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Viscious (Draco Malfoy)

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Blurb

Cosette Lovelace solo quiere una cosa en su vida: que Draco Malfoy la deje en paz. Desde el momento en que el sombrero seleccionador gritó: ¡Slytherin! al tocar su coronilla en primer año, este no ha dejado de acosarla, molestarla y humillarla por su condición de metamorfomaga, que por más que intenta no logra controlar.

Su vida es un completo embrollo, sus hermanos los quintillizos le han dejado de lado en sus correrías como parte de la casa Hufflepuff, su "tía" Tonks ha dejado de contestar a las cartas en que le pide ayuda para dominar sus poderes y sus calificaciones no podrían estar peor. Pero cierto día, encerrada en los baños con Myrtle la llorona para ponerse al corriente en unos apuntes, escucha por accidente a alguien llorando.

Y ese alguien no es otro que su peor enemigo: Draco Malfoy.

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Uno: Vicioso
Sexto año: En realidad, me alegra que Tonks no sea mi tía verdadera, por qué eso habría significado que de una forma u otra, estaría relacionada con Malfoy de forma sanguínea y prefería comer vidrio roto antes que eso.  Años atrás, cuando recién llegué a Hogwarts y los "poderes" aparecieron, me desesperaba y lloraba por no tener ninguna explicación acerca de dónde había heredado mis capacidades de metamorfomaga. (¡Ah! ¡Hasta decir la palabra suena a trabalenguas! ¡No me extraña que a todos les parezca tan rara!) Sin embargo, ahora lo prefiero. Sería mucho más duro aceptar que mi tía real se ha deslindado de mi y ha dejado de responder a las cartas que le envío. Sí, mejor pensar en Tonks como en una desconocida. No es que la necesitará... Tanto. Es solo que es la única otra metamorfomaga que conozco y la única que quizás podría darme pistas acerca de cómo entrenar "esto". Preferiría ser una animaga, como la profesora Mcgonagall. Al menos hay libros para explicar aquello de una forma que se entienda. Al menos dejarían de mirarme como a un bicho raro, y de callarse al verme entrar en una de las salas por temor a que me enteré de lo que dicen y luego traté de hacerme pasar por ellos. Yo no me hago pasar por nadie... Nadie que me agrade, al menos. —¿Sabes por qué te trato así, Potter?¿Eh? ¿Lo sabes?— le pregunto al chico de la cicatriz para entretenimiento de mi público, que se ríe a carcajadas (a excepción de Hermione, que se cubre los ojos con las manos y repite por lo bajo que me meteré en problemas) —¡No es porque sigo obsesionado con tu madre después de tantas décadas, no!— hago una pausa, en la que incluso a Harry se le escapa una carcajada y me agarró los cabellos, negros y pegados al cráneo, antes de soltar un chillido. —¡Es por qué el shampoo que me compre dijo que me quitaría lo grasiento del pelo y me mintió! ¡¿Es que no te sientes amargado cuando llevas el pelo sucio, Pottah?! ¡Imaginame a mi, que llevo así por... Por... ¡Oh!— No me detengo por qué se me haya acabado el material para hacer burla de Snape, sino por qué este acaba de entrar al salón de artes oscuras, su nueva materia impartida, y por la mueca que tiene en el rostro, sé que estará imaginandose ya mil y un formas de envenenarme el té. Le dirijo una mirada a mi reflejo en el otro extremo del aula y hago una mueca, que me devuelve la figura del profesor Snape... En uniforme de chica. Así es. El profesor más temido por el alumnado en Hogwarts me ha atrapado convertida en él, imitando sus manerismos y burlándome de su pelo grasiento en frente de la clase. Draco Malfoy sonríe de lado y me guiña un ojo antes de exclamar: —¡Oh, profesor, le advertimos que parará!— sus fieles amiguitos no tenían la suficiente cabeza como para levantar falsos, aunque de inmediato se pusieron a asentir. —No quiso escuchar. Ya se sabe cómo son esos Lovelace, no toman nada en serio. Ni siquiera su educación. — —¡No es verdad! ¡Él mismo lo ha sugerido!— trato de excusarme, en vano, y como tantas otras veces antes, mis limitadas habilidades de metamorfomaga se niegan a cooperar. No siento nada. Ni siquiera un pinchazo. ¡Lo que me faltaba! Estoy atrapada en el cuerpo de Severus. ¡Y me quedare así por quién sabe cuánto tiempo más! Eso no le hara ni la menor gracia a ese hombre. Ni a Mcgonagall cuando se entere. Le bajaran puntos a Slytherin por causa mía, y mis compañeros (sobre todo unos de ellos) se enzañaran conmigo. —¡Eres una serpiente, Malfoy! ¡No puedo creer que mientas tanto!