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Eclipse

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Blurb

Verónica era como la luna, radiante y solitaria, pero inmersa en la oscuridad. Ella era como el sol, brillante y alegre, llena de amor.

¿Que sucede cuando la luz y la oscuridad se cruzan?

Un hermoso eclipse.

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Capítulo 1
La chica que estaba durmiendo con casi medio cuerpo fuera de la cama era yo, Verónica Santos. Mi día había empezado temprano, cuando mi madre decidió tocar mi puerta para que preparemos el desayuno. Quizás para el mundo exterior este era un día como cualquier otro, donde una chica de mí edad tenía que asistir a clases y solo preocuparse por eso, pero en mí caso no era así. Estaba entusiasmada porque por fin decidí contarle a mis padres que era bisexual y que tenía una novia, con la que estaba hace dos años. Quizás un poco arriesgado pero fue mí decisión. Lo venía planeando desde hace meses, la idea de seguir tras las sombras ya era increíblemente ridícula para mí. Después de ponerme el uniforme escolar, me miré al espejo por última vez, regalándome una sonrisa para alentar la decisión. Cuando bajo las escaleras veo como mí padre le deja un beso a mí madre y se sienta en la mesa, ella está cantando una especie de canción que no logro identificar. Ellos parecen tranquilos, así que creo que estaría bien por hoy. —Buen día —murmuro mientras camino hacia mamá para ayudarla a servir el café. —Buen día, bebé —responde él— ¿Como has dormido? —Todavía estoy cansada, pero bien —le sonrió— ¿Ustedes? ¿Como están? —pregunto mirando a ambos. —Bien, como siempre. Todo va bien —papá murmura la último. —Estoy igual que tú, anoche no pude dormir mucho. —¿Porqué no? —No lo sé, me desvelé bastante. La charla terminó allí, al parecer mí padre estaba muy concentrado leyendo el periódico mientras que a mamá le llegó una notificación en el celular. Mi pierna no dejaba de moverse, mis manos temblaban, estaba nerviosa mientras los miraba, pero ninguno pareció notarlo. Ellos estaban sumergidos en su propio mundo, como cada mañana. Muchas veces intenté hablar pero no me salían las palabras, no sabía cómo empezar. ¿Se supone que había un guión correcto para eras ocasiones? Además tampoco es que mí padre fuera el tipo con el que podías tener extensas y profundas charlas, en cambio con mamá si, pero nunca pudimos tocar ese asunto. Por alguna razón jamás pude decírselo a ella, peor supongo que si quería tener algo más a mí favor, tendría que haberlo dicho primero. Cierro los ojos y tomo aire por última vez. Es el momento. —Mhm mamá, tengo que contarte algo. Bueno a ambos. —los miro a los dos, mi padre tarda unos segundos más en reaccionar. —Dime, hija —ellos dejaron de hacer sus cosas y sus ojos estaban puestos en mi. —Ok, bueno... Primero que nada quiero que me dejen terminar de hablar, solo escuchen. —asienten—. No es nada malo, solo quiero que sepan algo sobre mí. —Dilo ya, no tengo todo el día —la voz de mi padre me interrumpió y por un segundo estuve a punto de callarme. —Buenos yo... A mí.. —respiré hondo—. Me gustan los chicos pero... —Eso ya lo sabemos —vuelve a interrumpir, pero ahora se trata de ella. Siento si mirada intensa, pero decido mirar hacía otro lado. —Espera mamá, déjame hablar —mis manos temblaban peor—. También me gustan las mujeres. De repente es como si el tiempo se hubiera detenido. El silencio era peor que el de un cementerio, mis ojos buscaron a mí madre por primera vez y noté que ella estaba estática, sin poder creer lo que acababa de