Una esposa para el mafioso

Capítulo 1. Boda. En el ayuntamiento una boda como ninguna da lugar, los presentes se aglomeran en la entrada para entrar, hombres se movilizan de un lado al otro y los francos tiradores toman su posición, en la habitación principal está el hijo de uno de los mafiosos más importante de Italia, el hijo menor de Francisco Bernaldi, el rey de la mafia italiana, Franco Bernaldi, la reencarnación del demonio mismo, un hombre de 1,80 cm de alto, blanco de contextura acuerpado debido al gran ejercicio que ejecuta, de ojos azules grisease, un galán empedernido el cual ninguna mujer se resiste a sus encantos, su mirada trasmite el terror mismo entre las personas que lo rodea, un hombre imponente quien desde los 15 años ha luchado contra sus hermanos por el poder que hoy adquiere y solo un obstáculo le impide tener la gloria, decidido a desposar a su juguete s****l para obtener ese objetivo no se detiene siendo ella la única mujer ambiciosa y manipulable, que él puede manejar. Sin duda la pareja perfecta ante los ojos de su familia, ya que ella obedece a Franco como una mascota a su dueño, sin embargo, las dudas de su llegada dan lugar entre los hombres de Franco que esperan a su llegada mientras Franco está reunido con sus invitados en la sala norte del lugar celebrando con anticipación. — Vamos, vamos, tomen su posición la que quiera jugársela hoy saldrá muerta. — Dice Pablo Dacher quién es la mano derecha de Franco el único que se atreve hablarle y es el que a recibidos disparos por él, se ha ganado su lugar muy merecido, pero hoy su virtuoso puesto está en duda cuando se ve afectado por el tiempo y la hora en que no ve a la futura señora Bernaldi llegar. — ¿Dónde carajo está? — Grita a uno de sus hombres que envió a Buscarla. — No lo sé señor, fuimos a su casa y es como si se los hubiera tragado la tierra, la mujer y sus padres desaparecieron del lugar, sin dejar rastro. — MALDITA mujer, se fue con el dinero que Franco le dio, desgraciada, tendrá que esconderse debajo de la tierra para poder gastarlo, demonios, estaremos muertos todos. — ¿Qué hacemos señor? Ya los invitados y el señor Franco están en el gran salón. Las expectativas son grandes, los nervios invaden el cuerpo de Pablo mientras piensa. — No te preocupes, es un gran evento, no hará un escándalo, su reputación es muy importante, veremos cómo reacciona. — Suerte, señor. Pablo camina al gran salón, los Invitados toman de su champán, amigos y enemigos reunidos para ser testigos de este evento, el más esperado en la familia Bernaldi, Franco al ver a su hombre de confianza se aleja de su madre y su hermana que lo alagan por lo guapo que está, se acerca a Pablo y su rostro lo hace temblar, ya que Franco es un hombre que no se le escapa nada y se da cuenta hasta del más mínimo detalle que pasa a Su alrededor. — Vamos, dilo. — Le dice con enojo. — Señor su novia no vendrá. Aquellas palabras dichas por su hombre de confianza lo llena de enojo mira a los presentes en el lugar, sus socios, amigos y enemigos están presentes, no pueden verlo ser plantado en el altar, un hombre poderoso y respetado como él, no puede ser burlado, no lo permitirá, mucho menos por la puta a la que decidió desposar. Franco se voltea a ver a su hombre de confianza mientras parte la copa en su mano con un apretón. — Ya sabes qué hacer, hazla pagar, en cuanto a nuestro pequeño problema, tráeme a cualquier mujer, cualquiera que vaya a casarse, que sea hermosa, tan hermosa de ser digna de mi apellido, tráela ante mí AHORA. Los ojos de Pablo se abren como platos por tal petición, es una responsabilidad sobre sus hombros, no esperaba menos de su jefe, tomó las cosas con mucha calma en esta ocasión, pero sabe que si no le resuelve el problema, hará de este lugar un infierno. — Cómo ordene señor. Franco limpia su mano que brota un poco de sangre con el pañuelo de su bolsillo, toma otra copa y se incorpora nuevamente con los invitados, como si no pasará nada, en media hora estará una mujer frente a él y está burla no será más que pasado, de igual manera, nadie más que su familia conoce a Madison, o la conocía, puesto que en unas horas estará bajo tierra, ella y su familia. Mientras tanto en el área superior los hombres