Capítulo 3.
*Escape fallido.
*Dos días después.
Tras un fuerte colapso Emma a duras penas logro salvarse, han pasado dos días desde su colapso, está inconsciente y Franco decidió llevarla a su casa en la montaña. Una enfermera cuida de ella en la habitación principal mientras Franco moviliza su nueva carga, en las noches al llegar a su casa la ve aún dormida, esa mujer tan pálida a quien debe bajarle la fiebre lo tiene hechizado, es hermosa, tanto que lo desconcierta no había llegado nadie a su vida que lo cautivara de tal manera. Verla temblando por las pesadillas lo pone ansioso, busca nuevamente un envase y lo coloca en su mesita de noche, la desnuda para frotar su cuerpo y poder bajarle la fiebre, lo hace por varios minutos para así volver a medir su temperatura. Es de madrugada y aún no le baja la fiebre, quedando sin recursos no tiene más opción que cargarla en sus brazos llevándola al jacuzzi que preparo para ella.
— Por favor, déjame ir, por favor. Elena cariño, iré pronto, te lo prometo. — Dice inconsciente mientras Franco la ayuda a bajar la fiebre.
Al terminar, Franco seca su cuerpo y la cubre con la toalla llevándola a la cama donde revisa nuevamente su temperatura que ahora se mantiene normal dejándolo mucho más tranquilo. Tras acomodarla, Franco vuelve al baño para tomar una ducha y relajarse un poco. Al salir, se coloca un boxer y se acomoda a su lado sin imaginar que Emma lo abrazaría aferrándose a su cuerpo sorprendiéndolo ante su agarre. Franco al sentirla tan cerca la sostiene entre sus brazos aún está desnuda, sus senos se apoyan en su pecho al igual que su cabeza, haciendo imposible para Franco que su hombría responda ante ella a quien desea con locura. Franco no ha tenido sexo con ningúna otra mujer, la desea tanto que toma mucho valor para no tocarla siendo un hombre que toma lo que quiere cuando quiere, pero con ella es diferente, la observa dormir y no duda en darle un beso en los labios de manera suave para así poder quedarse dormido.
*
Emma tras dos días y tres noches de estar en un profundo sueño despierta entre los brazos de Franco quién está cansado tras pasar las noches en vela bajándole la fiebre, en cuanto Emma se levanta nota que no tiene ropa, está desnuda junto a este extraño hombre, lo que la lleva a imaginar lo peor. Emma lo mira con temor, le teme, los recuerdos vuelven a su mente causando inquietud en ella. Emma se levanta despacio tomando una sábana para cubrirse, camina en pasos lento al baño, su cuerpo le duele, las marcas de inyecciones en sus brazos la aterran, ella revisa sus heridas temblorosa, está desconectada de lo que han hecho con ella que teme a despertarlo siendo su voz su peor pesadilla.
— Estás despierta. — Dice Franco asustándola.
Emma se voltea ante él y lo fija con la mirada ante cada movimiento que él da, incitándola a suplicar por su vida.
— Lo siento, ¿si? Solo no me lastimes, quiero…— Pasa saliva agitada .—No me iré, solo iré al baño por favor. — Su mirada entre lágrimas, y sus labios rojos mientras tiembla lo hace entender que está aterrada, le teme, y es que ya entendió que es inútil huir de él, quizás él ya la violó y no sabe cuánto lleva drogada o dormida, teme por lo que hayan hecho con ella.
Franco se queda en silencio mientras la mira temblar, se levanta de la cama, para confirmar si tiembla por miedo o porque le subió nuevamente la temperatura. Emma se aterra retrocediendo ante su cercanía, le baja la mirada que levanta nuevamente ante el golpe que se da en su espalda con la pared que detiene sus pasos dejándola acorralada frente a Franco, quien sin mencionar palabra alguna la toca notando que tiene un poco de fiebre, pero ella tiembla más por el miedo, cada movimiento o acción que él ejecuta causa una reacción de susto en ella. Franco se aleja de ella caminando por la habitación, Emma lo observa notando el arma sobre la mesa de noche, lo que la asusta más, por ello corre encerrándose en el baño muy asustada, se sienta sobre el suelo abrazada a sus piernas esperando lo peor, hasta que lo ve abrir la puerta.
Franco se acerca a ella y la toma del brazo levantándola del suelo, Emma forcejea mientras Franco la despoja lentamente de la sábana que cubre su cuerpo, exponiendo su cuerpo desnudo ante él, lo que la paraliza esperando lo peor. Los pensamientos de Emma están invadidos por preguntas sin respuesta, ¿Qué hizo mal? ¿Quizás es un castigo? ¿Este es su destino, ser violada y maltratada por este hombre? Sin duda tiene miedo de lo que puede hacerle, nota como Franco se quita el Bóxer frente a ella y se mete al jacuzzi guiándola a su encuentro nuevamente.
— No quiero, por f…— La mirada de Franco la hace callar, Emma llora ante sus acciones tomando su mano muy temblorosa para unirse a él en el jacuzzi.
