Mamá me ha llamado hace unos minutos para decirme que no puede ir por Brenda, he tenido que dejar mi estudio y pisar el acelerador para llegar por ella a tiempo. Sinceramente nunca voy recogerla ni la llevo a la escuela, mamá y Nathe se hacen cargo de eso, pero para mi desgracia ninguno de los dos puede hoy.
Procuro ser un padre responsable, pero veces las cosas con Brenda se salen de mis manos, tengo reuniones que atender y pinturas que terminar, el tiempo es algo con lo que no cuento. Ella lo entiende, es una niña comprensiva. Los fines de semana nos divertimos juntos, somos la mejor pareja que pude existir, un dúo dinámico. Esa pequeña dulzura es el motivo de mi existencia, tal vez el único.
Detengo el auto frente a la escuela, la observo con un poco de sorpresa ¿realmente es tan grande? He venido un par de veces y creo que en ninguna he prestado atención a las instalaciones, debería ser más detallista. Veo a los niños salir en pequeños grupos, ríen entre ellos y juegan como si no hubiera un mañana, son la flor de la ingenuidad. Veo a un maestro acercarse con un grupo organizados en fila, de pronto, reconozco esa dulce sonrisa y esos ojos brillantes que me miran con emoción.
"¡Papá!" Brenda se aleja de sus compañeros y corre a mí, me agacho para quedar a su altura y la tomo en mis brazos para dejar un beso en sus cabellos con aroma a fresa.
"Hola, campeona" La suelto y me pongo en pie con una sonrisa, se siente bien recibir a la pequeña de esta manera. Es una de esas experiencias que me he negado.
En ese momento alguien se acerca a nosotros, al verle siento que de nuevo me llena esa sorpresa y no puedo evitar pensar que el mundo es un pañuelo. Ese castaño está ahí, mirándome con una dulce sonrisa, acaricia los cabellos de Brenda. He de aceptar que no he dejado de pensarlo, no de una manera romántica, simplemente es una persona con una sensibilidad que logró atraparme, no todos entienden el significado de mis obras.
Pero él parece no reconocerme, creo que ha olvidado nuestra pequeña conversación en la galería, y aquello de alguna manera afecta mi sensibilidad.
"Profesor Ryan" Mi hija emocionada abraza las piernas del castaño con una sonrisa que no recuerdo haber visto. El hombre me mira de una manera que me remueve.
"¿Es usted el papá de Brenda?" Su voz suena más dulce que aquella vez, debe ser aquella que emplea con sus alumnos y me siento un estúpido ante ello. Asiento, veo que Brenda se remueve incómoda y baja la mirada. Algo no anda bien aquí.
"¿Sucede algo?" Veo a mi hija que no reacciona, el maestro hace una mueca de pesar y se agacha para quedar a la altura de mi pequeña, sonríe y acomoda sus cabellos desordenados con un sentimiento de maternidad que veo la hace feliz.
"¿Por qué no vas a jugar con tus compañeros mientras hablo con tu papá? He escuchado a Yuri decir que le gusta jugar contigo." Ella vacila, por un momento pienso que va a desafiarle con una negativa, pero asiente y se marcha hacia un grupo de niños que grita en el parque de la entrada.
"¿Sucede algo con mi hija?" Digo preocupado. En verdad quisiera hablar con él a cerca de mi trabajo en la galería, pero me abstengo, no es el momento ni el lugar. Brenda nunca me ha dado problemas y siento que ahora el mundo se abre bajo mis pies, me desconcierta en enfrentarme a un problema de ella.
Él esboza una sonrisa tranquilizadora y niega, sin embargo, veo la preocupación en sus facciones "Últimamente está extraña, su rendimiento ha bajado y no presta mucha atención en clases. La noto más callada, ya sabe, es una chica animada y verla en ese estado me preocupa."
