Nina entró en la sala de espera del consultorio médico, sus manos jugueteando nerviosamente con la correa de su bolso. A pesar de haber acudido a muchas citas prenatales, esta se sentía diferente. Había algo en la seriedad de la llamada que le hicieron para venir a ver los resultados de sus últimas pruebas que la había dejado inquieta. Se obligó a respirar hondo mientras esperaba su turno, mirando de reojo a otras mujeres embarazadas, algunas leyendo revistas, otras distraídas con sus teléfonos. —Señorita Blake —llamó una enfermera con una voz amable—. El doctor la verá ahora. —Sí, gracias—Nina se levantó, ajustando la ropa sobre su vientre ya prominente. Siguió a la enfermera por el pasillo, sus pasos lentos mientras su mente intentaba anticipar lo que podría escuchar. La enfermera la

