Prologo

2748 Words
PRÓLOGO Valesheka Dolor. Eso es todo lo que siento. Mucho dolor. No solo el físico, sino también el emocional. Y ese, es el que te desgarra de mil maneras. Mi cabeza solo da vueltas, mi cuerpo está inmóvil como si estuviera muerta. Al abrir mis ojos la luz que entra por mi ventana me deja un dolor aun sordo en mi cabeza. Parpadeo muchas veces para acostumbrarme a la luz. Quizás lo estoy. Claro, metafóricamente. Pero mi cuerpo siente mucho dolor, así que miro a un lado queriendo despejar mis pensamientos. En la mesita de noche junto a mi cama, veo un libro desconocido. Me acercó para observarlo mejor y al tomarlo en mis manos, veo que tiene un peculiar detalle en el centro. La tela azul que cubre la portada está maltratada pero aún así la insignia dorada sobre ella está intacta. Me siento mucho mejor en mi cama y noto el cobertor que cubre sobre ella de otro color, veo que mi habitación tiene algunas cosas que antes no habían, como el espejo y el color de las paredes. No sé en qué momento las pintaron pero no me desagrada el color rosa pálido. Me enfocó nuevamente en el libro que está en mis manos. Al abrirlo puedo ver una carta algo arrugada con algunas manchas de sangre seca. No le doy mucha importancia a ese detalle y comienzo a leer el contenido de la carta. "Estoy cerca, sé que pronto lograré matar a Habram, así podré regresar a mis raíces y podré criar libremente a Noah y Valesheka. Sé que en algún momento les diré quién es su verdadero padre, pero en el fondo tengo miedo de que ella me culpe de no habérselo confesado antes. Se parecen tanto. No en lo físico ya que ella es igual a mí, pero ella heredó de su padre el carácter, a veces cuando se molesta logro ver en su mirada la maldad que emanaba de Habram. Aunque tenga miedo de admitirlo, ella es igual a él. Sé que pronto no podré controlarla. La he estado observando y he podido darme cuenta de todo el poder que carga. Nunca he visto a alguien que comparta ese mismo don. Tengo miedo que hiera a Noah ya que está mucho tiempo con él, en las noches tengo que observar que no se haga daño, no me importa no dormir con tal de que ella esté bien. Solo quiero decirle que lo siento, se que aveces ella no se siente libre estando aquí, pero es la única forma de protegerla que encuentro. se que soy cobarde por no decirle quien decirle quien es su padre. El mismo padre que en un futuro querrá acabar con ella. Tengo la esperanza de que algún día regresaremos y seremos felices. Y rezo para que sea en un mundo donde Habram ya no exista". Siento como si ya hubiese leído esta carta antes. Estoy muy confundida y el dolor de cabeza que tengo no ayuda. Esta es la letra de mi madre, la reconocería en cualquier parte del mundo. ¿Pero por qué me siento así? Escucho cómo gira la perilla de la puerta y al abrirse esta, una cabellera roja se asoma. Es Cordelia. Su cabello rojizo está sujeto en una cola alta, creo que esta es la primera vez que la veo tan peinada. – ¿Cómo te sientes?– preguntó ella. – Con mucho dolor… ¿Qué hace esto aquí? Es la letra de mi mamá– Cordelia se acerca y se sienta a mi lado, toma la carta ni siquiera la examina y la deja en la mesita de noche. – Quizás lo que te diga te va a sorprender un poco, pero todo tiene una explicación. Me extraña su respuesta pero le hago un gesto con la cabeza para que prosiga. Ella se cruza de piernas y me mira muy seria. – Eres un vampiro, una bruja y ahora un licántropo. Habram te secuestró, borró tu memoria y tu único recuerdo era él. Te enfrentaste a su ejército y llegaste a derrotarlo. Los brujos del aquelarre intentaron recuperar tus recuerdos pero todo salió mal y ahora