Mi verdad

1980 Words
Niza La verdad fue difícil y no quiero iniciar por decir que robé dinero de Olivia y las joyas de mi madre que guardábamos para días lluviosos o desesperados. Owen le había regalado dos juegos hermosos de diamantes a mi mamá, uno para el nacimiento de Olivia y otro cuando se enteró de que estaba muriéndose y no sabemos por qué pensó que eso la haría sentir mejor, pero yo me llevé el segundo. Eran juegos de joyas completos de collar, pulsera, anillo y pentiendes, ambos de diamantes y mi madre nos dejó uno a cada una, el segundo me tocaba a mí, así que lo tomé y empeñé por buen dinero, con eso pagué el papeleo para dejarle a Milena legalmente con a su tía. Cuando acabé con eso le pregunté a la niña con quién se quería quedar, y ella eligió a la tía, y lo pensé, de verdad qué lo pensé; lloré y oré. Ya llevaba tres meses sin consumir drogas, pero, me estaba consumiendo el ver a mi hermana con la decepción y tristeza pegada en los ojos, todos los días molesta y resintiéndome o trabajar por una deuda que no se compró y todo en ese lugar, la casa, la niña y el comportamiento de Olivia me recordaban que les había fallado no una sino mil veces, con las drogas y con mi comportamiento. Era como si mi mente no pudiese sanar estando con ellas. Es egoísta, pero es la verdad, una verdad que preferí no decirle a mi hija para no lastimarla. Inicié contándole parte de la verdad, que sí estaba limpia antes de irme, que no quería dejarla sola ni a Olivia, pero, sentía que mi presencia en sus vidas las ponía en riesgo de que alguien les hiciera daño o el daño que mis acciones les hacía y conociéndome podía pasar, podría recaer y someterlas al dolor y la vergüenza porque puede que no recuerde con claridad las cosas, pero, recuerdo a Olivia preguntarme más de una vez mientras estaba drogada si mi plan era morirme y lo que me hizo toca fondo fue despertar de una jarana y ver a Milena limpiando el suelo vomitado para que tía O no me regañara. —No podía quedarme en esa casa porque me recordaba todo lo malo que viví y lo que hice mal. Tú no te acuerdas, pero me limpiabas las vomitadas y me ponías de medio lado para que no me muriera porque Olivia te enseñó eso. Soy una vergüenza milena y no quería ser la peor mamá de la existencia, no quiero nunca en la vida ser una carga para ti o una razón de vergüenza como lo era. Me encantará tenerte de hoy en nueve meses con el hombre correcto, con la edad adecuada, un trabajo estable y una casa, sin ser una drogadicta que deja las jeringas por la casa, que mete gente al lado de su hija con tal de una jalada. Estaba en el peor momento de mi vida cuando más amor necesitabas y verte limpiarme a mí cuando tú eras quien necesitaba cuidados, me hizo darme cuenta de que necesitaba dejarte vivir una vida mejor. —No me acuerdo de nada, perdón. —Dijo mi hija y le tomé de las manos. —No lo recuerdas ni yo, pero sé que no fui la mejor y sé que crees que abandonarte fue fácil. Fue difícil, lo más doloroso, porque crecí sabiendo que mi mamá no me quería, que fui el mayor error de su vida y tú mi amor tú no eres eso para mí. Tú eres el amor de mi vida, lo mejor que he hecho, mi salvación y la hija de la persona que más dignidad, amor y comprensión ha traído a mi vida. En serio, eres lo más importante Mily. —He pensado que durante los últimos meses que cambiaste porque represento la gota que derramó el vaso en tu vida. —Mily si eres la gota que derramó el vaso en mi vida, me enseñaste que podía volver a estar sobria solo por mi afán de no intoxicarte, me enseñaste que quería cambiar para que no tuvieras lo mismo que yo. Me motivaste, ¿sabes cómo empecé a escribir? —pregunté. —Me di cuenta de que me encantaba inventar cuentos para ti. Después me di cuenta de que era más económico las mantillas de tela y la ropa que hacía a mano y te hacía cosas monas y baratas y ¿Sabes por qué dejé las drogas? Porque no quiero que tengas que decirle a la gente: “Ahh, Niza, la drogadicta, debe estar muerta en un caño”. Quiero esto, tú y yo hablando del futuro y en unos meses de recuerdos fantásticos, quiero que sepas siempre que sin importar so el que esté sobria o drogada, enferma, sana, gorda, flaca, soltera, casada o con un hijo o seis, tú siempre vas a ser mi mayor motivación en la vida y mi mejor excusa para ser la persona de la que te sientas orgullosa de ser familia. —Estoy muy orgullosa del cambio que has hecho en tu vida y te admiro muchísimo, solo no quiero que tengas que estar lejos para estar sana. ¿Puedes intentar estar conmigo? —preguntó y le abracé. —Lo prometo, todo lo que me alcance la vida. Mily y yo nos quedamos quietas estorbándole a la gente que no se sintió mal por golpearnos o rozarnos en medio de sus prisas y sus propias vidas. Le doy varios besos a mi hija y la abracé con fuerza porque yo tampoco quiero tenerla lejos para ser feliz, ese es el MAYOR error de mi vida. Mily seguía interesada en saberlo todo, así que mientras avanzábamos le conté parte de lo que tuve que hacer para modificar mi vida. —Yo... luego de irme de casa empecé a trabajar en una cafetería