PRÓLOGO I
SOLANGE GALEANO - SOL
Después de leer miles de libros a lo largo de mi vida puedo confirmar que las parejas perfectas no existen, eso es lo que siempre creí, y lo que pude aprender de todas las parejas a mi alrededor. Sin embargo, la oportunidad de amar, de equivocarme, de cegarme gracias a las dulces palabras dichas por un hombre que me tuvo completamente a sus pies, llegaron para darme seis años de altos y bajos, los mejores y peores momentos de mi vida, pero que de un momento a otro quedaron en algo efímero.
Una visita para entregarle formalmente la biografía de su madre a mi cuñada Susy fue el comienzo de todo.
—La familia Nakamura y todo un país, lloran la pérdida de su emperador. Se desconocen aún las causas que llevaron a la muerte al emperador Han Nakamura. Estaremos reportándo si el palacio ofrece un comunicado oficial, pues ahora los ojos están sobre los príncipes herederos, Kano y Rhett Nakamura. —La televisión se apagó en ese momento. Mi respiración se comenzó a dificultar. Mis ojos fueron hasta la pantalla que mostró la foto de mi esposo y su supuesto hermano. La horrible sensación me dejó sin poder reaccionar.
—Como verás Rhett, el día que más temías llegó. Tienes que hablar con tu esposa y contarle todo. —dijo el señor Romeo. Miré a Susy, completamente sorprendida.
—¿La verdad de que he estado 6 años con un hombre que todo él es una mentira? —dije haciendo que ambos hombres se dieran la vuelta. Rhett intentó acercarse, pero le di una cachetada, dejándolo aturdido.
—Déjame explicarte Sol. —comenzó y olvidándome de donde estaba y enfrente de quienes, liberé mi dolor.
—¡¿Qué me dirás?! ¡¿Qué milagrosamente tienes familia?! ¿No que estabas solo en este mundo? ¿Que el señor Romeo te acogió como un hijo porque estabas solo? Ahora resulta que, no eres huérfano, si no que eres el hijo de un fallecido emperador. ¡¿Qué más no se de ti, Rhett?! —grité, Susy trató de tomar mi mano para poder calmarme, pero lo evité.
—¿Tu lo sabías? —pregunté directamente a sus ojos, ella miró a Rhett y bajó la mirada.
—Increíble. —dije saliendo del salón. Ellos me siguieron hasta la sala donde tomé mi cartera y caminé a la salida.
—Sol, no puedes irte así. Recuerda que no solo debes pensar en ti. —exclamó Susy al ver que estaba por abrir la puerta.
—Si tanto te hubieras preocupado por mí, me hubieras dicho esto desde hace mucho tiempo. —dije con lágrimas deslizándose por mis mejillas. Alan y Liz entraron a la casa.
—¿Qué sucede? —cuestionó Alan al ver la escena frente a nosotros.
—¿Tu sabias que Rhett es un príncipe heredero? —pregunté y Alan miró a Susy buscando una respuesta. No cabe duda de que me vi burlada por todos. Comencé a reír intentando no llorar ante la traición y decepción que siento en mi interior.
—Esto es increíble. Todos estos años botados por completo a la basura. Me imagino que toda la familia sabia, menos yo. —dije burlándome de mí misma.
—Hermana, cálmate, eso no le hace bien a tu bebé. —dijo Liz y quería matarla por decir eso en ese momento.
—¿Estas embarazada? —preguntó Rhett sorprendido queriéndose acercar a mí, pero levanté mi mano pidiéndole que no se acerque.
—Si, pero eso no cambia la decisión que acabo de tomar. —dije, él me miraba sin poder comprender.
—¿Qué decisión? —preguntó con seriedad.
—El divorciarme de ti Rhett. Un hijo no obliga a una pareja a estar casada. El amor es lo que hace un matrimonio, la confianza y complicidad es la que da la unidad y el compañerismo que se necesita en una relación. Una vez te dije que la mentira y el engaño tienen fecha de caducidad, al final todo se descubre, y al mismo tiempo la confianza muere para siempre. Si no fuiste capaz de decirme nada en nuestros mejores momentos, no lo harás ahora Rhett, y aunque lo hagas no estoy dispuesta a escucharlo. ¿Liz podrías llevarme? —Pregunté a mi traicionera hermana. Caminé hasta la puerta. Escuché a Alan gritar que debió decirme antes, pero dejé de escucharlo cuando la puerta de la sala se cerró.
—¡Sol! No puedes irte así, habla conmigo, por favor. —dijo evitando que abra la puerta del auto.
—Seis años, Rhett. Seis años para decirme eso y más. Tus razones habrás tenido para no hacerlo, así como yo tengo las mías para no escuchar ni una mentira más de tu parte. Quiero el divorcio. —dije sintiendo mi estómago apretarse con fuerza, mi pecho dolía y mis ojos se llenaban con mis lágrimas.
—Perdóname, por favor. Tendremos un bebé, tanto que lo anhelamos todos estos años. —Rhett siempre fue un hombre que nada lo ponía emocional, nunca lo había visto llorar.
—Lo siento, pero no puedo creer en ti de nuevo.
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Bienvenidos a esta esperada historia y nueva aventura.
En este mismo libro encontraran las historias de las hermanas Sol y Liz Galeano, junto a sus amores y desamores.
La historia iniciara actualización este 15 de septiembre.
¿Que tan emocionads estan?
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