solo recuerdas tu pasado. Habló muy rápido, cosa que me aturdió mucho más. Intento levantarme de la cama pero mi cuerpo no me lo permite. – ¿Qué estás diciendo? Yo no recuerdo nada de eso. – ¿Qué parte no entendiste? ¡Que te quemaron el cerebro! Por eso no recuerdas nada, pero tranquila que el aquelarre te ayudará nuevamente. Ya verás que te recuperarás. – ¿Por qué te mandaron a darme esa noticia? No eres tan delicada como aparentas– siento como mi sangre sube y se concentra en mis puños y rostro. – Cariño. No necesitamos delicadeza por ahora. Hoy hay luna llena. ¿Sabes lo que significa, verdad?– sus ojos se encuentran un poco abiertos por el temor, intento aplacar la furia y respirar profundamente. – Cierto, pensé que el dolor de cabeza era por la enfermedad – trato de masajear mi sien, eso ayuda un poco con el dolor. – Eso fue hace mucho, pero no es por eso. – ¿Cómo murió Habram? Recién me doy cuenta que mi ropa está muy arrugada y tengo manchas de sangre en ella. – Lo empalaste – dejó de mirar mi ropa y fijó la mirada en ella. –¿Lo empalé?– la miré confundida. –¿En serio no recuerdas nada?– Cordelia me examina para cerciorarse si me encontraba bien. -No, nada– Me levanto de la cama con mucho esfuerzo y me sirvo un vaso de agua. Al beber unos sorbos mi garganta siente un gran alivio - Aunque recuerdo que yo ya había leído esta carta. Habram mató a mi mamá, ¿Verdad? – ¿Cómo lo sabes? – No lo sé, solo lo siento. Necesito que el aquelarre venga hoy para que sigan ayudándome a recuperar la memoria – me levanto de la cama y caminó hacia el vestidor. Tengo que ducharme urgentemente, eso despejará mis ideas. – No puedes hacerlo hoy, Val. Hoy hay luna, tienes que prepararte para tu transformación, y si los libros de papá tienen razón, podrías ser capaz de asesinarnos – volteo a verla. – ¿Cómo sabes eso? – No lo sabemos. Nunca hemos visto a un licántropo antes. El único que sabía de su existencia era Habram. Siendo él un híbrido, nunca llegamos a verlo como hombre lobo. Pero según la leyenda, el antes de convertirse en híbrido era un hombre lobo y devoraba todo a su paso. Luego de que él se convirtiera, muchos licántropos desaparecieron. Muchos dicen que él ordenó ejecutarlos– mencionó Cordelia. >> Pero si la leyenda resulta ser cierta, los licántropos tendrían un olfato muy desarrollado. Lo primero que harían sería ir a tras nosotros, los vampiros. Acabarías con toda la ciudad fácilmente. Me acerco a la ventana queriendo distraerme pero mis pensamientos no planean dejarme tranquila por un buen tiempo. Si toda esa mitología tiene razón, yo acabaría con el pueblo entero. Siento un gran peso sofocante en mi interior que me hace cerrar los ojos. Quiero tener mi mente ordenada y mantener el control pero no dejo de imaginar todo lo que sucedería si es que decido quedarme en la ciudad. Al abrir los ojos, me concentro en la vista tras la ventana. El sol está en todo su esplendor y puedo sentir como una suave brisa acaricia mis mejillas. Un grupo de niños logró captar mi atención, estaban jugando con un balón en el centro del parque. No estaban haciendo nada fuera de lo común, sólo estaban divirtiéndose entre ellos. Se veían tan tranquilos y sin preocupaciones que hasta siento algo de envidia. Es como si viviéramos en realidades distintas. No es cómo si quisiera volver a mi niñez, es sólo que me gustaría quitarme toda esa presión que llevo dentro mío y disfrutar mi vida. Pero mi realidad y mis deseos son dos polos opuestos y siento que no puedo ir por uno de ellos sin sentirme culpable. Si lo que dice Cordelia es cierto, acabaré tal cuál como Habram o quizás peor. Volteo a ver a Cordelia y la noto