Bajo la máscara

                                                                                                                                                     2 de marzo, 2021.                                                                                                                                        Revier, Santa fe,  Argentina. Pov Mariana Muchos dirían que la fiesta de disfraces era una de las más emocionantes de todo el año, pero ese no era mi caso. No es que odiara esa fecha en específico, sino que no solía salir a fiestas en general, me gustaba más quedarme en casa y mirar una buena película a estar emborrachándome por ahí. Quizás este año hice una pequeña excepción, una de las chicas más hermosas de la preparatoria iría y sin dudas no me perdería la oportunidad de por fin declararle mi amor. Hayley Brown, una hermosa chica rubia y de ojos grises era la más codiciada de la high school.  Y sin dudas eso no era una excepción para mi, Hayley me había gustado desde que la conocí pero jamás me había atrevido a confesarle que era mi crush desde hace tiempo. Para ella era como una hermanita menor, pero bah, al diablo con eso. Mi mejor amiga fue la que me convenció de ir a la fiesta de los hermanos Davis, quienes solían hacer las reuniones más populares y divertidas de todas. Después de estar toda la tarde en la tienda, terminé eligiendo el disfraz de "La mujer maravilla",  bastante sensual, con  escote pronunciado y con mis piernas al aire libre. No es que lo odiara, pero definitivamente no era mi estilo, solo lo había llevado luego de que mi amiga prácticamente me obligara al ver que tenía intensiones de llevar el traje de pizza. Alessia estaba al tanto de mis sentimientos hacia Hayley, por lo que me ayudaría a finalmente confesarme con ella. —¿A qué hora vuelves mañana? —pregunta mi madre —Quizás en la tarde, sabes que hoy nos quedaremos mirando algunas películas —fingí mi cara inocente y ella me sonrió —Bueno Cariño, pero recuerda que iremos a la casa de tu tía y no estaremos ¿Tienes las llaves? —Si, mami —sonreí—. Nos vemos cuando regresen, te amo. Dejé un beso en la mejilla de mi madre y salí del auto mientras que Alessia me esperaba en el porche de su casa y saludaba a mi madre con su mano. Le había mentido que dormiría en la casa de mi mejor amiga para que no me haga tantas preguntas, ella sabía que no me gustaba salir de fiestas así que nunca sospechaba de algo como eso. —Aún le tengo miedo a tu madre, espero que no se de cuenta de todo esto —murmuró Alessia, entrando a su casa —Mamá se irá con mis tíos, ni siquiera estará en casa. Deja de llorar. —Mi madre tampoco está,así que puedes hablar tranquila —¿Donde se ha ido ella?  —Salió a cenar con papá —contestó moviendo sus cejas Alessia había guardado mi disfraz en su casa, era demasiado torpe a veces y mi madre podría verlo. Ella eligió uno de los personajes de la noche de la expiación, por lo tanto tampoco tardaría mucho en arreglarse, solo pondría un poco de sangre en su ropa  y eso era todo. Tenía la opción de haber elegido el traje de mujer maravilla con un pantalón apretado, pero a cambio de eso, una bonita falta corta era la ganadora de la noche. Terminé eligiéndolo también porque no debía aplicarme maquillaje además del que solía ponerme siempre, así que solo apliqué un labial y la máscara de pestañas para mis ojos, eso era todo. Tuvimos que tomar un taxi, su madre jamás nos prestaría su auto y mucho menos si le decíamos que asistiríamos a una fiesta. Alessia había arreglado con Hayley para que primero vayamos a su casa y luego uno de sus amigos nos llevara a todos juntos, aunque sabía que seguramente ese amigo era uno de los que ella salía. Me sentí nerviosa cuando llegamos a su casa, estaba curiosa por como se vería ésta noche. Ella nos abrió la puerta con una sonrisa en su rostro mientras me perdí dentro de mi mente repitiendo una y otra vez que esa chica era preciosa. El traje de Gatúbela se ajustaba perfectamente a sus curvas, el n***o resaltaba su color de cabello y cómo olvidarme de esos increíbles ojos. —¡Ha llegado mi pequeño bebé! —Hayley me abrazó cariñosamente y le correspondí rápidamente suspirando entre sus brazos Para ser sincera, luego de ese momento ella no volvió a hablarme y no porque estuviera enojada ni mucho menos, sino porque sus amigos habían comenzado a llegar a su casa, sacándola de mi lado. Si tenía