Mi cabeza da vueltas y me cuesta abrir los ojos. Me siento mareada, mi mente se siente como si estuviera llena de bruma y mis sentidos embotados. Las únicas dos cosas que puedo distinguir en medio de mi estado de aturdimiento es que ya es de día porque un rayo de sol entra por una hendidura entre las cortinas y crea un reflejo por encima de mí que choca contra la pared que hay detrás del respaldo de la cama, y la otra es que estoy acostada en una cama; muy grande por cierto, lo sé porque he extendido mis manos a los lados, tratando de encontrar a Deian y no he podido encontrar los bordes. «¿Cómo diablos llegué aquí?» Haciendo un gran esfuerzo para vencer el aturdimiento, logro levantarme y sentarme en la cama. Me llevo la mano a la cabeza y oprimo mis sienes. Dios... Me siento como si m

