XV. ALEXANDER

926 Words
Evelyn. La conocí cuando estaba todavía en la universidad, ella era estudiante de lenguas extranjeras, pelinegra, vivaz, llena de vida.  Creo que ese me enamoró, si llegué a amarla en algún momento. Nos presentó un amigo que ya no hace parte de mi vida, fue en una fiesta de invierno, ella estaba de cumpleaños. Nuestra vida nunca fue nada más allá del sexo, siempre dijimos que sería algo sin compromiso, uno que se extendió por siete años. Creí que esos años nos otorgarían algo estable, que había un acuerdo tácito para estar juntos, pero ella no pensaba así. Nunca fue así realmente.   Fue mi modelo, una de las mejores. Terminábamos haciendo el amor en el estudio, en la cocina, en la sala, en el ascensor, donde fuera. Era una pasión que no tenía fin. Aunque ella se lo puso. Yo me dedicaba a mis pinturas, siempre fueron mi pasión, nunca me detuve. De hecho, ella se convirtió en mi objeto de pintura. Ella no lo veía de ese modo, siempre decía que lo nuestro no era oficial, que era algo pasajero, pensaba que con el tiempo borraría eso, pero no fue así. Fui su amante de turno, uno de siete años hasta que conoció al hombre que me la arrebató.   La noticia del embarazo no le cayó muy bien, a mí tampoco ¿Cómo ser padre? Tenía veintinueve, quería viajar y hacer muchas cosas en las cuales no entraba, pero ahí estaba. Decidí afrontar, apoyar a Evelyn, quien actuaba como si ella no estuviera ahí.   Más de una vez discutimos por sus descuidos, pero no había ningún cambio. Cuando Brenda nació, todo empeoró, nadie estaba con ella, ni siquiera yo.   Se marchó un día, llegué al apartamento y no estaba, se había marchado. Intenté buscarla, pero no había rastro, nada más que sus cadenas rotas. Una de esas cadenas era yo, la otra, Brenda.   "Ey, Alexander" Nathe está ahí en la puerta, tiene una sonrisa leve en su rostro y se acerca hasta llegar a mí "Andas perdido"   "Lo siento, apenas he hablado con George" Digo, me acerco y  doy un abrazo "Taylor tampoco parece ser fácil de contactar"   "Se la pasa de viaje" Alza sus hombros. Se fija en el lienzo blanco, ese en el que no he podido pintar "Mamá continúa enferma. He cuidado de ella pero no parece ser suficiente, tengo miedo que no pueda recuperarse"   Un nudo se forma en mi garganta, el malestar me llena y siento tristeza por esas últimas palabras. "Debo visitarla. Creo que no he estado muy pendiente de ella"   Nathe sólo asiente. No quiere decirme en la cara que soy un hijo malagradecido, esas discusiones parecen cansarle. Soy consciente de mi irresponsabilidad, y no puedo más que sentirme culpable.   "¿Cómo está Brenda?"   Aparto mi mirada, empiezo a caminar por el estudio evasivo.   Mal. Pésimo. Terrible.   Ese día. Ese maldito día.   "Está bien. Le ha ido bien en la escuela" Me fuerzo a decir.   Apenas me habla, no me mira a los ojos. Ya no irradia esa alegría de antes, parece una flor marchita. No esperaba que llegara al estudio, nunca se me pasó por la cabeza la remota posibilidad que le pidiera a su maestro llevarla. Ella siempre había estado lejos de este mundo.   Lo de Wendy fue apenas algo pasajero, un beso, una pasión del momento. No me había dado cuenta del tiempo que llevábamos besándonos, ni siquiera pensaba que la besaba a ella. Un momento estábamos pintando y al otro nuestros cuerpos unidos.   Ryan se marchó, desde entonces cada vez que voy a la escuela me entrega a Brenda sin decirme algo. Me alegra que tenga claro que no debe interferir en mi vida, sin embargo, las palabras de ese día suenan una a una y no puedo más que sentir vergüenza en su presencia. Le he dado la razón en todo lo que dice, incluso Brenda con sus comportamientos lo hace.   Entre ellos dos todo parece fácil, se entienden, se llevan bien. Yo. Yo dañé su relación, aparté a mi hija de la única persona que le entiende.   Nathe se queda un rato más. Hablamos de trabajo, casa y familia. A veces me pregunto en qué nos parecemos.   Al rato estoy de camino a la escuela, quisiera evitar por todos los medios el tener que ir. No puedo enmendar mis errores, ni retroceder el tiempo. Pero puedo hacer algo por Brenda, por recuperarla lentamente.   Ryan apenas me mira, sus ojos están llenos de odio y no repara en mi saludo. Brenda acude a mi lado, no recibe mi mano cuando se la extiendo y se marcha al auto en absoluto silencio. Voy tras ella e iniciamos la marcha a casa en un ambiente que me resulta insoportable.   En casa dejamos las cosas a un lado, Brenda se sienta en el comedor junto con sus cuadernos para hacer los deberes. Me dirijo a la cocina y hago un domicilio de pizza, su favorita.   "Necesitas ayuda" Me acerco, pero ella rehúye sin mirarme.   "No"   Me aparto con una sonrisa, me siento a un lado esperando arreglar las cosas. Trato de tomar uno de sus cuadernos pero es arrebatado de mis manos. "No toques nada de mis cosas" Alza la voz.   Me le quedo mirando, los ojos de ella están llenos de lágrimas, muerde su labio inferior con fuerza. "No quiero estar contigo"   Se pone en pie llevando sus cuadernos consigo. Yo solo la veo irse, así como su madre hizo. Se encierra en su habitación y logro escuchar sus sollozos.   Me acerco y toco suavemente, apenas rozando la puerta.   "Brenda, abre"   "¡Te odio!" Grita.   Me recuesto contra la fría madera. Creo que ahora no hay manera de arreglar los daños.   Suena mi celular. El domicilio ha llegado.    
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