Please, don'tUpdated at Jun 28, 2020, 16:16
Edward y Marie eran polos totalmente opuestos. Eran como el día y la noche. Como el sol y la luna. Él, el frío y distante invierno; ella, la radiante y dulce primavera. Él, rebelde, solitario, un proscrito; ella, amable, cariñosa, un alma bondadosa. Juntos formaban el mayor cliché jamás visto, algo predecible, imaginable, presumible… ¿o quizás no?
Nada bueno nace de una mezcla tan explosiva. O quizás nazca la más bella de las historias. Un romance intenso, profundo, apasionado… vivo. Dos corazones latiendo a un mismo ritmo. Un hambre voraz de amor. Una necesidad de ser amados. Un apetito de desnudez, sensualidad, caricias, piel, besos… Y un ruego, un ruego porque todo aquello no termine. No termine nunca.