pequeña y un restaurante. Después de unos meses pude conseguir un lugar pequeño donde vivir. —¿En dónde viviste antes? —Bueno, al inicio en albergues. Ya sabes, albergues para mujeres y niños en la calle—me encogí de hombros. — Después de ahorrar, conseguí un cuarto en una casa, pero, consumían, y estaban en cosas feas, apenas pude conseguir un apartamento muy pequeño y ahí me quedé por años. —¿Te gustaba el lugar? —No, pero estaba cómoda de ubicación, precio y tamaño. Conseguí un mejor trabajo y oportunidades de viajar, conocer sitios, sanar un poco. —¿A dónde fuiste? —La playa, regularmente me gusta ir a la playa y Seinvillage es muy fácil tomar un tren o un bus. ¿A ti qué te gusta playa o montaña? —No sabes lo guapa que me veo en bikini—rió. —Además, en abrigos quiero morirme un poco y lo que es acampar, a mí me mata. Soy la única que piensa que un oso o un lobo va a venir a comernos y no he empezado a hablar de lo difícil que es orinar en el medio de la nada. Mily me contó un poco de lo que pasó con ella, poco tiempo después de que me fuera, Sebastian llegó con su propuesta para mi hermana, por lo que se mudaron y Mily comenzó el kínder, se hizo amiga de Isabela, y se enamoró completamente de su papá Sebastian. Después tuvieron que separarse por culpa del asalto al banco y para mantenerse seguras, ella y Olivia, además del embarazo de mi hermana, unos meses más tarde nació su hermano, Olivia comenzó el negocio de la repostería que creció también rápidamente y eligieron vivir en Nueva York, casi por diez años. Entramos al salón de belleza y Mily medio saludó al joven que iba a atendernos, vimos a Olivia en su bata con una copa de vino enorme, nos mostró sus uñas y se acercó a ver las nuestras. —¿Qué tal vez su día?—preguntó mi hermana. —Buenísimo. —Mamá, a Niza le encanta la playa también, por las razones equivocadas —Mi hermana le dio un beso a Milena y otro a mí. —¿Qué vas a hacerte Niza?—preguntó mi hermana. —No sé, hice lo que dijeron nada de productos. Está sucio y sin moño. —Muy bien, pero tienes un cabello precioso—Dijo el peluquero. —Soy Carlo. —Mucho gusto. —Yo voy a ir a depilarme —dijo Olivia y me entregó un sobre. —Que pasen feliz tarde y recuerden no preocuparse por el dinero, el límite es que no salgan viéndose más guapas que yo y vamos a cenar juntas —pidió antes de irse a su siguiente cita. Carlo me preguntó por mis límites y deseos, la verdad no he tendido ninguno de los dos, mi pelo crece demasiado rápido; es largo, grueso y n***o. De vez en cuando compro algún aceite y le pongo antes de dormir para evitar que se dañen las puntas o la raíz no sea saludable, pero no me preocupo por mi pelo. —Voy a lavarlo, darle unas cuantas vitaminas, vamos a cortar un poco para dar esa ilusión de glamour y volumen, solo puntas y un baño de color para que se vea más n***o y sexi. —Perfecta, preciosa —dijo Mily. —Me gustaría trabajar en el perfilado de cejas porque tienes pestañas perfectas. —Me duele. Siempre vengo Carlo. —Mi amor, tus pestañas son preciosas, las de ella son perfectas. —Ya no somos amigos, ehh —Dijo y fue dramáticamente y tomó asiento en la lava cabezas. Más tarde mi hermana reconoció que venir al salón de belleza saca el lago Hollywood de ella, sus colochos salen más definidos, un rojo más profundo, sus cejas están perfecta y lo que es el resto de su cuerpo, desde el masaje hasta la depilación son todo lo que sueña cuando Milena y Sergio la están sacando de quicio. —¿Puedo invitar yo a la cena?—pregunté. —Claro, pero solo que haya carne. —¿Les parece comer comida china? Olivia le dio una charla larga a Milena sobre la soya y la cantidad tan alta de sodio que tiene, por no hablar de la dudosa procedencia de la carne. Igualmente, fuimos a un lugar que conocían y comimos de todo, reímos y le contamos historias a Mily algo divertidas, no recordaba haber sido quien le arrancó los dientes a Olivia, solo que los guardé en una cajita, tampoco recordaba contarle historias para dormir que nunca tenían final, pero, mi hermana sonaba emocionada al respecto. Aquella noche me dejaron en mi habitación y me hicieron prometer repetirlo sin importar en donde estuviera viviendo. Mi hermana me dio un beso y un abrazo largo. Le devolví el abrazo y esperé a que quisiera dejarme ir. —Gracias por cuidar de mí, Nizi. —No sé a qué se debe, pero con gusto, O. Las dos sonreímos. —Sofía tiene noticias para ti, te he dejado un sobre, no acepto un no por respuesta y lee la nota, pero, recuerda que te amo. Ellas dos se fueron y Emilio abrió la puerta de su habitación, los dos nos miramos y Sofía se aclaró la voz. —Tengo que hablar contigo, Niza—Dijo Sofía y casi al mismo tiempo Emiliano dijo: —Tengo un regalo para ti. Llévatelo y cuando terminas hablamos. Los miré a los dos y Emiliano miró a su tía. —Lo mío es importante. —Lo mío más, Emiliano. —¿Qué es más importante que el amor? —Los negocios ¡y yo vi primero a Niza! Así que pierdes porque pierdes. —Niza puede decir—comentó Emilio. —¿Con quién te vas? —preguntaron al mismo tiempo y reí.
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