— La verdad es que si puedo creerlo. La verdad, ya me lo esperaba. Por favor poder, coopera. Coopera. Quizás si vuelvo a mi forma real... Quizás así... Sea menos duro el castigo. —Es usted una señorita grosera y descerebrada ¿Culpará a Malfoy de haberse convertido en mí?— Snape se detiene junto a las pesadas puertas, con la nariz aguileña alzada con desdén y los labios tan apretados que forman una línea. Estoy segura de que esta es la primera vez que lo molesto tanto. —¡Usted habría hecho lo mismo si hubiese oído lo que me dijo!— jadeo desesperada. No logro recuperar mi cuerpo. Tan solo siento un leve cosquilleo en el cuero cabelludo, aunque claro, eso puede deberse al pelo ceboso de Snape. —¿Y que le dijo, si se puede saber?— Bajo la mirada para no tener que encarar la expresión de triunfo en la cara de Draco, su alumno favorito. Mis zapatos me aprietan, pues estos pies no son los míos, y a diferencia de Tonks no tengo la menor idea de como transformar también mi ropa.  —Dijo que no podía hacerlo.— Eso lo decide todo. Estoy condenada. Bien, en mi defensa, eso es lo que se supone que hacemos cuando nos retan a algo ¿O no? Les probamos que podemos. Malfoy dijo que yo no era capaz de hacer una imitación realista del profesor de pociones (error: ahora es el profesor de artes oscuras, tengo que recordarlo la próxima vez) y yo le probé lo contrario. ¿Me gané algo? Por supuesto: ¡Un castigo por el resto del ciclo escolar! ¿Valió la pena? ¿Acaso Malfoy me respetara y sera amable conmigo de ahora en adelante? ¡Ja! Lo más probable es que ya estará poniéndome nuevos apodos ofensivos, o escondiendo mis útiles dentro de algún caldero. No tengo la menor idea de por qué me detesta tanto. —Sigame, Lovelace. Ahora.— Los gemelos Weasley esperan de pie afuera del despacho de Dumbledore, una vez que Snape desaparece dentro, lo que me consuela de alguna manera retorcida y cruel. Mientras ellos siguan metiéndose en líos y salvándose de la expulsión, entonces habrá esperanza para mí. (Y para Harry, Ron y Hermione, que tienen una suerte casi tan mala como la mía). No sé sorprenden mucho al verme llegar, sino todo lo contrario. Sonríen y caminan para sentarse cada uno a uno de mis costados en la banca. —¿Que tal, Cosette?— pregunta George, echándome un brazo sobre los gruesos hombros. No me tenso. Me recuerdan demasiado a los quintillizos, y hace un tiempo que añoro a estos más que a nada en el mundo. Sí, es verdad que puedo pasar todo el tiempo que quiera con ellos en vacaciones pero... No es lo mismo. Los Weasley no saben la suerte que tienen por ser seleccionados todos para la misma casa. Por mantenerse juntos. Nunca se me olvidarían las palabras que me escribieron mis padres al enterarse de que estaba en la casa de Salazar Slytherin. Con los malos. A partir de ese momento, comenzaron a andarse con cuidado conmigo. El que no debe ser nombrado era de Slytherin, así como la mayoría de sus mortífagos y magos oscuros. Mis padres se preguntaban: ¿Que había salido tan mal en la crianza de su única hija? —¿Si?— no consigo reunir el nervio suficiente para sostenerle la mirada. Aprieto unas toscas manos sobre el dobladillo de mi falda, y me encojo, tan pequeña como puedo en este cuerpo extraño. —¿Me lo parece a mí, o estás más guapa que de costumbre?— bromea Fred. Me saca una sonrisa, que debe lucir especialmente memorable en la cara de este Snape al borde del llanto que estoy hecha. Me paso un puño por los párpados mojados para secarlos. —Debe ser mi nuevo perfume: lágrimas de Neville Longbotton— —¡Ja!— y me hacen chocar las palmas, haciéndome sentir un poco mejor conmigo misma. Me gustan los Weasley. Me gustan mucho, aunque no de una forma romántica. Ya no. Hace unos años, estaba enloquecida por ambos aunque ahora supongo que les veo como a otros dos de mis hermanos, los Lovelace. ¡Ah! ¡Cómo quería hablar con ellos como hacíamos antes! Claro que hablaremos cuando se enteren de lo que hice está vez. Claro que sera solo para regañarme.   Nota: chicxs, estoy pasando por una etapa de obsesión por Draco Malfoy jaja así que aquí me tienen. Voten y comenten si les apetece que la siga. Cuidense muchoooo, las quiero <3 PD: en esta versión, los gemelos Wesley son un año más jóvenes, así que todavía no se han graduado de Hogwarts ;)

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