No sé cómo vergas me molesto tanto no tenerlo cerca... Antes no lo quería ni vivo y ahora... Golpeé la pared del baño con frustración, mi respiración algo agitada. Me quejé en voz baja, como si decirlo en voz alta pudiera hacer que todo fuera menos complicado. Sentía una presión en el pecho, un ardor en la garganta, como si algo dentro de mí estuviera tratando de salir, como si mi loba rugiera exigiendo su presencia. La rabia y la impotencia se mezclaban en mi interior de una forma que apenas podía soportar. —¿Qué me hiciste, Fabricio? —murmuré, sintiendo el peso de la confusión y el enfado crecer dentro de mí. Cada vez que intentaba ignorarlo, la conexión me quemaba desde adentro. Como brasas ardiendo en mi piel, como una corriente eléctrica que me atravesaba cada vez que no lo tenía c

