Vicky, la bruja

1857 Words
April Nick había estado pendiente de mí desde que aterrizamos, pero el único problema era que me había hecho ir a una tienda de ropa en Milán. En realidad, no podía creer que estuviera ahí porque nada de lo que estaba viviendo parecía posible, me sentía como en ese típico sueño donde por un momento todo lo que has soñado se vuelve realidad. Él era mi hada madrina y yo era cenicienta buscando ir a una boda y conseguir la aprobación de su familia, en ese momento éramos novios falsos y yo debía ser una buena novia falsa. Me encontraba atrapada en un probador que estaba mejor decorado que la habitación de la casa de mis padres, por un momento creí haber sentido náuseas pero las resistí porque de haber arruinado toda esa ropa cara me habría ido bastante mal con las marcas de diseñador que supieran de ese escándalo. -Ese te queda bien -dijo Nick mirándome cuando salí del vestidor, ese vestido me hacía sentir como si estuviera atrapada en una serie de televisión y todo lo que había deseado estuviera frente a mis ojos volviéndose realidad- en realidad me gusta, se parece mucho al atuendo que usaran las demás. Yo no pertenencia a ese mundo y por lo tanto no debía parecerme a las demás de esa boda o de cualquier lugar en ese sitio fino porque en el fondo sentía que si me acostumbraba a esa ropa cara me dolería irme el día que Nick se cansara de estar luchando conmigo. -Nick -dije mirándolo y aún con el vestido en mi poder- no quiero parecerme a las demás, quiero ser yo misma simplemente, además tengo miedo de que me guste demasiado esta ropa cara porque cuando vuelva al mundo real yo no podré tener nada de esto, prefiero evitar ilusionarme. Nick me miró como si yo me hubiera vuelto loca pero en el fondo entendía mi preocupación, esperaba que lo hiciera. -Compraremos tanto como desees -dijo mirándome fijamente- y te prometo que pase lo que pase nunca te faltará ropa bonita para lucir, por ahora compraremos poca y luego podremos ir a otras tiendas a comprar ropa de maternidad. Entré al probador, salí con unos jeans y una camisa con un estilo de leñador. A pesar de mis súplicas Nick compro a mis espaldas unos vestidos que según él iba a necesitar para las ceremonias y comidas. -Nick -dije en el mostrador donde estaba pagando- se me antoja un helado, sé que no estoy en calidad de pedir cosas, pero me encantaría probar uno de Italia. Esos antojos eran ciertos después de todo... o tal vez podría lograr aprovecharme de eso, supuse que estando en el lugar de la comida deliciosa sería buena idea hacer un itinerario de mi vida temporal. -Conozco un lugar muy bueno cerca de aquí -dijo mirándome- te llevo en un segundo, solo déjame ver cómo vamos a lidiar con toda esta ropa nueva. Salimos de ahí, yo cargaba las bolsas de los jeans con el pretexto de "soy autosuficiente" y en realidad era hipocresía evaluando todo lo que me rodeaba y que no lo había conseguido por mérito propio. Llegamos a un lugar llamado "Sogni di Gelatto", Nick me dijo cuál era su nombre en español, pero lo olvide y no me preocupaba recordarlo, comencé a pensar en que la ropa no me quedaría dentro minutos más tarde si seguía comiendo todo el helado que pedí. -April -dijo Nick en mi oído muy serio- voltea disimuladamente a la puerta, si te fijas no hay guardia de seguridad. Volteé a la puerta y efectivamente no había un guardia de seguridad, me perdí un segundo en la decoración del lugar y me di cuenta de que era realmente hermoso con su aspecto medio campirano, quería quedarme a vivir en esa heladería. Me gustaba la manera en la que no combinaba con la apariencia de los otros lugares caros donde habíamos comprado ropa. -En efecto -dije mientras el muchacho nos servía helado. Nos extendió los conos y yo estaba demasiado distraída hasta que sentí como Nick me arrastraba fuera del lugar, no entendía nada pero según mi intuición habíamos asaltado una tienda de helados. La euforia se apoderó de mi en ese momento y comencé a reír como si estuviera loca, seguíamos corriendo por si acaso, de repente y sin pensarlo mi zapato se rompió así que un nuevo problema había comenzado; podíamos robar un par de zapatos de la próxima tienda. -Somos forajidos -dijo Nick entre risas- pero te juro que volveremos a pagarles algún día. No entendía por qué había gastado tanto dinero en ropa y vestidos bonitos si íbamos a terminar robando helado de una tienda que probablemente necesita de cada venta para poder subsistir, me sentía realmente culpable porque no quería contribuir a la bancarrota de ese bonito lugar. Nos acercamos a la tienda de zapatos, el nombre era "Flora" y vendían tantos zapatos de diferentes estilos que yo no podía elegir un solo par, bromee diciendo que quería todos pero al minuto me retracte. -Me siento Julia Roberts -dije mientras pagábamos tres pares de zapatos- en serio, nunca había comprado tanto en un solo día. Salimos del lugar, afortunadamente ya estaba usando un par de zapatos apto para la próxima huida. -Cuéntame de ti -dijo mirándome mientras le daba otra mordida a su helado- nunca has viajado, pero ahora estas en Milán ¿qué quieres hacer con tu vida? En realidad, esa pregunta quedó en el pasado, en ese momento se trataba de ¿qué haría con