Al entrar al solitario apartamento sostengo con más fuerza entre mis brazos. Solloza suavemente mojando mi hombro pero no me importa en ese momento, Alexander con sus hombros caídos y expresión perdida de adentra con pasos silenciosos que logran atravesarme.
Alexander no me mira, simplemente se dirige a su habitación donde se encierra.
"Abuela" Brenda susurra suavemente, escucho como absorbe los mocos y secas las lágrimas. Debe estar agotada. Busco a tientas la habitación de ella, puesto que Alexander no me ha indicado donde queda y es mi primera vez en este apartamento. Al hallar una habitación con paredes rosadas me doy cuenta que estoy en el lugar indicado, los peluches en las repisas nos saludan, me sorprendo por la cantidad de juguetes que tiene y lo bonita que es.
Acuesto a la niña tiernamente y me echo a su lado acariciando sus cabellos con suavidad. "¿A dónde ha ido abuelita?" Continúo la caricia con ojos fijos en las franjas blancas y rosadas que hacen de pared. A mí también me gustaría dar respuesta a la muerte, pero es un proceso natural al que todos tenemos que enfrentarnos más tarde que temprano y, por más doloroso que resulte, debemos aprender a sobreponernos.
"Se cumplió su tiempo, cariño. Ahora ella va a descansar" Digo suave. Gime bajito y nuevas lágrimas caen, me aferro a ella con insistencia cantando canciones para tranquilizarlas. Por momentos me acompaña, en otros se queda silencio.
Cuando escucho el sonido pausado de su respiración me doy cuenta que ha quedado dormida. Me quedo un rato más acompañándola, reguardando sus sueños y cerciorándome que no le llenarán las pesadillas de la vida real. La cubro con las mantas, es otoño y el viento gélido llena el ambiente.
Escucho unos sollozos que provienen de algún sitio, un nuevo nudo se forma en mi garganta y no puedo más que sentirme como un completo inútil. La pérdida de un ser amado no tiene consuelo y, desafortunadamente, eso es lo único que puedo ofrecer. Salgo de la cama de la niña y en silencio salgo de allí, una vez en el pasillo me quedo estático, debatiéndome acerca de si mi compañía será adecuada.
Nada quiero más que disminuir el dolor, ofrecer consuelo y apoyo a ellos que se hallan solos, mi corazón late acelerado ante la idea por lo que llevo mi mano al pecho con un sonrojo en las mejillas. Simplemente le ofreceré unas palabras, tal vez dé unas palmadas en su hombro y le sonreiré para mostrarle mi apoyo.
Con pasos indecisos me dirijo a la habitación donde él se ha encerrado. Con cuidado abro la puerta dejando que un rayo de luz se cole en la oscuridad, le veo sobre la cama con el rostro hundido en un almohada. Por el movimiento de su pecho deduzco que está llorando, así que con cuidado me acerco y tomo asiento a un lado de la cama.
"Brenda se ha dormido" Mi voz sale como un arrullo, creo que apenas me ha escuchado, por lo que ladeo mi rostro y muerdo mi labio.
Después de unos largos minutos de silencio suspiro y me pongo en pie resignado a que no seré de mucha ayuda.
"Gracias" Su voz ronca por el llanto llega a mi oídos y sonrío con tristeza. "Gracias por cuidar de Brenda, yo... yo simplemente" Su voz se quiebra, a lo que me apresuro a sentarme a un lado y apoyar una mano en su hombro. Su rostro se ladea y hallo los ojos rojos e hinchados mirándome vulnerables.
Doy un ligero apretón. "Está bien, lo entiendo" Respondo.
Escucho cómo sorbe por la nariz y se incorpora un poco apoyándose en las manos. "No tienes por qué hacer esto, sin embargo aquí estás"
Aparto mi mano y sonrío de nuevo, viendo cómo se sienta bajo el silencio. "Brenda es importante para mí, me necesita" Inclina su rostro hacia abajo, parece derrotado, a lo que tomo una de sus manos con prisa."Siempre te ayudaré"
Sus ojos negros y vacíos me miran, sus labios tiemblan y nuevas lágrimas se acumulan para caer por su rostro desgastado. Se inclina hacia mí y me atrapa en sus brazos, sollozando sobre mi hombro como Brenda lo ha hecho minutos antes. Correspondo con suavidad y acaricio su espalda permitiéndole ser débil por una vez en su vida.
Cierro los ojos fundiéndome en su calor, pensando que tal vez es un momento especial para el inicio de algo nuevo, de algo que me asusta y llena de esperanza a la vez.
"Gracias"
A su voz sonrío en mis adentro y asiento de manera apenas perceptible.
"Recuerda: siempre te ayudaré"