Una tarde recibí una llamada de mis hermanos. Mi corazón latió con fuerza al escuchar el tono urgente en la voz de Junior. —Merari, papá… tuvo un infarto. Está en cirugía ahora mismo —dijo entre pausas, tratando de mantenerse sereno. Sentí que el mundo se detenía en ese momento. La respiración se me cortó, y un frío me recorrió el cuerpo. Papá siempre había sido mi todo, mi pilar, la persona que más admiraba. No podía procesar que su vida estuviera en peligro. Apenas pude responder. —Voy para allá… necesito verlo —mi voz salió entrecortada, rota. Cortar la llamada no alivió nada. Me temblaban las manos y la mente me daba vueltas. No podía pensar en otra cosa que no fuera regresar a Los Ángeles lo antes posible. Pero con esa decisión vino otra realidad. Darío. No quería una relación a d