Franco se sienta acomodándola entre sus piernas estando ella de espaldas y la atrae apoyándola sobre su pecho, dónde su cabeza reposa tal como él la ha acomodado.
— No te he tocado, no lo haré si tú no quieres, deja de temblar, me vi en la obligación de desnudarte para meterte a bañar, llevas tres días inconsciente y has tenido mucha fiebre, ya no hay nada de ti que no haya visto, solo relájate.
Esas palabras amables y duras que salen de sus labios, la tranquilizan al saber que no la a tocado más allá de lo debido, le deja saber que su inocencia está a salvo que su plan sigue en marcha y que si sale de esto, algún día encontrara a un hombre que la ame y ella ame, a quien le entregará eso que tanto ha guardado, aún existe la esperanza.
Franco frota su cuerpo con una esponja, mientras ella lo observa, siente su m*****o erecto presionar el costado de sus caderas al mismo tiempo que siente como él pasa la esponja por su abdomen que se contrae en un vaivén agitado en unión con su pecho dejando ver lo incómoda que está ante sus caricias.
Franco ignora su estado nervioso recorriendo hasta su cuello donde se detiene soltando la esponja para recoger su cabello con una liga volviéndola apoyar nuevamente contra su pecho. Franco no lo piensa, él jamás había sido tan cariñoso con ninguna mujer, pero con ella se le hace tan fácil querer tenerla así.
— Me duele mucho la cabeza. —Dice Emma inquieta, cerrando los ojos por el dolor que la invade.
Escucharla hablar para Franco es una invitación a dejar las cosas en claro con ella, así como siempre ha sido, un hombre directo.
— Se te pasará, en cuanto salgamos de aquí te daré una pastilla para el dolor, escúchame bien Emma López….— La acomoda para que lo mire a los ojos. —Pórtate bien, si lo haces podre ser más tolerante contigo, no soy hombre de tener paciencia y mucho menos compasión, deja de llorar y romper cosas, casi mueres por tus berrinches, dentro de un rato saldré, abajo hay una señora mayor que a cuidado de ti desde que llegaste, pídele lo que quieras, al mediodía enviaré a alguien que te comprará lo que necesites, no intentes huir, ¿De acuerdo? — Emma se mantiene en silencio mientras él lava su cuerpo, no sabe que responderle y solo hará lo que él dice hasta que una oportunidad de escapar se le presenté. — Confío en que eres una chica inteligente, solo has lo que te digo y todo saldrá bien, ¿Me escuchaste? — Silencio.— Responde.
— Si, lo entiendo. — dice débil ante su agarre en su mandíbula.
Franco la suelta tomando el termómetro para volver a tomarle la temperatura.
— Abre. — Ordena y ella abre la boca.
Tras unos minutos en silencio él saca el termómetro y lo revisa, está normal, lo deja aún lado y vuelve a enfocarla acariciando sus labios. Franco realmente lo intentan, trata, pero no puede controlar las ganas de tenerla. Franco toma su barbilla y la besa en los labios, la desea y la necesita, la quiere, sus besos se intensifican. Él la acomoda de frente subiéndola sobre su regazo y sujeta su mano colocándola sobre su pecho para que ella lo toque, mientras él se enfoca en besarla bajando por su cuello hasta sus senos que besa y muerde ligeramente incomodándola por completo.
— Pará por favor…— Dice sin aliento. — Franco por favor, por favor no, no puedo. — Dice en forma de súplica haciendo que se detenga.
Franco la mira a los ojos y ella le baja su mirada, la intimida, le cuesta mirarlo y eso lo mata, porque aún le teme.
— Vamos. — Ordena levantándose, le extiende su mano y trae a la regadera donde se duchan juntos por varios minutos saliendo del baño.
Ella se cambia colocándose una pijama que es lo que ve en el closet, mientras Franco se coloca un traje que lo hace lucir muy guapo. Emma se sienta en la cama y él al estar listo toma su mano para bajar a desayunar. El sol es radiante, todo es muy bonito de camino al comedor donde Zoila al verla sonríe.
— Buenos días, señor y señora Bernaldi. — Saluda la mujer mayor.
— Buenos días, prepararle el desayuno y unas pastillas para el dolor de cabeza, dale lo que necesite, pero ya sabes, sin comunicación a menos que sea a mi a quién llame o escriba y que sea importante, confío en que se portará bien. — Dice con una mirada intensa sobre Emma quien se mantiene en silencio.
— Si señor, lo que ordené.
Franco no se queda a desayunar, la toma de la nuca y la acerca para darle un intenso beso que ella corresponde por unos segundos y se aleja para marchase seguido de sus hombres llamando la atención de Pablo quien al verla sabe que su pellejo está a salvo. Los hombres suben a sus coches, y salen del lugar mientras que Emma analiza cada movimiento, cada posibilidad de escapar. Nota rápidamente que cuando Franco sale se lleva a casi todos sus hombres dejando una cantidad muy reducida en la casa, eso le da una primera entrada a su plan.
— ¿Va a desayunar? Venga, siéntese, le prepare lo mejor para que recobre fuerzas. — Emma no le responde a la mujer más que con una sonrisa.
