DOMINIKA
De todas las formas posibles, no creí que Erik fuera a reaccionar de esta manera. Una en la que nuestros labios se encontraron y sentí cómo mil estruendos recorrieron mi cuerpo, sacudiendo mi alma y deseando más de aquel hombre. Su boca sabía a menta y naranja, tenía una sensación tan. . . Adicionalmente adictiva, que me confundía.
Nunca había sentido nada igual con un simple beso.
Fue tan pasional, tan cálido, tan mágico, que apenas empezaba y yo estaba ansiosa por saber cuándo sería el siguiente beso. Deseaba con todo el corazón que hubiera uno.
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ERIK
El tiempo pareció ralentizarse en el instante en que vi a Dominika, mierda, mejor dicho, Arturo, ponerse pálida como la harina. Sus labios, que segundos antes habían estado a punto de soltar otra de sus frases astutas,
