No esperaba esa noticia, ya llevaba viviendo con Adriana un mes para ser exacto y ella nunca le había hecho un comentario sobre su familia. Pero no le dio importancia, puesto que ese mes casi ni se hablaron.
De hecho las veces que conversaban solo discutían, aun recordaba la última discusión que tuvieron en su despacho, ella termino llorando y él largándose del lugar. Desde entonces ninguno de los dos se dirigió la palabra.
¡Qué matrimonio!
Pero para la boda supuso que su familia asistiría, y al fin los conocería. Pero no contaba con que ninguno la acompañaría. Eso era muy extraño.
—¿Estás segura?
—Completamente —responde Louren arreglando su corbata —. Ahora diríjase hasta la iglesia, la novia saldrá en un momento.
La mujer se retira y él se queda pensando en la situación de su futu
