Capitulo 2. Intento de escape.

2580 Words
Capítulo 2. *Intento de escape. Emma lleva horas gritando, su habitación está patas arribas, el desastre es grande y casi no puede gritar, sus amígdalas están inflamadas, llora mucho, piensa en su abuela, en su hermana, no sabe que hacer, en algunas horas estarán preocupadas al no verla volver, en su corazón confia que alguien en cualquier momento la buscará, no pierde la fé aunque no tiene forma de salir luchará hasta el final. Emma continúa sus intentos de escapé mientras que Franco está disparando en su habitación de entrenamiento, los gritos y chillidos de Emma lo enloquecen, lo sacan de quicio, esto no era lo que planeaba para su noche de bodas, esperaba tener mucho sexo y relajarse mientras fumaba un abano, en cambio tiene a una loca en su casa con unas muy buenas amígdalas que lo están enloqueciendo. — De todas las mujeres que hay en el MALDITO MUNDO, TENÍA QUE SER ELLA. — Dice muy enojado. — ¿Quiere que le coloquemos un calmante señor? — Pregunta Pablo muy desconcertado. — Lo que sea para callarla, tengo una reunión más tarde y no puedo escucharla gritar. — Cómo ordené señor. Pablo va con varios hombres y abren la puerta, al entrar ven el desastre que ha ocasionado y saben que Franco se volverá loco en cuanto lo vea. Se aproxima con sus hombres ante Emma quien lucha al ver que intentan someterla. —¿Qué haces? No me toques, no me toques, FRANCO, FRANCO NO ME HAGAS ESTO, ERES UN COBARDE, UN MALDITO COBARDE…— La inyectan causando debilidad en ella, quien mira a la entrada dónde Franco hace su aparición. Al entrar al lugar nota las ventanas rotas, un enorme desastre de cosas a su paso, ella intentaba escapar sin importarle nada, intentaría lanzarse a la piscina pero quizás la altura la a detenido. Pablo la toma en sus brazos ya dormida la deja en la cama, se ve tan hermosa al dormir que hasta Pablo lo nota, Franco frota su cien con la yema de sus dedos intentando calmarse cuando nota la cortada en la mano de Emma. — ¿Qué es eso? — Le pregunta a Pablo quien no la había notado. — Seguro se cortó al intentar romper las cosas, llamaré a Julia. — Limpien todo esto de inmediato, aseguren la ventana y que le cambien la ropa. — Ordena Franco saliendo de la habitación. — Si señor. * El día transcurre y Emma sigue dormida, Franco entra a su habitación y se da una ducha, ella luce muy sexi con su pijama, sus piernas despiertan la hombría de Franco quien no saca de su cabeza ese beso que ella le dio, esa mujer arrogante lo está enloqueciendo a pesar de las pocas horas que lleva en su casa, con suerte mañana por la mañana se irán a su mansión en la montaña y esta pesadilla terminará, si ella sigue así la enviara lejos de su vista igualmente ya cumplió su objetivo. Al tomar una ducha Franco sale para cambiarse notando que Emma se empieza a mover. Su cabeza da vueltas, está muy mareada, siente náuseas y se sienta en la cama con los ojos aún cerrados, sin notar a Franco quién camina desnudó ante ella por la habitación. Franco se coloca un boxer y camina a su armario buscando su traje, lo que llama la atención de Emma quien abre los ojos sorprendiéndose al verlo en la habitación. Emma lo mira, detallando cada movimiento que él da, sus ojos se llenan de lágrimas, su corazón late con un fuerte dolor que la invade haciéndola sentir temor nuevamente, por el hombre quien es ahora su esposo y que apenas conoce, a pesar de notar lo guapo que es, Emma lo considera un monstruo. Ella se mueve notando su pijama que es muy sensual, se diría que es lo habitual para para una noche de bodas, lo que la llena de dudas ante la situación, sin saber que Franco no la tocaría sin su consentimiento, por más salvaje que sea él no la violaría, tiene hermana y una madre, a él no le gustaría que le ocurriera lo mismo pero es algo que Emma no sabe, lo que la lleva a tomar la sábana de la cama y cubrirse mientras lo observa cambiarse sin determinarla. Franco está tan molesto con ella que la más mínima discusión lo llevaría a perder la cabeza, se cambia tranquilo notando que ella lo observa, Franco se limita a esperar cualquier movimiento de su parte, ya que no le teme a diferencia de ella. Emma nota la puerta abierta, su cabeza da vueltas, pero es consciente que no puede dejar pasar cualquier oportunidad, Franco camina al baño y ella sin pensarlo se mueve rápido, abre la puerta y sale de la habitación buscando un celular, algo que la ayude a llamar a la policía. Corre por un largo corredor hasta unas escaleras que da a una enorme sala de Star, da vueltas en circulo en el lugar encontrando una puerta que intenta abrir sin éxito, entre