Capítulo 3

872 Words
Me había enseñado una revista en la que ponía. MARK WILIGHTON Y SU NUEVA AMANTE —¿Amante?—Dije ofendida, estaba nerviosa, no pude evitar reírme ya que era muy común en los momentos más nerviosos El sólo me miraba incrédulo. —¿Te parece gracioso?—Dijo el seriamente —Gracioso no, pero patético si, yo nunca saldría con hombres como tú —Dije entre risas —¿Y porque no saldrías conmigo?—Dijo el casi ofendido —No me digas que acabo de ofender a tu ego, eres el típico hombre que cada dos por tres está con otra, yo merezco un hombre mejor—Dije Esto es increíble no llevo ni dos días de trabajo y todo se había puesto patas arriba. —Sabes yo dimito, esto es patético, tampoco me gustaría que donde trabajo me etiqueten de ser la amante de mi jefe y se piensen que el puesto este me lo eh ganado entrando en tu cama o arrodillada, así que por esa misma razón yo me voy—Dije saliendo de su despacho sin dejarlo articular ninguna palabra Después de haber salido de su despacho había ido a recepción había dejado allí mi renuncia, sin decir nada, tampoco estaba dispuesta a que la gente pensara que mi puesto es por calentar la cama de mi jefe. Volvía a estar sin trabajo de nuevo, por lo menos tenía la suerte de no necesitarlo, ahora tenia que empezar a buscar otro trabajo para poder comenzar a trabajar. Ya habían pasado dos meses desde que había dejado mi anterior trabajo. Ahora mismo estaba trabajando en un restaurante bastante lujoso, con unas propinas de ensueño, amo a los ricos que dejan propinas y odio a los que pagan con tarjetas de crédito, lo raro es que siempre encontraba trabajo sin necesidad de buscar, era como si el trabajo me buscara a mí en vez de ser al revés. Llevaba ya un mes allí trabajando. —Emma ve a la mesa diez hoy tenemos unos clientes especiales—Dijo mi actual jefe —¿Especiales?—Pregunte confusa —Si—Dijo el ofreciéndome una sonrisa En ese momento me había dirigido a la mesa diez. —Buenas noches ¿Qué desean ordenar los caballeros?— Dije con una sonrisa amablemente Al darme cuenta quienes son esos clientes especiales me di cuenta que uno de ellos era mi ex—jefe, malditas coincidencias, aunque al verlo reaccione normal como si no lo conociera, después de unos minutos ya había tomado sus pedidos. Les había servido lo que habían pedido, pero por mi mala suerte al ir a servirle el vino a uno de los que estaban allí sentados se me resbaló y le cayo a uno de ellos encima se le había manchado todo el traje con vino, m****a m*****o c*****o, es como un gato n***o, cada vez que lo veo solo me pasan desgracias. —Lo siento señor—Dije, era una disculpa sincera —¿Qué lo siente?¿crees que con eso vas arreglar el error que acabas de cometer?—Dijo el sarcásticamente —Bueno por lo menos es una disculpa sincera, si usted no hubiera movido el brazo justo en ese instante no hubiera pasado nada—Dije tranquilamente En ese momento el comenzó a gritarme delante de todo el mundo sin ningún motivó bueno aunque algo de razón tenia, pero nunca nadie en su sano juicio se atrevía a gritarme ¿Quién se cree que es para gritarme? En ese momento lo dejé gritando y fui a la cocina para traerle el postre a el y a sus acompañantes ignorando el problema, no podía permitirme el ser despedida nuevamente. Al llegar allí el comenzó a gritarme me retire de nuevo. Justamente cuando fui a volver hablar le había estampado el postre en la cara, m*****o descontrol. —Esto por gritarme estúpido, la próxima vez aprende a respetar, si te pido disculpas lo que tienes que hacer es aceptarlas, no seguir provocando, el hecho de que este trabajando en un lugar y usted sea cliente no le da derecho a tratarme como a usted se le antoje, sea quien sea usted no tienes derecho a tratarme como lo acabas de hacer—Le dije seriamente —te despedirán—Dijo tranquilamente y divertido, mi ex-Jefe sólo estaba mirando lo que sucedía, parecía ser que la situación lo entretenía. —Que lo hagan, es lo menos que me preocupa en estos momentos—Dije saliendo de allí orgullosamente, con el orgullo pero sin el sueldo de final de mes. Estúpido idiota si no hubiera aparecido mi ex-Jefe no me hubiera vuelto a quedar otra vez sin trabajo. Al salir de allí me dirigí directamente a mi querido auto, para irme a mi casa. Como siempre entraba a casa y las luces estaban todas apagadas, estaba todo oscuro y vacío. Comencé a llorar en silencio realmente no sabía porque lloraba, tal vez porque estaba sola o pronto llegaba mi periodo, lo más seguro es que sea el periodo ya que en mis días me volvía muy sensible, me levanté para comerme un helado de chocolate a ver si de esa manera se me quita la tristeza.
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