decirle. —Vamos Verónica, es temprano para chistes —se queja él. Mira a mí madre y comienza a reír. —No es un chiste papá, tengo... Tengo novia —su risa se detuvo y en su lugar frunció el ceño. —¿Que dices? —clava sus ojos en mí y busco la mirada de mí madre. —Yo.... —¿ESTAS BROMEANDO? —se levantó de su silla. —No papá, soy bisexual —dije mientras bajaba la mirada para visualizar mis manos nerviosas—. Sasha... Ella es mi novia. Su puño impactó sobre la mesa, haciendo que todo se moviera. —¿Sasha? ¿Sasha Walt? —S...si. —Esto tiene que ser una puta broma —dice con los dientes apretados. —Osvaldo, por.... —¡No te metas en esto! —le grita a mí madre— Y tu... ¿Me estás diciendo que andas con una puta por ahí como si nada? ¡CARAJO VERÓNICA! —gritó— ¡DIME QUE ES UNA PUTA BROMA! No contesté. Sinceramente él se veía tan enojado que me dio miedo. —¿TE VIERON CON ELLA? —silencio— ¡DIME SI TE VIERON CON ELLA! —agarró mi brazo y lo apretó. La garganta me ardía como la mierda de aguantar el llanto. Me había imaginado miles de escenarios, pero no este. —S..si En un segundo vi como su mano agarraba mi tasa tirándola contra la pared más cercana. La vena de su cuello resaltaba al igual que su piel, jamás en mí vida lo había visto tan enojado. —¿ESTAS DICIÉNDOME QUE CUALQUIERA PUDO HABERTE VISTO EN ESTAS CONDICIONES? ¿QUE MIERDA PASA CONTIGO? —No es nada malo papá —susurré mirando al piso—. Tranquilizate, por favor. —DIME QUE HICE DE MALO CONTIGO COMO PARA QUE ME HAGAS ESTO —él se levantó y comenzó a dar vueltas—. ¡SOLO ESPERO QUE NO TE HAYAN VISTO MIS AMIGOS, MIS COLEGAS! —volvió a agarrar mi brazo pero ésta vez hizo que me levantara— ¿TE VIO ALGUNO DE ELLOS? —no respondí, ni lo miré— ¡MÍRAME! —No...no lo sé papá. —ESCÚCHAME LO QUE TE VOY A DECIR Y ESCÚCHALO BIEN. DEJA DE HACER ESTAS ESTUPIDECES QUE HACES POR TENER UN POCO DE ATENCIÓN PORQUE NO QUIERO QUE ESTÉN HABLANDO MIERDA DE ESTA FAMILIA. ¿QUE VA A PENSAR LA GENTE DE TI? ¿EH? ¿QUE MI HIJA ES UNA ESTÚPIDA LESBIANA? ¡TE PROHÍBO QUE SIGAS CON ESTO VERÓNICA! ¡CORTA EL ASUNTO AHORA MISMO! —No estoy haciendo nada malo papá, por favor —comencé a llorar—. Suéltame. —CLARO QUE ES ALGO MALO ESTÚPIDA, ¿TE PIENSAS QUE ESTAS COSAS SON NORMALES? ¿QUE UN DÍA VOY A PRESENTARLES A TODOS A UNA CHICA COMO TU NOVIA Y TODOS FELICES? ¡SIEMPRE QUIERES ARRUINARME LA VIDA CON TUS ESTUPIDECES! ¡DEJA DE HACER COSAS DE LAS QUE TE ARREPENTIRÁS LUEGO! —Basta papá —Mis lágrimas no dejaban de salir y odiaba eso porque a él no le gustaba que llorara—. Yo la amo. No sé que más pretendas de mí, siempre hice todo lo que me pedías. —TU NO PUEDE AMAR A NADIE, ERES UNA BUENA PARA NADA. QUIERO QUE DEJES TODA ESTA MIERDA AHORA. ¡NO VOY A TOLERAR ESTO DE TI! —sigue gritando mientras miro hacia el suelo—. —¡SIEMPRE PIENSAS QUE ES TODO SOBRE TI, PERO NO IMPORTAS EN ESTO Y NO VOY A DEJAR DE SER QUIEN SOY PORQUE TÚ ME LO DIGAS.. -grité por pura euforia. Quise seguir hablando y por fin desahogarme con todo lo que tenía para decirle, pero no pude terminar porque su mano chocó contra mi mejilla, haciendo que me caiga al piso por la fuerza con la que me golpeó. —¡Osvaldo! —escuché la voz de mi madre por alguna parte, pero no podía reaccionar, seguía en el suelo y mi mejilla ardía como la mierda. Mi madre quiso acercarse pero mi padre se lo impidió, tomándola por los hombros y dándole un mirada. —Ni de te ocurra acercarte, déjamelo a mí —sentí unos pasos cada vez más cerca y que alguien me agarraba del brazo, que por cierto me dolía por la presión que había ejercido anteriormente. Cuando pude reaccionar estaba subiendo los últimos