de Franco hacen su trabajo, buscan en cada rincón del lugar, las mujeres que están, ya están casadas y las que se van a casar no cumplen con los Requisitos, buscan a una mujer tan bella que pueda opacar el gran momento que acaba de pasar Franco. Pablo mira a los invitados de una celebración en la Planta, una pequeña celebración da lugar, todos se preparan mientras la dama de honor corre por el pasillo debido a lo atrasada que esta, el sonido de sus tacones llaman la atención de Pablo quien voltea a verla, su vestido color champán y su piel blanca lo hechizan, es la mujer perfecta, su belleza resalta por la luz del día, altura de 1, 65 cm, cuerpo principado apropiadamente y natural, una bella que le expresa una sonrisa a Pablo tan blanca como la nieve, sus ojos azules son tan hermosos que lo distraen fácilmente, esa dama misteriosa que brilla ante sus ojos lo llena de misterio y curiosidad por saber quién es. Emma López es una camarera de un Restaurante en el centro, desde que su madre falleció de cáncer y su padre la abandono a ella y a su hermana pequeña de 8 años se ha tenido que hacer cargo de ella y de su abuela dándoles todo lo que ella cree que merecen. Tras su graduación universitaria ha planeado trabajar de diseñadora, su sueño se lleva a cabo siendo quien ha confeccionado los trajes de la boda de su mejor amiga, Omaira, todo un sueño hecho realidad, ya que todos admiran el traje de las damas de honor mientras la novia hace su aparición luciendo perfecta, para Emma es una ocasión muy importante, de que todo salga bien, depende su trabajo, si la novia y las damas brillan sin duda ella tendrá mucho trabajo a futuro, eso sí logra llegar. Emma corre por el último pasillo cuando es atrapada por Pablo quien al ver los pasillos solos la toma desprevenida y la lleva arrastras hasta el alá superior, dónde uno de sus hombres le administra un tranquilizante a Emma quien forcejea con todas sus fuerzas. La drogan con una dosis que le permite estar despierta y perdida a la vez, como si fuera un títere. Emma está asustada, sin poder entender lo que pasa, se siente cansada, está en una habitación que observa con calma mientras una chica le coloca un velo a juego con el vestido que lleva puesto, no puede creer lo que está pasando, varios hombres armados la observan a lo lejos, está destrozada, no sabe que pasa y su cuerpo se siente tan débil que apenas le permite moverse o reaccionar. Pablo llega para escoltarla al altar, ha llegado el momento y las amenazas no quedan atrás. Mientras que en el gran salón todos toman lugar en sus mesas dejando la entrada libre para la novia quien camina al lado de Pablo quien la amenaza con matar a su hermana si se mueve un milímetro del altar o no responde como debe, en solo media hora esos hombres investigaron su vida completa y saben exactamente de qué hablan, su identificación fue registrada Para la boda y todos los permisos fueron otorgados, no tiene salida más que caminar al lado del hombre que tienta contra su vida, no sabe qué sucede, sus lágrimas corren sus mejillas mientras Franco la mira atentó, está observando cada detalle de ella, cada movimiento le deja claro que está drogada aunque ella lo trate de disimular, al estar ante él, Pablo la entrega en sus manos Sintiendo paz al hacer lo correcto, sabe que ella es exactamente lo que él quería. Franco la toma de la mano y siente como tiembla, ella no puede ni mirarlo, él levanta su velo y los presentes murmura por lo bella que es. — Es hermosa, está tan feliz que no Puede dejar de llorar. — Es bellísima, ¿De dónde la saco? — ¿Qué pasó con Madison? Está chica es lo contrario a la vulgar de Madison, ¿Dónde está? — Su madre no entiende nada y su padre solo mira a la hermosa chica que su hijo toma de la mano. Franco se acerca a ella para hablarle al odio, es hermosa, más de lo que esperaba, está hechizado, su perfume lo hipnotiza, pero aún ella no lo mira a los ojos. — Mírame. — Le dice limpiando sus Lágrimas. Ella lo mira y confirma su teoría es hermosa, sus ojos azules le producen una extraña sensación. — No llores. — Le dice en un tono Fuerte. — Sonríe. Ella hace lo que él le pide, aún tiembla y está muy confundida, a pesar de sorprendida, el hombre frente a ella es muy