sollozos perdiendo la esperanza, Emma voltea notando por la ventana a más de 30 hombres afuera, varios coches empiezan a llegar y lo único que ve es su salida a la luz, corre a un pasillo el cual da a una puerta, donde queda atrapada de la misma manera que la anterior. Emma golpea la puerta muy débil y angustiada dejando ver ante Franco quien aparece en su encuentro, su desesperación por salir sintiéndose atrapada. — Vuelve a tu habitación. —ordena a su oído sujetando sus hombros al tenerla de espaldas, mientras Emma permanece apoyada de la puerta llorando. Al no escucharlo, Franco apoya su mano derecha cerca de su mejilla causando inquietud en Emma quien es invadida por el olor del perfume de Franco. — Vuelve a tu habitación. — Repite tan cerca que ella cierra los ojos por unos segundos y voltea para verlo a los ojos. — Déjame ir por favor, te juro que no le diré a nadie de esto, solo déjame ir, mi familia me necesita. — pide débil, llena de temor, él puede verlo en su mirada, esa mirada que Franco odia porque proviene de ella, quien lo tiene hechizado, lo ha vuelto vulnerable en las pocas horas que la conoce y es una sensación que Franco odia, porque lo hace sentir. — Franco, por favor, déjame ir. — Lo toca, le pasa la mano por su mejilla acariciando suave hasta su abdomen causando una intensa sensación de deseo en Franco. Su belleza lo atrae, la toma del cuello acercándola hacia él para besarla, sus labios se unen y es como una explosión, ambos lo sienten, se atraen a pesar de las circunstancias existe una extraña conexión inevitable. Para Emma esto hubiera sido diferente si solo él la hubiera cortejado, o si lo hubiera conocido de otra manera, en cambio, es el hombre que la mantiene cautiva bajo su propia voluntad y que le prohíbe salir, un hombre que cree que puede tener lo que sea cuando sea sin importar las consecuencias ni el sufrimiento de los demás. Su angustia la vuelve fuerte para hacer lo que debe hacer, Emma toma el arma de Franco sacándola de sus caderas con facilidad y le apunta en el abdomen mientras se aleja poco a poco de sus labios. — Abre la puta puerta y déjame salir, o te juro que no dudaré en disparate. — Franco la mira con una gran sonrisa, incluso se ríe de ella. — Dispara si te da la gana.— Dice mirándola fríamente. — Házlo, Pero de aquí no sales, eres mía, aunque seas una maldita patada en el trasero, he pasado por mucho para que ahora una niña descontrolada como tú lo arruine todo, Vamos, dispara. — Ordena extendiendo los brazos ante ella para que dispare. — No estoy JUGANDO, quiero irme, déjame salir de aquí, me das asco, no puedo verte, déjame salir, déjame irme.— pide agitada y muy asustada. — Dispara. — Ordena Franco. — Abre la MALDITA PUERTA HIJO DE PUTA. —Franco se ríe al verla intentar dispararle sin quitarle el seguro al arma, se nota que ella jamás ha hecho algo asi, él se acerca a ella tomándola del cuello nuevamente mientras le quita el arma. — Haré que te tragues cada una de esas palabras, eres mi mujer ahora y por tu bien pórtate a la altura porque te prometo que te arrepentiras. — Yo no lo elegi esto. — Responde Emma muy débil. — Pero yo sí y eso es suficiente. — ¿Crees que puedes adueñarte de mí como si fuera un puto objeto que tomas sin importar si tiene dueño? — Tú ya tienes dueño, ahora eres mía Emma López y tarde o temprano te acostumbrarás a mí, me llegarás amar tanto que desearas que te haga mía en todo momento y cada rincón de la casa. — Soñar no cuesta nada, tú jamás me vas a interesar y si no me dejas ir ahora te juro que te haré la vida a cuadros Franco Bernaldi. — ¿Eso es una amenaza? — Pregunta Franco muy cerca de sus labios. — Lo es. — Quiero verte intentarlo. La suelta guardando su arma nuevamente y se acomoda el traje abriendo la puerta con él detector de huella dactilar al otro lado de ella para salir del lugar, volviendola a dejar encerrada, lo que causa que Emma empiece a gritar nuevamente, arrojando todo lo que consigue a su paso, incluso rompe el vidrio del gran ventanal llamando la atención de los hombres de seguridad que empiezan a llegar. Emma está perdiendo la cordura, el recuerdo de su hermana y su abuela la descontrolan, no puede creer que ahora está cansada, empieza a llorar notando a los hombres de seguridad que llegan para atarla, siendo dopada nuevamente por uno de los hombres de seguridad causándole un colapso que incluso la hacen convulsionar, todos se sale de control atrayendo a Pablo a la escena, quien al verla sus nervios se desbordan ante la situación. — ¿Qué demonios le hiciste hijo de puta? ¿Quieres que nos maten a todos? Llamen a un maldito doctor, AHORA.