escalones y en segundos entré a mi habitación, pero yo no manejaba mi cuerpo. Estaba aturdida por todo lo que había pasado, todavía no podía creer que él me haya golpeado. Él ni siquiera me había faltado el respeto de la manera en que lo hizo hoy. —Te vas a quedar aquí hasta que pienses las cosas que estás haciendo y si sigues con toda es mierda te largas de mi casa. La puerta se cerró fuertemente seguido del sonido de las llaves. Mi padre me había encerrado en mi propia habitación. Genial. Llevé la mano a mi mejilla y me acosté en la cama. Lloré como nunca había llorado, me dolía el pecho, me dolía todo. Pensé en este momento durante días y días y jamás creí que todo llegaría a este punto. Antes de esto éramos una familia "feliz" mi padre era amable conmigo, no era la primera vez que me pegaba, pero la última vez había sido hace mucho tiempo, cuando él tomaba demasiado. Realmente creí que iban a entenderme, que iba a entender que a pesar de todo seguía siendo su hija, que los amaba y que no iba a cambiar simplemente porque me gusten las mujeres. Lo había perdonado las dos veces que me pegó estando borracho, cuando faltó a mis momentos importantes del colegio o las veces que lo esperé creyendo que iría a verme al teatro. Siempre intenté entender que no tenía tiempo para mí. ¿Y todo para que? Esto no era un error. No lo era cuando me hacia sentir bien, no lo era cuando se sentía correcto. Estaba enamorada de Sasha, eso era seguro. La amaba desde hace tiempo y sentía que ella se merecía lo mejor de mí, al igual que yo también me merecía ser libre y ni estar encondiéndome más. Y aunque él no lo pueda comprender nunca, esto jamás "pasaría". Nunca voy a lograr entender porqué los padres se preocupan más en nuestra sexualidad que en saber cómo estamos yendo en la escuela, si nos drogamos, si no tenemos planes a futuro y terminas siendo un fracasado. Siempre había hecho todo para hacer lo correcto, mis notas eran altas, unas de las mejores tres de la clase, hacia deportes y estudiaba teatro. Tenía planes a futuro, me encantaba la contabilidad, la informática y ayudar a mamá en la cocina. ¿Porque no le importaba? ¿Mi madre porque no me defendió? Sólo se quedó a mirar cómo mi mundo se destruía en segundos, como mi ilusión se iba al carajo y que todo lo que pensaba sobre qué él se derrumbaba. No lo comprendía ni nunca podría hacerlo, la violencia en la que él ejerció todo el asunto era algo de no creer. Me quedé unos minutos sentada en el piso, tratando de procesar todo, pero ya no tenia sentido. Agarré un abrigo y la correa de mi perro. Al abrir la ventana noté la brisa fría, el cielo estaba repleto de nubes grises y apenas se podía ver el sol escondido entre ellas. Al costado de mi ventana siempre había una pequeña escalera de hierro que utilizaba cuando necesitaba irme sin que nadie me viera, y este era uno de esos momentos. Cuando logré bajar al patio trasero mi perro corrió hacia mí pero en seguida hice que se callara para que nadie nos escuchara, él lo entendía porque no era la primera vez. —Hola bebé —enganche la correa a su collar y observé si alguien estaba cerca—. No hagas ruido, tenemos una misión secreta de nuevo —lamió mi cara y reí suavemente—. Buen chico. Comencé a caminar y salimos por la puerta trasera del patio, que daba justo a la calle. Coloque la capucha de mi campera y empecé a correr con Thunder a mi lado. Llegamos a una plaza que casi no era visitada y menos en el horario en el que estábamos, así que simplemente lo solté y empecé a jugar con él, haciendo que corriera y buscará cualquier rama que encontrara