suerte, quizás hoy le hablaría desde lejos y podría cruzar más de dos palabras sin que nos jodieran la existencia. Y como si fuera poco, sus amigos eran diez, obligándonos a separarnos en dos autos y por supuesto que ella fue al otro. Cuando llegamos a la fiesta todos comenzaron a separarse, dejándome sola con Hayley, quién me sonrió y fue a buscar un par de cervezas para sentarnos en el sofá. Era mi oportunidad, la tenía enfrente mío, riendo de las cosas que le decía. Respiré intentando tomar el valor suficiente y justo cuando estaba a punto de hablar, un chico llegó. —Hola preciosa ¿Quieres beber algo? ¿Y este quién de supone que era? Quería reírme al saber que Hayley le diría que ya estaba con alguien y esa era yo. Pero eso nunca pasó. —Claro —le sonrió—. Ahora vuelvo, bebé. La miré mientras se levantaba y tomaba la mano de aquel rubio como si yo no existiera, como si jamás se hubiese sentado conmigo a tomar algo. Me quedé estática por unos momentos, pensando en porqué Hayley querría bailar con un chico, ella era abiertamente lesbiana y le estaba coqueteando incluso a él. —Hola —saludó un chico moreno a mi lado— ¿Cómo te llamas? —Mariana ¿Y tú? —Gabriel —sonrió de lado En el mismo momento que le devolví la sonrisa, sentí como unos ojos me estaban observando desde lejos y cuando me di la vuelta, era ella. ¡Estaba segura que moría de celos por verme con alguien más! ¿Porque Hayley no lo admite de una buena vez? —Te ves increíble, me gusta tu disfraz... —salí de mi trance para mirar al chico que estaba a mi lado, él tenía una sonrisa en su rostro, pude notar que tenía sus ojos azules, que hacían juego con su traje de policía. No estaba nada mal, pero no era una chica. —Uhm, gracias- —sentí como mis mejillas comenzaron a arder. Estaba terriblemente avergonzada por la manera en la que sus ojos me recorrían y cuando su mirada cayó en mi escote sentí la necesidad de salir corriendo de allí. —¿Quieres ir a bailar? —preguntó mirándome No quería para ser sincera, pero podía sentir que Hayley me clavaba la mirada y se me ocurrió que al menos podría causarle celos con aquel tipo. Acepté y lo tomé de la mano para bailar lo más cerca de Hayley que podía permitirme. Si él se pasaba de listo, lo patearía en las bolas. Ella no volvió a verme, estaba ignorándome desde que comencé a bailar con el moreno. ¿Cómo un chico con un estúpido traje de gorila podía llamarle más la atención que yo? Él en cinco minutos había logrado más que yo en dos años. —Ahora vuelvo —me solté de su agarre para irme de allí, no tenía sentido. Mientras caminaba hacia la barra de tragos, pensé en que quizás hoy podría permitirme tomar un poco de alcohol aunque no fuera tan frecuente en mi. Mis ánimos estaba por el suelo al darme cuenta de que probablemente jamás tendría oportunidad con ella, prefería estar con un chico, cuando jamás le había gustado uno, a darme un poco de atención a mi. —¿Cómo va el plan? —Alessia se paró junto a mi para pedir un trago.  Cuando volteé a mirar de nuevo a Hayley ella ya no estaba allí, pero buscándola por un momento me di cuenta de que ahora estaba con otro tipo, besándose. —Ya puedes verla, está besándose con aquel tipo —le señalé —¿No era lesbiana? —¿Qué?— Alessia puso cara de no entender—. Si ella está por allá hablando con esas personas Miré hacia donde decía Alessia y era cierto, había otra chica vestida con el mismo traje. Aunque no estaba segura si los shots ya me habían puesto ebria y estaba viendo doble, o había una posibilidad de que haya dos Gatúbelas en una misma fiesta. Alessia me tomó de la mano luego de varios tragos y me llevó hacia nuestro grupo de amigos, había dos botellas en el medio de la ronda y vasos de shots, al parecer estaban jugando al famoso juego del "Yo nunca" —Yo nunca —habló Shawn—... He tenido un trío Mi mandíbula cayó al suelo cuando Ally bebió, al parecer ella no era tan santa como la pintaba. —Yo nunca —Ally me miró divertida—. Me he enamorado de mi amiga Maldita traidora. ¿Qué le pasa a esta perra? Bebí mi vaso, intentando ser disimulada, pero por desgracia Jane me vio y comenzó a reír. —¿Te gusta Hayley? —preguntó —No sé vale preguntar —gritó John—. Yo nunca he besado a más de tres personas en una noche Entre risas y confesiones pasó alrededor de una hora, aunque no estaba tan segura, el alcohol estaba afectando todo mi sistema. Quizás era porque nunca tomaba alcohol. —Bueno chicos, yo debo