Ciertamente lo es, miro a mi hija que sonríe con los otros niños, parece feliz, grita y salta como siempre ha hecho "Yo no veo ningún cambio"
Mi respuesta le disgusta, pero niega con la misma amabilidad.
"Debería hablar con ella, tiene cuatro años pero es bastante consciente de lo que sucede" Miro de nuevo a mi pequeña, no creo que se halle mal, yo lo notaría ¿cierto? "Sé que esto puede sonar fuera de lugar señor..." sus palabras quedan en el aire, me giro a mirarlo "Alexander" completo.
Él sonríe, "Señor Alexander, puede que Brenda necesite un poco más de atención y cuidado"
"Yo se lo brindo" le corto.
Suspira con paciencia, sopesa sus palabras y piensa bien lo que va a decir.
"Me refiero a que tal vez necesita pasar más tiempo con usted, con su familia. Sé que ella no tiene madre porque me lo ha contado, tal vez la extraña y necesita ocupar ese vacío de alguna manera. También sé que usted se dedica bastante a su trabajo, ella me lo cuenta, así como también su necesidad de pasar más tiempo junto a usted"
Le veo atentamente, él no sabe los motivos por los cuales la madre no está y de cierta manera me siento ofendido. He dedicado mi vida a cuidarla y me he sacrificado por ella, así que no puede juzgarme ni sermonearme por algo que apenas sabe.
"Le dedico el tiempo suficiente a mi hija"
"Señor Clark, no quiero ofenderlo ni nada por el estilo" Se irgue con orgullo y me mira a los ojos desafiante "Simplemente quiero comentarle lo que ocurre con Brenda, es una de mis mejores alumnas de canto y me preocupa lo que sucede con ella"
La expresión de su rostro difiere a ese joven que conocí en la galería, es determinando y sutil en su manera de expresarse. Me le quedo mirando, es bastante menudo para ser un hombre, parece delicado y suave, incluso tierno, tal vez por eso se entiende con niños. Me siento sorprendido todavía por su respuesta aquella noche, había captado el mensaje de mi pintura, era el único que lo había logrado ¿coincidencia?
Tal vez el destino estaba poniéndome un amigo en el camino, un compañero con el cual compartir mis ideas.
"De cuerdo, hablaré con ella" Esa no era la respuesta que esperaba, pero no quiere alargar la discusión. En el fondo quiero sumergirme en una discusión sobre mis pinturas, pero no viene al caso y él parece no recordarme. Pensé que le había impactado más.
Brenda regresa a nosotros y la tomo de la mano para regresar a casa. Me despido de manera cordial y seca .Una vez en el auto inicio una pequeña charla con mi hija sobre las actividades del día, parece excita narrándome cada uno de los detalles de su día. No deja de repetir el nombre de su maestro, en cierta manera me molesta, es como si fuera un dios para ella.
"Entonces Zoe regó el pegante sobre la ropa de Frank" Estalla en una carcajada que causa gracia en mí.
Cuando se disipa el aura de diversión miro a mi pequeña de reojo.
"El profesor me ha dicho que has disminuido tu rendimiento" Veo que la sonrisa se esfuma y se pone cabizbaja. "¿Qué sucede, cariño?
"Nada, papá" Murmura.
"Vamos, dime, sabes que no existen secretos entre nosotros" La aliento.
Ella guarda silencio, detengo el auto en el estacionamiento y me quedo mirándola. Veo que sus ojos se llenan de lágrimas.
"La próxima semana tengo una presentación especial, ¿vendrás?" pregunta.
Sonrío "Todo depende del trabajo en el estudio" Mi respuesta la conmociona y veo que sus ojos se nublan" ¿Me leerás un cuento esta noche?"
"Brenda"
"¿Lo harás?" Insiste.
"Brenda, ya hemos discutido esto"
Ella no dice nada, se baja del auto y con pasos determinados echa andar por el estacionamiento. Me le quedo mirando con cierta molestia conmigo mismo. Tal vez el profesor tiene razón.