—Sí, estaba con el abuelo, pero él es muy estricto y aburrido —respondió Samir Jr., con la franqueza propia de la adolescencia—. ¿Cuándo jugamos fútbol, tío? —Cuando me desocupe —prometió Salomón, quien era bueno jugando al futbol, ¿en que no era bueno este hombre? Para sorpresa, Salomón sentía un afecto genuino por el muchacho. A pesar de todo era su tío y desde la muerte “accidental” de su padre hace diez años había asumido el rol de " Khaal", el tío paterno que en la cultura árabe adquiere responsabilidades casi paternas hacia los hijos de su hermano fallecido. Esa relación trascendía las disputas con Soraya, era un vínculo sagrado que ni siquiera su crueldad habitual osaba contaminar. —Vamos a... jugar golf y a comer un helado —propuso, con un entusiasmo que parecía rejuvenecerlo.