mi vida? Porque tenía otra persona en quién pensar en esos momentos, dentro de unos meses ocuparía más espacio en mi vida y con el tiempo más y más hasta convertirse en mi vida entera. -La pregunta no es ¿qué quiero? -dije corrigiéndolo- sino ¿qué debo? soy consciente de que debo terminar de estudiar, cambiare pañales en el departamento de alguna universidad donde mi compañera de cuarto se quejará y quizá me echen de ahí de una patada, pero estaré bien porque incluso las patadas te hacen avanzar. Nick me observó un segundo, pero supo que no estaba bromeando, volvimos con sus padres que ya habían alquilado un auto para ir a la tan afamada provincia con su castillo. El camino era precioso porque no era como Nueva York, no había calles atascadas de autos y edificios, era aire limpio y puro, en el paisaje no había edificios sino árboles y las casas que de vez en cuando se veían parecían sacadas de algún cuento bonito o una revista de casas verdaderamente lujosas, algunas tenían molinos a unos doscientos metros de distancia y otras un extraño tipo de torres. Podía oler las flores con sólo asomar la cabeza por la ventana, estas flores sí olían bien y no como las de Vicky. - ¿Y qué te parece Italia April? -dijo Victoria la madre de Nick. Ella me pidió que le llamara así en cuanto Nick y su padre nos dejaron a solas- supongo que debe ser mucho mejor que vivir encerrada en tu casita de la gran ciudad. Además, mi hijo gastó dinero en un nuevo atuendo para ti, supongo que nada era lo suficientemente hermoso para conocer a la familia Napolitano y ni hablar de la boda, además es difícil que tu tono de piel combine con este precioso país. Desee haberme mordido la legua en ese instante para equilibrar el dolor emocional que sentía, deseaba que la tierra me tragara porque sus humillaciones ya habían sido bastantes para tener menos de una semana de conocerla. No entendía cómo alguien que ni siquiera me conocía podía tenerme tanto desprecio, no recordaba haberla visto en algún punto de mi vida. -Victoria -dije molesta- lo único que me gusta de Italia es el helado, no me agradan las joyas que todo mundo usa por aquí ni que toda la gente use ropa de marca cuando con ese dinero podrían estar ayudando al mundo. Me parece hipócrita la manera en la que viven disfrutando mientras hay personas sufriendo, si quieres que en algún momento probemos la ropa costosa que tengo en las bolsas te invito a que la saques, toda es de oferta y la mayoría demasiado sencilla que te daría alergia. El par de zapatos que traigo puesto lo obtuve gracias a que robamos helado de una tienda. El padre de Nick sonrió por lo bajo porque ella no había podido acabar conmigo como lo deseaba, Nick sostuvo mi mano y yo mire por la ventana hacia el lugar al que llegábamos, era realmente hermoso. Entendía que había metido la pata al decir lo del robo del helado, ella decía tener demasiada clase como para verse involucrada en algún robo. Conociéndola muy probablemente veía peor robar que humillar personas aunque a decir verdad si robabas por hambre... en realidad robar es malo. -Me encanta el helado de Napolitano -dijo el padre de Nick mientras me guiñaba el ojo y bajaba del auto- sé fuerte April, a mí me agradas, aunque no te conozca. Le pregunté a Nick la razón por la que me guiñaba el ojo, pero él solo se excusó con un "es una larga historia" así que esperaba quedarme lo suficiente como para descubrir la historia real del señor Nick. -Bienvenida al castillo, princesa -dijo Nick extendiéndome el brazo para bajar del auto- no te dejes intimidar por el lugar, per cuando tenemos la casa llena es realmente pequeño. Era una construcción enorme y sinceramente no creía que alguien pudiera llenarla de personas, ni siquiera un concierto de la banda más famosa del mundo lo hubiera logrado. Me planteé platicar en determinado momento con el padre de Nick porque dijo que le agradaba y yo no había platicado con él, la única razón por la que debe conocerme es si Nick le habló de mi. Me concentré en olvidar las cosas que me había dicho Victoria, estaba fascinada con la visión que tenía de las cosas, el suelo era de adoquín o al menos eso podía apreciar; estaba repleto de áreas verdes y la construcción era tan grande que en ese momento podía apostar que tardaban unos tres días en limpiar en sitio completo, las ventanas cegaban con tanta luz que emitían. -Se te va a meter una mosca a la boca -dice Victoria desde el asiento delantero del auto- entiendo que para ti sea impresionante esta vista pero para nosotros es la definición de la frase "hogar, dulce hogar" tú solo estarás de visita. Apreté la mano de Nick con fuerza y él intentó escapar de mi agarre pero no se lo permití, no era que no quisiera sostenerme mano sino que entendía que a veces podía apretar demasiado fuerte y más si algo me hacía enfurecer. -Victoria -dije con los dientes demasiado apretados- si hay una mosca es porque definitivamente la atrajo su perfume que huele bastante mal. Nick se soltó riendo y obviamente su madre no estuvo nada contenta con la situación, casi pude ver una risa en los labios de su padre pero no fue lo suficientemente visible como para poder confirmarlo.
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