— Perfecto, te agradezco por haber indagado Mark — él sonrió — ahora ya sé que voy a hacer con esa fierecilla para domarla.
Adrián subió hasta la recámara de su prometida falsa, ella miraba a través de la ventana y lanzaba suspiros de nostalgia mientras recordaba su vida que aunque llena de escasez tuvo mucho amor por parte de su abuela.
— Dime qué es lo que planeas hacer con eso de que no quieres comer nada en absoluto — Adrián habló y sacó a Constanza de sus cavilaciones — ¿Acaso quieres morir de hambre?
— Es eso lo que quiero hacer — ella lo miró con rabia y caminó en su dirección — si no me da mi libertad voy a suicidarme, de esta forma nunca va a poder casarse conmigo.
— Quiero que lleguemos a un trato, escucha muy bien; tu abuela se encuentra muy delicada de salud en el hospital