preocupada. – Perdona si fui muy brusca al hablar, es sólo que no sabía cómo hablar contigo. Estaba nerviosa y no sabía cómo ibas a reaccionar. Dudé en hacerlo pero sentía que tenías que saberlo– ella se ve algo arrepentida, me acerco y cojo su mano, le doy un leve apretón y intento sonreírle un poco. – Lo entiendo y hiciste lo correcto– traté de animarla– Tengo que reponerme y salir de aquí de una vez o me voy a volver loca. – Bueno, te dejo para que puedas limpiarte y cambiarte. Te veo abajo Val, no dudes en llamarme si necesitas algo– dice Cordelia mientras camina hacia la puerta. – Muchas gracias amiga, en serio. Cordelia me sonríe antes de salir de la habitación y cierra la puerta dejándome sola. Suspiro y camino hacia el baño mientras voy pensando en el lío en el que estoy metida. [...] No voy a negarlo, aún sigo algo aturdida con la conversación que tuve con Cordelia. Sé que no se trata de una broma de mal gusto, porque ella no suele mentir y tampoco jugaría con un tema tan delicado. Desearía que mi baño además de haberme limpiado me hubiera quitado todos los problemas que cargo encima. Estuve por casi una hora debajo de la regadera mirando los azulejos de la ducha pensando en cómo podría salirme con la mía en todo este asunto. Traté de alejar mis pensamientos y comencé a tallarme los brazos con jabón hasta que noté que mis uñas tenían manchas de sangre. Aún más confundida de lo que estaba, quería encontrar algún recuerdo en mi memoria que me explicara qué pasó antes de despertar en mi habitación, pero era inútil. No había nada, lo último que recuerdo es llegar a esta casa luego de que fingí mi muerte. No sé cómo pero logré salir del baño y una vez ya cambiada, salí de mi habitación y fui directo hacia las escaleras. Al bajar, logro escuchar muchas voces al mismo tiempo. Sigo caminando y al entrar al comedor veo a Noah, Lois, Logan y Harding. Este último me ve entrando y puedo ver qué coge una gran bocanada de aire y se relame los labios. – ¡¿Qué hacen ustedes aquí?! – me acerco rápido hacia donde ellos están. Se levantan todos de sus asientos atentos a lo que vaya a pasar o peor, a lo vaya a hacer. Siento que alguien me detiene tomándome de la cintura, volteo rápidamente y veo que es Matt. – Tranquila, Valesheka. Somos nosotros. Tu hermano y todos tus amigos, ¿No lo recuerdas o… ¡¿Cordelia no le dijiste?!– se voltea hacia ella. No puedo estar calmada, estoy rodeada de las personas que más odio en mi vida. siento tanta furia, nunca me había sentido mas furiosa en toda mi vida. siento como la sangre hierve en mi interior y quiero sacarla. – Sabía que algo me olvidaba…– escucho a lo lejos que confiesa Cordelia avergonzada. – ¿Es enserio? Noah que estaba al lado de ella, la toma de la mano y le da leves caricias con su pulgar. No pierdo de vista ese gesto y frunzo más mi ceño. ¿Me perdí algo o qué? Bueno, ya se que me borraron la memoria pero está parte no me la pusieron en contexto. – Perdón, es que me enfoqué en contarle todo lo que le pasó, que olvide decirles que estaban aquí. – Se supone que por algo te mandamos a ti, para que le contaras todo – Harding enfoca su vista en ella y después en mí. Cada vez que veo su rostro solo quiero reventarle la cara a golpes. Bueno, no solo a él. A todos los hombres en este cuarto. Nunca me he sentido con más rabia antes. – Val, cariño. No los mires así, tú ya perdonaste a tu hermano hace mucho tiempo. Se que aún no lo recuerdas, pero ahora todos nos llevamos bien. Todos somos muy buenos amigos– susurra Matt a mi espalda. Noah se acerca a mí cuidadosamente, como si temiera mi reacción. Lo veo a los ojos y siento un gran disgusto por