza, luego la pequeña niña Guadalupe y ahora Madeley, si no fuera por Ángel ella estaría muerta. —Hay un asesino... —dijo Sam volteando a ver a la puerta. —Un asesino en el aeropuerto —terminó de decir Uriel mirando debajo de la puerta donde la sombra de alguien se detenía gusto en frente de ellos.  
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