irme, hoy es la primera vez que haré un cuarteto —Alessia comenzó a reír al darse cuenta de que lo había dicho en voz alta —¿A donde vas? —pregunté —Iré adentro, luego nos vamos si quieres. Aguanta un poco Puse los ojos en blanco, sabía que Alessia estaba ebria, pero no creo que sea necesario hacer esas cosas en una casa desconocida. No le di importancia porque sabía que ella no me haría caso de todas maneras, por lo que me quedé con los chicos unos minutos más. —Así que Hayley, eh —rió John— ¿Porque no la llevas afuera del predio? —El idiota tiene razón —dijo Ally—. Llévala y dile de una buena vez lo que sientes. —No lo sé —dudé —Vamos Mariana, no pierdes nada —me alentó Anne Su idea no estaba nada mal, estaríamos solas, alejada de todos y si algo saliera mal, de todas formas nadie se enteraría. Debía dejar de ser cobarde una vez en mi vida y enfrentarme. Comencé a buscarla con la mirada y comencé a reír como una demente al notar que me quedé por unos largos minutos mirando su trasero. ¿Desde cuándo estaba tan grande? Su pantalón de cuero estaba ajustado perfectamente a sus curvas, eso definitivamente sería mi arma letal de la noche. —Ve ahora —John me dio un pequeño golpe en el hombro para que me adelantara. Respiré profundo y caminé hacia mi objetivo, la tomé de la mano sin dirigirle la palabra y comencé a caminar hacia la salida del predio. —¡Hey! La ignoré, aún no era el momento, necesitaba caminar unos pasos más. Paré en seco y la tomé de las caderas, apoyándola contra un árbol y sin pensarlo dos veces uní nuestros labios en un beso hambriento. Para mi sorpresa lo respondió al instante, llevando sus manos atrás de mi cuello, acercándome más a su cuerpo y no pude evitar gemir cuando mordió mi labio inferior. Sin dudas aquel beso había superado mis expectativas. —¡Wow! —suspiró—. Increíble manera de presentarte —habló sobre mis labios —¿¡Qué!? Quizás había escuchado mal.  Me centré en sus ojos y en vez de encontrarme con esos ojos grises espectaculares, me terminé encontrando con unos ojos marrones. ¿Dónde estaban mis ojos favoritos? —¿Mariana? —sentía su voz confusa  ¿Ella me conocía? —¿Quién eres y qué hiciste con Hayley? —cuestioné, poniendo mis brazos en jarra —¿Quién es Hayley? —Mierda —murmuré—.Lo siento, me equivoqué de Gatúbela —estaba dispuesta a irme pero ella lanzó una carcajada que hizo que me quedara hipnotizada, su voz rasposa era tan.....sexy. —¿Estás ebria? —¡Claro que no! —me quejé Ella levantó sus manos para quitarse la máscara y el aire se atoró en mis pulmones cuando reconocí su rostro. —Soy Amy... ¡Oh mierda.! Era Amy Johnson, la bad girl de la secundaria. Sabía quién era, había muchos rumores sobre ella en la escuela pero jamás le había hablado, ella me intimidaba demasiado. Sin mencionar que Hayley la detestaba. —¿Cómo sabes mi nombre? —Compartimos algunas clases, te he visto en la biblioteca algunas veces —sonrió—. Y sin dudas me has dado el mejor beso de mi vida ¿Podemos repetirlo? —Claro que no, no sabía que eras tú —Quizás el destino lo quería así— guiñó un ojo coqueta —Me equivoqué —froté mi rostro, frustrada—. Lo siento, debo volver a la fiesta y buscar a la correcta —¿Cómo dijiste que se llamaba la chica? —preguntó divertida, aún recostada sobre aquel árbol —Hayley —murmuré —¿Brown? —Mhm —no estaba segura si decirle —¿Hablas de la novia de mi mejor amiga? —Ya no están juntas —suspiré —Mariana —dijo con una ceja levantada—, quizás ellas no seas novias oficiales de nuevo, pero siguen juntas —No te metas —sentencié de mala gana—. Ella me dijo que no lo estaban y yo debo irme...— comencé a caminar en dirección a la fiesta mientras sentía los pasos de Amy detrás de mi. —Espera —ella se paró frente a mi y sostuvo mis hombros —¿Que quieres? —Porque cualquiera que te viera al menos dos segundos se daría cuánta lo ebria que estás, así que te ayudaré. Nadie quiere que termines teniendo un accidente. —asentí insegura y acepté el ofrecimiento de su mano simplemente porque todo a mi alrededor daba vueltas. La fiesta estaba a unos largos pasos,por lo que estuvimos algunos minutos intentando no pisar nada extraño. Aún no sabía como diablos había hecho para llegar allí sin golpearme con un palo en la cabeza. Incluso casi caí al suelo cuando una rama se me atravesó, pero unos brazos me detuvieron a tiempo. —¿Te encuentras bien? —Si, solo me hice mal el pie —De acuerdo, apóyate aquí un momento —se