Ese imbécil lo ha hecho de nuevo. Sirvo una taza de café y bebo un poco mientras me dirijo a mi amado sofá, allí me dejo caer con una suave sonrisa mientras Poteto se acomoda a mi lado en un suave ronroneo. Puedo decir que esto es vida.
Doy un nuevo sorbo, el humo me golpea con suavidad el rostro y aparto a taza emitiendo un suspiro. El rostro de Brenda acude de nuevo a mi memoria, puedo recordar perfectamente su rostro convertido en un manantial de lágrimas y la decepción que se reflejaba en sus tiernos ojos. Mis palabras no bastaron para consolarla, mis mimos mis caricias no podían sanar eso que su corazón tanto necesitaba.
Tomo el libro que reposa en la pequeña mesa de al frente, lo dejo sobre mis piernas y bebo un poco más de café. Mi cabeza todavía no concibe la idea de cómo un padre puede ser tan descuidado, puedo entender el asunto de las responsabilidades y las demandas que requiere el criar solo una niña, pero eso no justifica los constantes descuidos que tiene con ella.
Ese hombre logra irritarme de una manera que nadie ha logrado, me frustra su manera de criar a la niña, su irresponsabilidad, lo imbécil que puede llegar a ser. Ese día, ¡oh, de solo recordar ese día!, simplemente balbuceó unas disculpas a la niña y se la llevó con la firme promesa de que no volvería a suceder. Eso no era suficiente. Ella necesitaba algo más que una promesa.
El rostro de ese hombre vuelve a aparecer sin mi consentimiento ¿dónde lo he visto antes? El recuerdo es borroso, creo que fue una noche, pero no sé exactamente cuál. Aparto esos pensamientos de mi mente, no quiero pensar en alguien que no es de mi interés, debo concentrarme más bien en iniciar mi especialización y buscar un nuevo apartamento para vivir, eso es todo.
Termino el café con un poco de prisa, abro el libro y me sumerjo en las páginas como un pez. Me dejo llevar por mi imaginación en esas historias donde surge el amor correspondido, donde los personajes se aman y tejen su historia tiernamente entre los obstáculos. Creo firmemente en que algún día conoceré a ese alguien, una persona dulce, atenta y especial. Una mujer tierna con la cual uniré mi vida por la eternidad y crearé una historia diferente a las escritas.
Suspiro mirando hacia el ventanal que da a la gran ciudad. Pienso nuevamente en Brenda en su padre, a veces, de verdad, quisiera hacer algo más por ellos.
Cuando abro mis ojos, el sol me recibe y da la bienvenida a un día más cerca de mi muerte, me desperezo y con resignación ejecuto mi rutina diaria. Baño, ropa, desayuno, arreglos y escuela, para luego regresar a dormir. A veces me exaspera la monotonía, esa en la que la comodidad me ha sumergido.
Ahora en la escuela me adentro en medio de los murmullos de niños que llegan con las mochilas colgando a su espalda. Mis labios se curvan al ver a Brenda caminar con paso lento a unos metros de mí, me apresuro y la alcanzo para remover sus cabellos con ese cariño que logra despertar desde lo más profundo. No sé por qué me ocurre esto con ella, creo que de cierta manera es porque logro identificarme o más bien, llenar ese vacío que llevo dentro de mí.
Saber que mi ayuda le hace sentir mejor, que mi compañía ayuda a aliviar su soledad, ofrece un consuelo al hombre solitario que soy. Me hace pensar que todavía tengo mucho por hacer en el mundo.
"¿Cómo está hoy la princesa Brenda?" Digo divertido, tomándola de la mano para llevar conmigo al salón de clases. Ella esboza una sonrisa, pero no es como la de antes, parece apagada, marchita.
"Bien" La simpleza de su respuesta me causa pesar, ese bien puede significar muchas cosas si lo pienso realmente.
Asiento sin perder los ánimos.
"He compuesto una nueva canción" Ella apenas presta atención a mis palabras "Quisiera cantarla a dúo contigo en el próximo festival escolar" Sus ojos por fin se posan en mí, veo un atisbo de brillo que hace aflorar en mí la esperanza.
"Sí. Por supuesto todavía faltan dos meses para ello, pero podemos prepararnos para que salga perfecto"
"¿De verdad?" El ánimo en su voz me hace pensar que he hecho lo correcto. Los eventos del festival escolar se están programando y todavía no es seguro, pero lucharé con todas mis fuerzas para conseguirlo.
"¡Sí!"
Ambos llegamos al salón, veo a Brenda con un mejor semblante, no pensé que la noticia le hiciera tan feliz. También me siento bien conmigo mismo, he hecho algo bueno por ella.
La jornada transcurre sin novedades, leo, enseño a los niños a leer y crear historias que se plasman en dibujos en el papel. La pequeña ríe con sus amigos, grita y pinta con emoción los garabatos que hace. Eso incrementa mi felicidad.
Pero claro, nada es eterno.
Todos los niños se han marchado con sus padres, Brenda espera nuevamente a un lado de las rejas que dan a la entrada sosteniendo las tiras de su mochila que está en el suelo. Yo, a su lado, miro en ambos sentidos de la calles esperando que el automóvil rojo de placas YWF0411 aparezca de la nada. Miro mi reloj, son apenas quince minutos de retraso.
Brenda está nuevamente cabizbaja, la situación parece estar agotándola lentamente, creo que puedo entenderla. La tomo de la mano y le doy un apretón, no quiero que el dolor la embriague. El auto aparece a toda velocidad, Brenda sonríe como si no fuera verdad, se aparta de mi lado dejando sola mi mano cuando el auto se detiene frente a nosotros y se abre la puerta.
Alexander aparece con expresión preocupada y toma a la niña entre sus brazos depositando varios besos en las mejillas de la niña que sonríe débilmente.
"Llegas tarde de nuevo" Dice ella, cuando la pone en el suelo. La expresión de Brenda es un poco triste.
Alexander deja caer sus hombros, la sonrisa de su rostro se desvanece por unos instantes pero se esfuerza por recuperarla. "Hola" Me saluda. Hago una reverencia a modo de respuesta, no quiero hablarle en este momento.
De repente Brenda se ha puesto seria, parece molesta por que ha llegado tarde de nuevo.
"Lo siento" Dice Alexander, sabiendo lo que ocurre con ella. "Me he dejado llevar y cuando me di cuenta estaba sobre el tiempo" Ella suspira mientras niega de manera apenas perceptible.
"Está bien" Murmura.
Él continúa "Mañana tengo una reunión así que probablemente tardaré un poco más ¿me esperarás?" Después de varios minutos ella asiente, sabiendo que de cualquier manera tendrá que hacerlo.
Los veo tomarse de la mano para marcharse, me duele ver a Brenda en esa situación. A ambos más bien. De pronto una idea cruza mi mente, y antes de pensarlo las palabras han salido de mi boca.
"Señor Clark, si quiere puedo llevar a Brenda conmigo después de la escuela"