POV ALEXANDER
Los invitados murmuraban cuando la novia comenzó a caminar hacia mi, mis hermanos gemelos sonrientes sujetaban el vestido de mi futura esposa.
El vestido es maravilloso, el diseñador seguramente es alguien famoso, el bordado del velo revela el buen gusto de quien lo lleva puesto, esto cada vez se complica más.
Aún no puedo visualizar bien el rostro de Jessie Collins la cubre perfectamente el velo de novia, el juez impartía la ceremonia, la gente aplaudía el más mínimo movimiento de la chica, se nota el respeto o quizá el miedo que les causa.
- Ahora puede besar a la novia. - Abrí enormes los ojos, olvidé que podía pasar algo así, no sabía que hacer.
- ¿Qué esperas bésame, acaso no has escuchado?. - Jessie me dijo entre dientes, levanté lo que cubría su rostro.
Es realmente hermosa, piel canela, cabello ondulado, enormes pestañas y esos ojos... increíbles de color azul. Tiene un aspecto angelical, joven y fresca.
Me acerque a su boca, mis nervios hacían sudar mis manos, su olor es atractivo, ella es bella.
- ¿Eso es todo? iSe besa así a tu esposa!. - Introdujo su mano dentro de mi smoking, me jaló hacia ella sin que nadie lo notase, el beso ha sido increíble lleno de pasión y deseo, olvidé por completo que nos encontrábamos frente a una enorme audiencia, me dejé llevar por la espectacular mujer que tenía frente a mi, correspondiendo cada beso, sujetando con mis manos su cintura, la distancia entre nosotros no existía.
Nos separó el fuerte ruido de los aplausos de todos los invitados. Mis padres eran los más felices.
- ¿Y ahora que sigue?. - Confundido le pregunté a mi nueva esposa.
- Ahora me das la mano, tenemos que aceptar las felicitaciones juntos, después en 10 minutos te veo en la habitación del final del interior de la casa pequeña. - iQue mujer tan mandona!.
La celebración lógicamente se llevó acabo en los enormes jardines de la mansión Collins, había una pequeña casa color blanco al final, ahí tenía que ver a Jessie ¿Que es lo que trama?.
Terminé aturdido de saludar e intentar fingir que todo en mi vida estaba de maravilla, cuando no es mi la mitad de lo que mi rostro refleja. Jessie sonreía, fingía perfectamente, es una mentirosa y perfecta actriz para engañar a todos; ahora empiezo a confirmar que son ciertas todas esas cosas malas que de ella se rumoran.
Observé como Jessie se alejaba, la seguí. Es impresionante la magnitud de este lugar, rodeado de guardias de seguridad, elegancia, y excentricidad... ¿Cómo acepte entrar en está locura? aún no lo procesa mi cabeza.
- ¿Puedo pasar?. - Toque la puerta, no quiero ser invasor.
- Adelante. - Esa dulce voz llama la atención demasiado.
Un silencio entre los dos llenaba la habitación, nos miramos fijamente a los ojos.
- ¿No hablas?. - Es intimidante la belleza de la hija menor de los Collins.
- No tengo nada que decir ¿Tu si?. - No permitiré que me humille.
- ¿No tienes nada que hablar? eres tan callado... ¿Cómo fué que aceptaste casarte con una mujer que no conoces? y millonaria por cierto. - Parece burlarse de mi.
- ¿ A qué viene todo esto? no caeré en sus provocaciones señorita Collins. - Intento no perder la calma.
- Primero: tienes que llamarme Jessie pues ya soy tu esposa. Segundo: no te estoy provocando Alexander, realmente me interesa saber como es que has llegado hasta aquí, después lo charlaremos. Y tercero: te he hecho venir aquí para quedar en un acuerdo. - Ella es interesante.
- ¿Acuerdo? explícate. - Me senté para estar cómodo.
- Nadie puede saber que esto es una farsa, únicamente los involucrados que solo tú y yo sabemos quiénes son, a cambio obtendrás una gran recompensa, mañana quizá sin tanta gente pondremos los términos y condiciones de nuestro lindo matrimonio. - No me dejó contestar ni una sola palabra, una vez más me sujetó de la mano para regresar a la celebración de nuestra boda.
Todos la miraban con ganas de tocarle, y es que es linda, muy linda, seguramente tiene algún novio por ahí escondido, es afortunado de tener a una chica tan bella.
- Alexander... ¿Así que tú serás mi cuñado?. - Una chica rubia se acercó a saludarme, dejando sus labios marcados en la comisura de los míos.
- Un gusto ¿Señorita?... - Poco a poco empezaré a conocer a todos los que rodean a mi ahora esposa.
- Soy Connie, hermana mayor de Jessie. - ¿Hermanas? una morena y otra rubia?.
- Un placer señorita Connie. - Besé su mano, no quisiese líos ni reclamos si volvía a besar su mejilla.