por ahí. Le saqué la rama de su boca y comencé a correr para que me siguiera, no dejaba de reír porque me desesperaba que siga y que esté a punto de alcanzarme, miré atrás para ver por dónde venía y choque contra un cuerpo haciendo que caigamos al piso rápidamente. —Lo siento. Un chico alto y con sus pelos revueltos estaba abajo de mi, sonriéndome. Miré a Thunder rápidamente recordando que venía y él lo estaba mirando fijamente. —Siéntate —le ordené, sabiendo que lo estaba examinando ya que no lo conocía. El perro rápidamente obedeció mis órdenes. —Será mejor que veas por dónde corres la próxima, no podré salvarte siempre —sonrió nuevamente y yo levanté la ceja. —Claro, lo siento de nuevo —me levanté para salir de ese lugar pero volvió a hablarme. —Mi nombre es Max. —Veronica —hice una media sonrisa y me aleje, llamando a Thunder que no lo miraba para nada amigable. —Vamos —dije corriendo mientras me seguía. Eso fue realmente extraño, pero no quise darle tanta importancia, a penas era un chico. Después de todo lo malo lo tenía a él, que era mi mejor amigo, en el tiempo en el que lo sacaba a pasear o jugábamos me olvidaba de todos mis problemas, y si alguna vez me veía triste se encargaba de sacarme una sonrisa, me sorprendía la manera en la que nos entendíamos, y me alegraba de que al menos mi padre me haya dejado hacer lo que quería una vez y tenerlo conmigo. Apenas tenía 7 meses, pero pasábamos tanto tiempo juntos que en mis tiempos libres solo me encargaba de entrenarlo y de sacarlo a correr, éramos felices juntos, aunque la felicidad no durara mucho en mi vida. Seguí corriendo con él a mí lado, necesitaba descargar mis energías y si me quedaba en esa habitación solo me deprimiría. No sabía exactamente a qué hora volvimos a mi casa, pero mi padre estaba afuera, al parecer me esperaba. —Entra ahora —me ordenó señalando la puerta principal. —Tengo que darle de comer, después entraré. —Veronica te di una orden. —Dije que ya voy, no creo que quieras gritar y escuchen todos los vecinos papá ¿O si? No le di tiempo a que me contestara, abrí la puerta del costado de la casa que daba al patio y le serví la comida. —Come, después vengo por ti —lo acaricié y entré hacia el infierno. —¿Donde te metiste? —Fui a dar un paseo —respondo sin mirarlo. —Nunca entiendes nada ¿Verdad? No te di permiso para salir —No lo necesito, soy mayor. —Si eres tan mayor ¿Porque todavía sigues viviendo aquí? —¿Será porque no me dejas? —Cállate, a tu cuarto. Ahora. —Como si quisiera estar en otro lugar —murmuro. —Deja de contestarme, maldita sea. No le respondí, solo subí las escaleras. A lo lejos vi a mi madre asomarse por la cocina, mirando toda la escena a lo lejos, otra vez más sin intervenir. En el camino me había comprado un sándwich para no bajar a comer, realmente no quería ver a ninguno de los dos. Después de almorzar me acosté en la cama y no sé cuánto tiempo estuve llorando, ni tampoco en qué momento me quedé dormida, pero cuando desperté estaba todo oscuro y apenas podía ver por la luz de la luna que se reflejaba en la ventana. Me levanté hacia la puerta y la trabe, así que si querían entrar no iban a poder, no quería verlos. Agarré de adentro del último cajón mi atado de cigarrillo. No solía fumar, solo cuando estaba triste o estresada. Abrí el gran ventanal y encendí uno, cuando el humo entró en mi garganta me sentí mejor, maldita adicción. Mire hacia la luna, estaba tan hermosa y brillante hoy, no sé porque razón siempre que me sentía sola la miraba y me daba paz. Lo único que se escucha eran las notificaciones de mi celular, ningún ruido