Tras desayunar y tomarse los medicamentos, Emma camina por la casa notando el enorme lugar que la llena de muchas ideas. Emma ha pensado en esconderse y cuando Franco y sus hombres salgan a buscarla ella subirá a uno de los autos y escapara, un plan que sin duda resultaría si la saca de ese lugar para buscar ayuda.
Tras pensarlo por varias horas Emma toma una decisión.
Por otro lado, Franco revisa el cargamento que llegó de Rusia, sabe que en la casa no hay celulares, ni teléfonos locales, el internet tiene clave y solo hay un móvil en toda el área y es el de su segundo hombre de confianza que está en la casa cuidando a su mujer, eso lo tranquiliza permitiendo que pueda concentrarse en lo que tiene que hacer.
Tras revisar la carga Franco se reúne con sus hermanos y su padre a celebrar, varias mujeres se sientan en sus piernas, los hombres disfrutan de la compañía y el trago ante el éxito en sus manos, un buen trabajo que da muchos frutos. Franco está disfrutando de su trago siendo distraído por su padre quien llama su atención ante sus preguntas.
— Franco hijo, ¿Cómo está tu mujer? ¿Ya despertó?
— Así es. — Su respuesta es clara y fría como acostumbra, ya que odia que su familia se meta en sus asuntos.
— Me alegro, eso quiere decir que tendré mis nietos muy pronto, un nieto varón alegraría a esta familia. — Dice Francesco con orgullo.
— Lo dices como si tus nietas no te importaran papá. —Expresa incómodo Dominic él hermano mayor de Franco quién siempre le ha tenido recelo a su hermano.
— No hables estupideces, las niñas solo sirven para gastar, necesito el nuevo heredero, trabajen en procrear varones, mis nietas son mi adoración, pero no las imagino llevando está carga, dejen de ser tan ingenuos, este trabajo es para hombres, las mujeres que se queden en la casa para procrear. — Dice el hombre mayor mientras fuma su abanó.
— Tu mentalidad es machista padre, no tengo dudas de que Dacha, manejaría muy bien el negocio, con un buen entrenamiento. — Dominic está muy orgulloso de su sobrina.
— Lo dudo hijo, lo dudo mucho. — Dice el hombre mayor sabiendo qué a su nieta solo le gusta gastar.
Franco solo los escucha hablar en silencio, cuando la llamada de su hombre de confianza lo incita a levantarse para recibir los reportes de la casa. Franco camina a una de las habitaciones donde una de las mujeres llega para complacerlo, tiene una carga que quiere desquitarse y que lo hace perder la cabeza, la chica a duras penas le alcanza hacer un oral y él logra llegar a su orgasmo cuando una nueva llamada lo saca de quicio deteniendo su momento de placer.
J: Señor, se escucharon disparos en él alá este y su esposa señor, no aparece.
F: ¿Cómo que no aparece? — pregunta Franco levantándose de golpe de la misma manera que aleja a la chica que se asusta al ver lo enojado que esta.
J: Así es señor, llevamos rato buscándola por toda la casa.
F: Son unos inútiles, ENCUENTRENLA AHORA MISMO. — Dice muy enojado ante la noticia que lo hace cambiarse rápido.
Por otro lado en la casa, Emma trata de huir, sabe que si Franco llega no podrá hacerlo con tantos hombres en la casa, por ello debe hacerlo ahora, distrae a uno de los guardias lo golpea con un bate y toma su arma disparando al aire, acción que le da una ventaja, corre tomando las llaves de una de las camionetas y continúa corriendo hasta el garaje donde presiona la alarma mientras escucha a los hombres movilizarse, lo que le da la oportunidad de subir al coche y conduce arrollando a dos de ellos muy asustada.
Emma continúa sin detenerse bajando la montaña, trata de escapar, está descalza y con poca ropa, cosa que no le importa más que huir de ellos. Conduce a gran velocidad saliendo a la carretera, marca en el coche el mapa hasta la ciudad, sin saber que el coche tiene GPS y que sus acciones son marcadas en un dispositivo en el celular de Franco quién sabe exactamente a dónde se dirige. No es tonto y con calma le marca al celular que esta en la guantera el cual contiene un solo número, el de Franco. El celular suena sin ser contestado, Franco insiste, está a 10 minutos de la casa de Emma donde su abuela y su hermana esperan con angustia que aparezca. Emma al escuchar el aparato lo saca notando el nombre en la pantalla limitándose a contestar, espera que la llamada se caiga para marcar a la policía siendo detenida ante un mensaje y una foto la cual la deja helada y sin aliento ante lo que lee.
F: Mi cuñada es hermosa, ¿No te parece cariño? — Las lágrimas recorren las mejillas de Emma quién responde la nueva llamada de Franco. — ¿Qué demonios crees que haces? ¿Pensé que te había quedado claro está mañana lo que te dije? ¿Crees que esto es un maldito juego para mí? Acabas de agotar la poca paciencia que te tengo.
E: Franco por favor, Franco, no le hagas daño Franco.
Un disparo se escucha tras el grito de Elena quien paraliza en seco el corazón de Emma.