- Pero quita esa cara hombre... ya sé que pensarás que Jessie y yo somos totalmente diferentes, a decir verdad ella es mi hermanastra aunque yo la quiero como mi si fuese de la misma sangre que yo. - Ahora tocó mi mejilla.
- Oooya entiendo. - Me sorprendió lo cariñosa que es conmigo.
- Pero ven vamos a divertirnos, tenemos que celebrar el falso matrimonio. - Me susurró en el odio.
- No te preocupes Connie yo puedo divertir a mi esposo, suelta su mano y jamás lo vuelvas a tocar. - Jessie llegó a poner un alto a la rubia.
- Yo no... - La mirada de Jessie es de furia, ni siquiera permitió que le explicara lo que ocurrió.
- iGuarda silencio! ahora nos vamos a ir a nuestra habitación, no quiero que esa descarada me deje en vergüenza por convencerte de caer ante sus encantos. - Me ha ofendido su comentario.
- ¿Que clase de hombre crees que soy? - Le reclamé.
- Un hombre que acepta casarse con una mujer por su dinero. - Un golpe más.
Me llevó a jalones a la que supongo será nuestra habitación ¿Mi ropa está en el vestidor? ¿Cómo llegó hasta aquí?.
- ¿Puedes dejar de jalarme? iYa ha sido suficiente! me gritas, ordenas, no me dejas hablar... ¿Quien te crees?. - Alcé la voz.
- Soy dueña de todo lo que ves aquí ¿Acaso pensabas que por ser tan guapo ibas a tener las mismas comodidades que yo?. - ¿Me considera atractivo?.
- Yo lo sé, estoy consciente que todo esto es una locura en la que decidí participar, iTú eres una mujer altanera! tienen razón todos aquellos que hablan esas miles de cosas malas sobre ti. Y si me permites tengo que ir al sanitario, iAh! gracias por lo de guapo. - Me reí entre dientes pasando a su lado con dirección al sanitario, ella se quedó avergonzada.
Hice el mayor tiempo posible dentro del sanitario, necesitaba tener fuerzas para poder darme mi lugar frente a Jessie. Nunca había conocido a ninguna chica tan imponente, segura, inteligente y hermosa como mi ahora esposa.
- Pensé que habías escapado. - Se mofaba de mi.
- ¿Siempre eres así de graciosa? - Me senté a su lado.
- Digamos que tengo un excelente sentido del humor. - Levantó sus brazos llamando mi atención a su perfecta a anatomía.
- ¿Qué miras?. - Mis ojos recorrieron su cuerpo rápidamente, ella lo ha notado, estoy seguro que está nerviosa de mi presencia.
- ¿Acaso no puedo mirar a mi esposa?. - Me acerqué aún más a ella.
- Estás confundido Alexander Spencer, yo solo soy tu esposa por una estupidez que mi madres cometió antes de morir, no pienses en lo más mínimo que nuestro matrimonio llegará a ser real. - Se levantó rápido, está nerviosa su respiración agitada la delata.
- Eso también lo sé no tienes que repetirlo, no eres de mi agrado no te preocupes. - No sé porque he dicho esa tontería, por supuesto que es de mi agrado y mucho; me tiene anonadado con su belleza.
- ¿Te gustan rubias? lo imaginé desde que dejaste que mi querida hermanita te sedujera. - Ella comenzó a quitar sus accesorios de novia.
- Es bastante atractiva la señorita Connie no puedo negarlo. - Tengo que cuidar mis palabras o me meteré en líos.
- No te atrevas a dejarme en ridículo al meterte en las sábanas de Connie, eres mi esposo y tienes que respetar nuestro matrimonio. - Es tan rara esta mujer, me volverá loco.
- ¿Te preocupa lo que diga la gente? pensé que no, se dice tanto de ti que pensé que lo mínimo que te interesa es la opinión pública. - Llevamos pocas horas como esposos y ya parecemos enemigos.
- Puedes ir con cualquier mujer para satisfacer tus necesidades carnales, solo no lo hagas con mi propia hermana, tienes que ser cuidadoso de que nadie vea cuando estés engañando a tu esposa, un año pasa rápido y después de eso podrás ser libre de hacer lo que quieras. - Su vestido se deslizó suavemente por su perfecto cuerpo, quedando únicamente en lencería frente a mi.
- Si gustas puedo ir afuera para que hagas tu cambio de ropa tranquila. - Para ser sincero no quería marcharme.
- No te preocupes, seguramente en nuestra supuesta luna de miel me verás en traje de baño, que más da que me mires así. - La seguridad que ella muestra es impresionante.
- ¿Regresaremos a la celebración? - Es mejor cambiar de conversación antes de seguir pensando en que genial sería tocar su terza piel.
- Si, un rato más. Espero que te comportes Alexander, no quiero tener que estar cuidando de ti como si fueses mi hijo. - Reía de mi.
- Pues tendría una bella mamá. - Salí apresurado antes de ser alcanzado por lo que sujetaba en las manos, lo había lanzado con furia hacia mi.