guapo y su mirada es profunda y penetrante, causa temor en su cuerpo, mezclado de una sensación extraña. El juez empieza la ceremonia y como es de esperar, ella lo mira y piensa unos segundos hasta que él toma su mano asustándola, su mirada de enojo la hace temblar. — Aceptó. —Dice asustada mientras Tiembla al firmar el documento sobre la mesa, una lágrima cae en él y Franco lo nota atrayéndola para tomar su mano y colocarle el anillo. — Aceptó. — Dice Franco firmando el documento y luego ella muy temblorosa le coloca el anillo. — Pueden besarse. — Dice el Juez y Franco se acerca a ella tomando su mano la cual pasa por su abdomen haciéndola sentir su arma que posa en su cintura. Emma se aterra, lo toca con su otra mano, toma su cuello y lo besa, sus labios se hunden en él de golpe, un beso que Franco no puede detener, es excitante, tan satisfactorio que al alejarse de ella rosa sus labios con su pulgar y vuelve a darle un beso más corto. — Que vivan los novios. — Gritan los presentes al unísono mientras aplauden por la feliz pareja. Franco toma a Emma de la mano haciéndola caminar a su lado, la saca del lugar sin permitir que nadie se acerca a ella. Los presentes aplauden, al salir al jardín varias camionetas esperan siendo custodiada por sus hombres de seguridad listos por si algo ocurre. Franco es envidiado por sus enemigos al tener una hermosa Mujer como ella a su lado. La sube a su coche y ella se acomoda mientras trata de no correr, sabe que esos hombres están armados y ella a duras penas puede reaccionar a todo esto. — Por favor, déjame ir. — Le dice a Franco, quien la mira muy serio enfocando su mirada en ella por unos segundos y luego en Pablo con frialdad. — Quien es ella. — Le dice a Pablo quien de inmediato le pasa una carpeta. — Déjame ir desgraciado, ya tienes lo que querías, déjame ir. — Le grita a Franco golpeando su pecho, mientras él la ignora distraído leyendo su información. Emma se acomoda tratando de abrir la puerta que mantiene el seguro, el efecto del calmante está pasando y la fiera que lleva dentro está dando su aparición mientras es trasladada a su nuevo hogar. — Cálmate. — Le dice Franco deteniendo sus manos. — Eres un desgraciado, esto es un Secuestro, déjame salir, déjame ir. — Lo golpea tan enojada, que no mide sus golpes dándole una fuerte bofetada que hace que Franco despierte el demonio que lleva dentro y la tomé por el cuello pegándola contra él mueble, saca su arma y se la coloca en la frente. — Me vuelves a pegar y te juro que te abro un agujero en ambas manos, comportate porque no quieres verme enojado, ahora eres mi esposa, te casaste con tu peor pesadilla. — Le dice Franco tan enojado que no puede controlarse, nadie le había pegado en su vida y ella no será la excepción. — Tú tampoco sabes con quién te casaste, debiste investigarlo antes, porque si no me dejas ir te juro que te haré la vida a cuadros. — Eres mi mujer y por tu bien, más te vale que te empieces a comportar como tal. — ¿O qué? — Dice retándolo como si no le tuviera miedo. — No puedes retenerme contra mi voluntad, esto es un maldito secuestro, yo tengo una vida. — Si una vida de mierda es la que tienes, ¿Tú crees que no sé todo de ti? Me sé la dirección de tu casa y tu trabajo, también sé que tiene una abuela enferma y una hermana con depresión, y tú debes de saber que eres mi esposa y no te voy a dejar ir, te recomiendo que empieces a comportarte como mi mujer o te juro que le quitaré el sufrimiento a tu abuela y la agonía a tu hermana. — La suela y ella lo mira con enojo dándole la espalda. — Bájala y llévala a su habitación. — Ordena y se baja dejándola en manos de Pablo quien se acerca para ayudarla a bajar del coche. — No, no me toques hijo de puta, SUÉLTAME DESGRACIADO, HIJO DE PUTA… déjame ir, déjame ir, SUÉLTAME, ESTO ES UN SECUESTRO, ME BUSCARÁN, LA POLICÍA ME VA A ENCONTRAR... — La dejan sobre la cama y Pablo sale cerrando con seguro. Emma se levanta y corre a la puerta, la golpea con fuerza tratando de abrirla. — FRANCO, FRANCO déjame ir, desgraciado, déjame salir, DÉJAME IR. Emma no descansa, no sabe cómo, pero encontrará la manera de salir de ahí, de escapar, Franco no tiene idea de lo que ha hecho, pero en este momento empieza a cuestionarlo.