V. ALEXANDER

1046 Words
Las gotas golpean el vidrio de la ventana en mi estudio, detengo el pincel por unos minutos procurando sentir algo que se transforme en trazos y de vida a lo que llevo dentro de mí. Traigo a mi memoria los besos que he concedido, las caricias que me han regalado buscando el amor en cada uno de ellos, sin embargo, nada parece despertar en mí, es como un jardín muerto al que el agua no puede dar vida.   George, mi representante y cuñado, ha procurado asesorarme respecto a mis obras y darme una guía que despierte mi inspiración. Dice que no quiere presionarme, pero que debo pintar un amor que todos puedan entender, uno que no se refunda en mis conceptos y se pierda entre pincelazos ¿Quién puede entender el amor? Yo, un joven e ingenuo pintor, trato de plasmarlo de manera inútil, puesto que mi amor no lo puede sentir nadie más, solo yo soy dueño de él. Aunque ahora parece estar seco. George dice que debo enamorarme, sentirlo para poder dibujarlo ¿Será así realmente?   Cansado dejo la paleta a un lado y observo el lienzo que permanece en blanco, buscando en la tela virgen las respuestas que soy incapaz de hallar en mi propia vida. Hace frío, me cala hasta los huesos y mis dientes titiritan suavemente. Mi memoria dice que hay algo importante que debo hacer, pero no logro recordar qué es aquello, parece que se pierde entra la niebla de mis pensamientos.   De pronto, en la soledad, recuerdo mi última discusión con el maestro de Brenda, ese hombre que se cree con el derecho a sermonearme. Lo sé, olvidar a mi hija es un acto descuidado, pero no contaba con que mamá enfermara y Taylor decidiera pedir un traslado a Mokpo para trabajar. Suspiro dejando caer mis hombros, procuro ofrecerle lo mejor a Brenda, pero en cada intento parezco caer y empeoro las cosas.   No soy el mejor padre, lo acepto, pero busco dar lo mejor de mí a esa niña que se ha convertido en mi razón de ser. A veces siento miedo de ella, parece tan despierta y jovial que me siento incapaz de guiarla como es debido, cada paso es con el temor de que la deje caer y no sea capaz de levantarla.   Pienso en el maestro, ese que no me recuerda, a veces quisiera simplemente hablar de pintura y amor con él, pedirle una explicación de esa respuesta que nadie me había podido dar. Pero alejo esos pensamientos al repetirme que tal vez no recuerda siquiera las pinturas de esa noche.   Tomo el pincel con la iniciativa de continuar, busco en mi mente figuras que representen el amor, pero no parece algo, nada nace por más que me esfuerzo. Tal vez debo contratar a alguna modelo que me sirva de inspiración, más de una vez me han servido. Si inicio con un cuerpo tal vez pueda representar el amor, si la veo a los ojos tal vez me halle en ella y pueda revivir lo que Evelyn acabó un día.   Me examino a mí mismo, es cierto que desde el abandono de Evelyn me cuesta hablar de amor, hay días que la herida se abre y me es imposible pasar de ella. Pienso en las palabras de George, no creo que deba enamorarme para plasmar el sentimiento, no sería correcto buscar a una persona para recuperar mi capacidad de pintar y olvidar.  Siento miedo de intentarlo.   Doy el primer pincelazo, la imagen de Brenda viene a mí de manera abrupta, suelto el pincel y lo dejo caer al suelo.   La presentación de Brenda.   Lo he olvidado por completo.   Apurado dejo todo, me quito la bata, tomo mi celular y cierro la puerta sin mirar atrás, sin pensar en el trabajo que he abandonado. Consulto la hora y maldigo, ya debió haber terminado. No, no puedo fallarle de este modo.   Piso el acelerador, atravieso el tráfico y me detengo en el estacionamiento de la escuela sin pensar si lo he hecho bien o no.   Veo a padres de familia salir con sus hijos de la mano, mi pecho se comprime y me maldigo nuevamente.    No, no de nuevo.    "Fue realmente hermosa"   "¿Es tu compañerita de clases?"   Con la mirada la busco, me siento desesperado por hallarla y pedirle disculpas. Miro a los lados desorientado,  no conozco su escuela y tengo que guiarme con la ayuda de otras personas, de padres que me miran con preocupación.   Al llegar al teatro que se desocupa lentamente la angustia crece todavía más. No creo que se sienta tan mal ¿o sí? Es una presentación, una de tantas, a las próximas seguro llegaré a tiempo. Corro al lado de la tarima apurado, siento que la ropa se pega a mi cuerpo a causa del sudor pero no le doy importancia, examino cada rincón hallándome con padres e hijos que están disfrazados, con sus rostros llenos de felicidad.   Veo una puerta a un lado, parece dar a un pasillo que llama por completo mi atención. Sin pensarlo dos veces me adentro, no parece haber nadie, así que empiezo a caminar por él casi corriendo. De pronto la hallo, está en las escaleras sentada conteniendo los sollozos. Un nudo se forma en mi garganta y siento mis ojos picar, la respiración me falta, el pecho parece quemarme. Él está con ella, acaricias sus cabellos y le dice algo de manera dulce y comprensiva.   Me acerco, Ryan se percata de mi presencia y me mira con decepción, enojo y frustración, aparta su mirada para regresar su atención a Brenda, que no parece hallar consuelo.   "Te viste hermosa" murmura.   Mi pequeña alza la mirada, al ver sus mejillas cubiertas de lágrimas y ojos destrozados siento que algo dentro de mí desaparece. Cuando me ve no reacciona con felicidad, está lejos de ser eso. Se abraza a su profesor como si se lo fueran a arrebatar, respira agitadamente y sus sollozos por momentos crecen.   Viste un lindo vestido rosa, sus cabellos se recogen en una trenza que cae por uno de sus hombros de manera sutil ¿Quién la había arreglado? De nuevo la culpa me llena, se supone que estaba emocionada por esto, que iba a ser uno de sus mejores días, uno de esos que debía quedar enmarcado en el álbum de recuerdos.   Cuando se rompe aparto mi mirada incapaz de soportar el daño causado.   Le he fallado de nuevo.
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