—¿Pero qué mierda? —exclamé al ver que Kate ya no estaba. Me quedé mirando el pasillo vacío, sintiendo cómo mi frustración aumentaba de golpe, como un torrente imparable. Era como si el universo entero conspirara en mi contra, burlándose de mis intentos de hacer las cosas bien. Un sabor amargo se formó en mi boca. ¿Por qué todo estaba tan complicado últimamente con Paulina? Cada vez que intentaba hacer algo bien, todo terminaba en un desastre. Era como si la vida se empeñara en recordarme que no importaba cuánto esfuerzo pusiera, siempre habría algo que saldría mal. Apoyé la espalda contra la pared y pasé una mano por mi rostro con exasperación, tratando de encontrar un sentido a todo esto. Sabía que Paulina estaba molesta conmigo, pero ver que Kate también se había ido me hacía sentir a