refería a un poste que había allí Comencé a temblar cuando una brisa fresca atravesó mi piel y lo que menos me esperaba era que aquella chica lo notara. —¿Tienes frío? —asentí tímidamente. Ella asintió y sacó su chaqueta para ponerla sobre mis hombros. Abrió sus brazos para envolverme en ellos y cerré los ojos cuando sentí que su perfume me inundaba, olía demasiado bien. No sabía si era por mi estado de ebriedad o porque en serio esa chica estaba siendo demasiado linda conmigo. Nos quedamos un momento así, mi cabeza no dejaba de pensar que era una completa idiota y Hayley jamás se fijaría en mi. A mi nada más podía pasarme de confundira con otra chica, incluso la besé. Y maldición, me gustó, pero no era la persona que estaba buscando. —¿Puedo darte un consejo? —asentí—. Hayley no es para ti —¿Qué sabes tú? —la miré—. No la conoces y a mí tampoco. —Te sorprendería saber cuánto la conozco —torció su boca—, y sobre tí, sé que tus chistes son malos —sonrió con gracia y fruncí el ceño —Lo primero es totalmente mentira —Entonces cuéntame un chiste... —De acuerdo —suspiré—. Un chico le pidió el celular a una chica, pero jamás volvieron a hablar— reí pensando la respuesta—  ¿Sabes porque? —No lo sé —dijo divertida— ¿Porque? —No hablaron porque la chica le dio su teléfono literalmente. No le dio su número sino que su... teléfono —comencé a reír a carcajada—¿Entiendes? ¡Hasta le dio el cargador y todo! Amy mordió sus labios y luego comenzó a reír al igual que yo. —Eres una boba —dijo mirándome con una sonrisa —Pero te has reído, eso quiere decir que no son tan malos —Bueno, quizás me dio un poco de risa, pero los que cuentas en las clases definitivamente no son buenos —dijo divertida Solo sonreí como respuesta. Siendo sincera, nunca me imaginé a Amy de esta manera, ella aparentaba ser de esas chicas rudas que ni siquiera se molestaban en mirarte. La había notado antes, pero nunca me detuve a mirarla. Amy era  muy atractiva, su sonrisa me hacia sonriírle de vuelta sin siquiera pensarlo, sus ojos eran hipnotizantes y sus labios demasiado tentadores. La primera vez que la vi fue mi crush instantáneo, pero el día en el que ella había golpeado a Hayley mi interés de esfumó. —¿Sigues pensando en ella? —preguntó mientras seguíamos el camino —Mhm, algo así —Ella es una idiota —dijo con un suspiro —¿Porque? —Eres preciosa, no entiendo cómo no se ha fijado en ti... Agradecí que el lugar estaba oscuro, porque sino Amy se hubiera dado cuenta de que me había ruborizado. Se detuvo al ver que estábamos cerca. —¿Qué pasa? —pregunté —¿Querías darle celos a Hayley? —preguntó al verla bailando —¿Y qué tienes en mente? —alcé una ceja —Quizás... estar un momento más conmigo....no sé ¿bailar? —asentí con una sonrisa Ella sonrió de vuelta y tomó mi mano hasta que llegamos al patio trasero. Nos detuvimos cuando vimos como Hayley comenzó a discutir con su ex novia. —¿Porque no me sorprende? — dijo Amy sarcásticamente —¿Quieres sentarte conmigo? Ella se sentó en una de las bancas y me miró para confirmar si es lo que quería. Le sonreí y me senté en su regazo mientras aún miraba la escena. —Veo que te cuesta mentir —bromeó —Bueno tampoco eres tan fea... —Quizás deberías besarme —levanté una ceja y ella sonrió —. Solo opino, Hayley nos está mirando. No le di tanta importancia a lo último que decía, me había quedado mirando su rostro. Ella sonrió con burla y me incliné para besarla. Sus manos se acomodaron en mi cadera y un suspiro salió de mis labios. Sentí como sus dientes tomaban mi labio inferior y me perdí en aquel beso, dejé que su lengua entrara, me encantaba como sus labios se entendían perfectamente con los míos. Bendito alcohol y ese gusto de dejar que la vergüenza se vaya. —¿Mariana? —la voz de Hayley hizo que rompiéramos el beso. La magia se rompió por un instante y dirigí la mirada hacia mi amiga. Ella estaba con los brazos cruzados y el ceño fruncido, sabía lo molesta que se encontraba en este momento. —Uhu,  hola —intenté sonreír —Será mejor que nos vayamos —su mirada se fue hacia Amy y estaba segura de que si sus pupilas pudieran disparar, ella estaría completamente muerta. —Mhm, estoy bien aquí... —Mariana, no fue una pregunta, te vienes conmigo. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Irme con la chica de la que había estado enamorada los últimos dos años o quedarme con la que me había dado el mejor beso de la historia?