— Ordena Pablo sujetándo su cabeza. — Señor ella no dejaba de golpearnos, nos mordió. — Exclama uno de los hombres. — Esa no es una puta excusa. — Dice tratando de ayudarla a reaccionar, mientras la desata. — Te pedí que la ataras, no que la drogaras, esta mierda es tu puta culpa, ella es tu jefa ahora sí Franco…— Uno de sus hombres llega con el doctor. — Señor, el jefe vio al doctor, viene para acá. — ¡MALDICIÓN!, SALGAN, AHORA. — Grita con desesperación, sabiendo que esto se saldrá de control. * Minutos antes. Franco está en una reunión donde le entregan las llaves de su reino, una nueva organización pasa a su mando siendo descendencia de su padre quién le entrega el mando de sus guaridas, está recibiendo lo que le pertenece, siendo la mujer en la habitación su mejor recompensa de todo esto, aunque sea un puto dolor de cabeza es lo que merece. Franco no deja de pensar en ella, sabe que no es cualquier mujer, ella es una fiera a la que sus hombres le cuesta controlar, su mirada, su belleza, todo lo distrae a pesar de que está celebrando no la saca de su mente. Franco está brindando con su familia cuando nota a uno de sus hombres pasar con el doctor de la familia que lo saluda al pasar, se acomoda en su silla lanzando su arma a la mesa y se levanta llamando la atención de los presentes, entre ellos su padre. — ¿Franco? ¿Qué pasa? — Todos le temen es un hombre tan explosivo que cada acción de él es una sorpresa, su poca calma los mantiene a la expectativa, verlo tan enojado es algo que los hace moverse rápido. Sus hermanos y su padre se levantan al verlo salir sin dar respuesta. Franco camina mirando el desastre que hizo Emma, su enojo va en aumento continuando su camino hasta la planta superior donde Pablo lo espera mientras el doctor trata de controlar el ataque de Emma. En cuanto Franco llega a la segunda plata, su presencia causa pánico, Pablo no sabe cómo explicar la situación que Franco evidencia con sus propios ojos. — Señor, ella…— No lo deja responder, Franco saca su arma y quita el seguro apuntando a su frente. — Si me dices que está muerta te vuelo la cabeza.— dice con frialdad. — No señor, Hugo se le pasó la mano con el calmante y la joven está en un colapso, el doctor trata de ayudarla con sus...— Las palabras de Pablo quedan en el aire. Franco entra a la habitación y sin permitir explicaciones le dispara a Hugo a sangre fría en la frente mientras observa a su mujer convulsionar, no le importa las explicaciones, sea la loca que sea, ella es su mujer, la que será la madre de su hijo, si alguien por lo más mínimo la lástima volteara el mundo si es necesario. Hace una hora hubiera pensado en matarla si hubiera sido necesario, pero al saber su historia y lo que ha luchado por sobrevivir al mundo, lo hace saber que no hay otra mujer digna de merecer ser su esposa que ella, le dará una oportunidad de cambiar su forma de ser con él, esa poca compasión viene acompañada de las buenas críticas de los presentes en su boda, los halagos sobre lo hermosa que es su esposa y el consejo de hace una hora de su madre lo hace entender que no hay nadie que haya cautivado más a esa mujer que la arrogante y prepotente de su esposa. *Flashback hace una hora* — Solo verla a los ojos me deja entender que es una buena muchacha, Franco, sea de donde sea que la hayas sacado para cumplir tus ambiciones no lastimes, no lo hagas hijo, si te la ganas ella podría ser la madre de tus hijos, es hermosa y su inocencia es apreciable, esa chica la vi hace unas semanas atrás en un restaurante cuando fui con tú hermana comer, solo dale la oportunidad, es una buena muchacha, trabajadora y muy cumplida, no quiero enterarme de que la lastimaste Franco, guarda tus demonios para tus enemigos, no para tu mujer, ¿Te queda claro? — Claro. — Dice Franco escuchando sus gritos. — ¡Por Dios!, Solo déjala salir, no podrá escaparse, aunque quiera, esa no es manera de tratar a una mujer.— Sus palabras lo enojan. — Escúchame bien madre, te respeto por ser la madre que me dio la vida, pero te pido no intervengas, de mi mujer me encargo yo. — Tu mujer porque no le diste otra elección, si ella conociera el monstruo que eres, jamás se hubiera fijado en ti, por algo Madison escapó, sin embargo fíjate, el destino te trajo un verdadero reto, siento que ella será tu dolor de cabeza, te dará una buena lección. — Dice su madre orgullosa de que el destino por fin le dé de su propia medicina a su hijo. — Eso lo veremos. — responde con frialdad mirando a su madre mientras toma su trago. — Estoy segura de eso Franco. *Fin del Flashback*.
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