en el resto de la casa, eso indicaba que estaba sola. No era extraño, solían estar fuera todo el día, pero en este momento era una buena noticia para mí. Agarré mi celular y volví al mismo lugar. Quería hablar con mí novia, quizás ella pudiera ayudar ahora. Sasha 07:37 Buen día hermosa, te extraño. Sasha 08:48 No te vi en el colegio hoy ¿Donde estas? Sasha 11:59 Vero, le pregunté a Luke y me dijo que no viniste, me preocupas. Sasha 13:26 Bebé? 5 llamadas pérdidas de Sasha. Sasha 17:24 Vero, ¿Estás bien? Cuando termine de ayudar a mi madre pasaré por tu casa 2 llamadas pérdidas de Sasha. Sasha 18:20 Estoy afuera, ábreme. Fue su último mensaje. Intenté llamarla pero nunca contestó, así se repitió 5 veces más. Verónica 00:35 Hola, me quedé dormida, lo siento. Hablé con mis padres pero salió todo mal, necesito verte. Verónica 01:03 ¿Sasha? 1,2,3,4,5 no sé cuántos fume en esas horas que estuve esperando su mensaje, pero no obtuve respuesta al igual que mis lágrimas no dejaron de caer. Escuché a Thunder llorar, y cuando me asome estaba sentado mirando para mí ventana, él sabía que estaba despierta y yo sabía lo que quería. Dormir conmigo. Tenerlo ahí me hacía sentir un poco mejor, él era como mí gran amigo. No importa lo que pase, siempre tenía a Thunder allí para recibir unas caricias de su parte. Volví a la cama, pero mi cabeza no me dejaba dormir. ¿Qué hubiera pasado si me aceptaban? En mis 19 años había pasado cosas horribles por culpa de mi padre, pero esto fue lo peor porque había sido directamente por algo que hice yo. Mi cama se movió y la cara de Thunder apareció frente a la mía, así que levanté mis sábanas y él se acostó a mi lado, quedándose dormido con su cabeza en mi brazo. [...] Bajé las escaleras sin hacer ni un mínimo ruido, no sabía exactamente si había alguien en la casa o no, pero era demasiado temprano para que estén despiertos, apenas estaba saliendo el sol. Me puse la capucha y salí camino a mi lugar especial, era una vieja fábrica, que ya no funcionaba. Sólo subía por una escalera del costado que daba hacia la terraza del lugar, desde allí había una de las mejores vistas de Phoenix. Encendí otro cigarrillo. Escuché unos pasos por la escalera y cuando levanté la vista pude ver a Sasha con una gran bolsa de Mac Donald's acercándose hacia mi. Sólo me levanté rápido y la abracé lo más fuerte que pude, mis lágrimas no tardaron en salir y me derrumbe en sus brazos. —Shhh, tranquila preciosa —acariciaba mi cabello—. Todo estará bien. —Todo está mal, él me odia.. yo yo hice todo mal. —Hey, todo está bien en ti, tranquila. Ven —agarró mi mano, tendió una manta en el suelo y me llevó con ella para que nos sentemos. —Deja de fumar Vero, eso te hace mal —acarició mi mejilla —. Se lo qué pasó, él me lo dijo. —¿Que? —Ayer fui a tu casa, y él me abrió la puerta —suspira y comienza a jugar con los dedos de su mano, bajando la mirada. —¿Te hizo algo? —pregunté tocando su cabello mientras miraba que todo esté bien, ella parecía bastante nerviosa. —No, pero me dijo que me aleje de ti —suspira—. No quiere verme por allí y mucho menos contigo. No me gritó ni mucho menos, pero me habló bastante desafiante como para que no me atreviera a pisar tu casa de nuevo. —No hagas eso por favor. Sasha, no quiero perderte —froto mí rostro—. Sé que probablemente ésta sea una etapa de mierda, pero no tenemos que porqué alejarnos —le suplico con la mirada. —No haré eso mi amor —besó mi mejilla pero al ver mi cara de dolor se alarmó— ¿Qué te pasó Vero? —Nada, me golpeé jugando con Thunder. No tienes nada de qué preocuparte. —¿Él te