ellos. Por mucho tiempo odiaba la idea de que ambos compartiéramos el color de ojos de mi madre. – Aunque tal vez no lo creas Val, yo te quiero. Hicimos las paces hace mucho y no solamente conmigo, con todo el grupo – sus manos tocan mis mejillas. – Yo no sé cómo los perdoné, porque ahora los veo y lo único que quiero hacer es arrancarles el corazón. Sentir como late entre mis dedos, exprimirlo y ver en sus ojos como acabó con sus vidas. Los odio, y si no quieren que los mate será mejor que se aparten de mi camino. – quito mi rostro de sus manos. Los ojos de Noah se abren de la impresión y puedo ver cierto dolor en ellos. Todos se quedaron perplejos ante mi confesión. Yo nunca antes le había hablado de esa manera. Inclusive Cordelia, a pesar que sabía que mis palabras no iban dirigidas a ella, no se atrevió a intervenir. Quise salir lo más rápido posible de esta situación para concentrarme en algo más importante que hablar de mi pasado, la gran luna llena. – Cordelia, ¿Dónde está tu padre?– preguntó, siento la mirada de todos pero no me importa. –¿En el estudio? – respondió algo dudosa. – Te acompaño– se ofrece Matt, pero niego con la cabeza. – No gracias, ya lo encontraré– respondí tajante, él me suelta de la cintura y sin mirar atrás me dirijo a buscar a Kevin. Camino por el pasillo al lado del comedor y abro cada puerta que veo hasta que logro encontrarlo al pasar por la cuarta habitación. No recordaba cuán grande es esta casa. Al entrar veo que hay muchos estantes con múltiples libros en ellas. El tamaño de estos era lo que más destacaba en toda la habitación, pues se extendía desde el suelo hasta tocar el techo. Este podría ser el mejor estudio que he visto en mi vida. creo que un amante de la lectura se perdería por horas aquí. – Valesheka, veo que ya despertaste. Se supone que estarías descansando. Dime, ¿A qué se debe tu visita? Estaba tan entretenida con los estantes que no me había notado la presencia de Kevin en la habitación. El se encontraba sentado frente a su escritorio con muchos libros regados en él. Puedo percatarme que la gran mayoría de esos libros trataban de licantropía. Al devolverle la mirada noté que su perfecta cabellera estaba desordenada y algo grasosa. Eso es muy inusual en él, me da a pensar que ha estado encerrado en este cuarto un buen tiempo. – Cordelia mencionó que tenías un libro sobre la maldición de los licántropos. Quisiera saber si podrías prestármelo, necesito saber qué es lo que me sucederá. – Bueno, no es del todo un libro, es un diario. No se sabe de quién es el autor solo tiene sus iniciales, así que supongo que debe de ser de un licántropo que murió, porque no las reconozco. Se acerca a uno de sus estantes y empieza buscarlo. Devuelvo mi vista al escritorio y veo que uno de los libros tiene un árbol muy llamativo. El libro se llamaba “Rompiendo maldiciones”. Aproveché que Kevin aún seguía de espaldas para tomar el libro y guardarlo en la parte trasera de mi pantalón. Por suerte no es muy grande y puede pasar desapercibido, pero no sé si él notará su ausencia cuando salga de la habitación. Cuando finalmente se gira hacia mí, le sonrío un poco. Siempre lo hago cuando estoy nerviosa y es algo que muchas veces me ha delatado en otras ocasiones. Por suerte él no lo nota y me extiende el diario. Parece muy antiguo y frágil. Tengo la sensación de que si toco las hojas por mucho tiempo, esta se romperá o peor, se convertirá en polvo. – Valesheka, tengo que advertirte que su contenido es algo fuerte– noto cierta pena en su mirada, pero escojo dejar ese detalle de lado y le respondo. – Estoy lista.
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