XIII. ALEXANDER

1000 Words
Espero en mi auto pacientemente, los niños poco a poco empiezan a salir entre risas, revoloteando de lado a lado, con dulces en sus bocas. Busco con la mirada a Brenda, pero parece que aún no ha salido de su clase. Subo a la música del radio y tatareo suavemente la letra, mis dedos golpean el volante y mis pies se mueven ritmo de la música.   Mis ojos se detienen en el retrovisor. Veo mis ojos negros, mis cejas, mis cabellos despeinados y mis labios un poco resecos. Sin darme cuenta, busco en mí mismo aquello que las mujeres ven, ese hombre del que se enamoran y empiezan a desear lentamente, esa esencia que les deslumbra y empieza a convertir sus pensamientos en mis cautivos ¿Qué verá la mujer en un hombre? ¿Qué puede desear de él?   Puede ser algo más allá del cuerpo, la personalidad, creo que es una esencia que puede atrapar lentamente, pero sólo conozco una capaz hacerlo: el amor. En los últimos días esa es la palabra que llena mis pensamientos, mi mente, mi día, todo. Después de todo es el tema de mi exposición. Las palabras de George suenan en mi mente y se repiten, al reparar en ello, los hilos de mi mente se enredan y me doy cuenta que apenas he avanzado en ese tema.   Recuerdo aquella imprudencia de Brenda el día anterior y no puedo más que sentirme avergonzado por ello ¡Qué pensará su maestro! Es cierto que no debería importarme, pero ahí está. Seguramente creerá que soy un homosexual, un desvergonzado que va con cualquiera y pide citas por teléfono. Y ese no es para nada mi estilo.   Regreso a la incógnita que tiene mis días en vilo ¿Cómo se puede amar a un hombre?   Me siento incapaz de responder eso, soy un hombre después de todo. No puedo buscar en mí mismo esa semilla de deseo, sería ridículo. La imagen de ese castaño acude a mi mente, aparece como un fantasma sonriendo y me siento como un idiota.   Ese día preguntó por la mamá de Brenda, parecía realmente curioso por saberlo. De hecho, se involucra bastante con mi hija, sobrepasa los límites de maestro-alumna. Algo se revuelve dentro de mí inquietándome, pero alejo eso de mí.   Escucho los gritos de los niños y ladeo mi rostro hacia la reja, de pronto los veo, a ellos dos, acercarse mientras charlan de manera animada. A su lado, viene aquel padre de familia con el que le vi una vez, por momentos Ryan le mira y sonríe.   Bajo del auto y me acerco con paso firme, Brenda me ve y se agarra a mis piernas con esa felicidad que siempre le acompaña. Acaricio apenas sus cabellos y miro al profesor, quien tiene sus ojos en mí, mientras el hombre al lado le habla siendo ignorado. "Buen día, profesor" digo.   Él asiente, le dice algo al hombre que le acompaña y éste se marcha dejándonos solos. "Hola, señor Clark" Su sonrisa de nuevo causa un malestar, creo que no he dormido bien. Los ridículos comentarios de George suenan de nuevo, el pensamiento fugaz de la vez pasada se repite y a calma me abandona. He de admitir que se veía bien con ese hombre que le acompañaba, ese molesto padre de familia. Me di cuenta de que es de cierta manera dulce y delicado, que su porte le hace atractivo si lo pienso bien.   Su mirada miel se mantiene sobre mí, sonríe mirando a Brenda y acaricia sus cabellos haciendo un gesto divertido. "¿Puedes ir con tus compañeros un momento?" Quiero decirle que no puede hacer eso, pero la niña obedece sin darme tiempo.   Una vez solos me mira, ahora de manera seria y fría "Señor Clark, usted y yo tenemos que hablar seriamente"   Su manera de hablar me extraña, es la primera vez que utiliza un tono tan ¿altivo? Parece que quiere matarme.   "¿Qué sucede?"   Sin atisbo de duda, continúa: "Respecto a lo de ayer, espero que cuide más su vida frente a Brenda. Ella es una niña y necesita explicaciones de las cosas, así que si no está dispuesto a dárselas, cuídela mejor"   Abro mis ojos, ¿se refiere a lo de ayer? Siento que la sangre sube a mi rostro, vergüenza o ira, no lo sé.   "¿Qué dices?" digo bajito.   "Lo que oye" Replica, en el mismo tono. Vaya ¿qué se cree? Nunca he faltado con Brenda, si no le he dicho nada de su madre es porque... porque tengo mis razones.   "Mi vida es mi problema y yo hago con ella lo que quiera"   "En eso estamos de acuerdo, pero Brenda es otro asunto, necesita de cuidado" Es como una bofetada. Puede que no llegue a tiempo con ella, pero siempre he sido sincero respecto a lo que sucede, no tengo secretos con ella. "Se lo doy" Respondo.   "No lo suficiente. Ella tiene preguntas, busca respuestas a lo que sucede" Es respecto a su madre, a lo que sucedió con el mensaje. Lo primero lo hablaremos cuando esté más madura, lo segundo, cuando entienda cómo funciona el arte.   Él no merece ninguna de las dos explicaciones.   "Usted no tiene que interferir"   "Es mi alumna y velo por ella" Sus mejillas están rojas, sus ojos inyectados de sangre.   "Pues guárdese su bondad" Alzo la voz, las personas nos empiezan a mi mirar, pero no me importa. Ha tocado un campo que no debe "Yo veré como manejo los asuntos."   "Cuide de ella" Replica.   Niego. Aprieto las manos en puños, conteniendo el deseo de darle un puño en su bello rostro.   "Le quiero lejos de Brenda, no quiero que la lleve más con usted" Su rostro se muda, pero no me inmuto "No quiero que hable más con ella, ni que interfiera en nuestras vidas"   "Ryan, ¿sucede algo?" Ese molesto hombre aparece de nuevo. Le miro sin ocultar mi molestia y retrocedo.   "No, Zack" Me mira con recelo. "Ya terminamos de hablar" El temblor en su voz es perceptible, pero trata de ocultarlo. Juro que sus ojos están llenos de lágrimas, pero no me importa.   "Papá ¿qué sucedió?" Brenda toma mi mano, un tanto asustada.   "Nada, pequeña, vamos"   Ojalá fuera para siempre.  
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