golpeó? —ella se pone de rodillas y toma ambas mejilla, mirándome. —No... yo... Obvio que no quería decirle que me había golpeado, eso no es agradable para nadie. Ni siquiera aún puedo pensar en ello,. —Lo mataré —gruñe—. No tiene el puto derecho de hacerlo. —quiso levantarse pero se lo impedí. —Por favor, no compliques las cosas. Esto fue una mierda, si. Pero no quiero que se genere una guerra. —Vero, mira como te dejó —me acarició—. Esto no puede quedar así. —Sabes que no podemos hacer nada. Mí padre tiene miles de contactos, no tengo a dónde ir y hacer una guerra con él solo me sacará de este pueblo. Eso solo empeorará las cosas. —Si podemos hacerlo, ven conmigo. —¿A dónde? —Ven a vivir conmigo, y que se vaya a la mierda si no le gusta. —No puedo hacerlo. —Veronica tienes 19 años, claro que puedes, además te golpeó. —No va a dejarme ir contigo y lo sabes. Sasha lo conoces, él tiene demasiado amigos aquí, si quiere ponerse en contra lo hará. Lo mejor es dejar las cosas como están. Papá era amigo del alcalde, de los policias y de cualquier persona influyente de allí, evitarlo solo sería una estupidez. ¿Que posibilidades tendría de todas maneras? ¿Irme a la casa de Sasha para que ella y sus padres terminen en el medio de una guerra entre él y yo? Eso sería una completa estupidez. —¿Y piensas que todo estará mejor? —No lo sé. Pero pensar en caliente no es la mejor opción. Quizás luego se calme y lo entienda, no lo sé. —Si cambias de opinión puedes quedarte en mí casa, sabes bien que mis padres te adoran. —¿Ellos dejarán que me quedé hoy en la noche? —¿Como harás para salir de tu casa? —Si mal no recuerdo, él tiene un viaje. Podríamos pasar esta noche juntas, mañana pensamos en cómo seguir. —Pase lo que pase, estaré siempre contigo —me sonríe y acaricia mí mejilla—. Te amo. —Tambien te amo —murmuro—. No quiero alejarme de ti. —Y no lo haremos. Ya encontraremos la manera, lo único que necesito es que te sientas bien. —¿Se lo dijiste a tus padres? —No. No quise decirles nada, ya sabes que ellos querrían hablar con Osvaldo y no sé si es el lento. —Si, es lo mejor —suspiro—. ¿Pasó algo importante en la escuela? —No. Lo mismo de siempre, pero la próxima semana tenemos un exámen. —Bueno, al menos mí ridículo confinamiento será bueno para estudiar. —Podemos estudiar juntas —sonrió—. Soy capaz de arriesgarme y entrar por tu ventana, por las noches. —¿Hablas en serio? —comencé a reír—. No sé si arriesgarme. —Vero —sonríe y besa mí mejilla—. No seas negativa. De todas maneras nos veremos, bebé —guiña un ojo—. Además en dos semanas es tu cumpleaños, haremos algo especial mí amor. —¿Que tienes en mente? —Tenía pensando en ir a la casa de mamá, la que está a algunos kilómetros. Deja todo en mis manos ¿Porqué no vamos a casa ahora? —¿Estás segura de eso? —Si. Podemos estar solas hasta las nueve. Llamaré a mamá para avisarle ¿Que dices? —Si, me parece bien. Pero voy a llamar a mí madre, tampoco quiero que se preocupe. En mí idea no estaba asustar a mí madre y como sabía que él no estaba, de alguna manera me dejaría ir, o eso esperaba. —Hija ¿Donde estas? —atiende la llamada enseguida y suspiro antes de responder. —Estoy... Estoy en el tanque de agua —suspiro— ¿Él ya se fue? —Si, hace un buen rato ¿Porqué? —Necesito ver a Sasha, por favor. Sé que quizás no te guste o me odies, pero al menos dame la última oportunidad —le suplico con la voz baja—. Por favor, mamá. —¿A qué hora vuelves? —Uhm... —¿Te quedarás a dormir? —pregunta y muerdo mí labio inferior—. Solo necesito que me avises cuando llegues a su casa y no salgan a ningún lado, por las dudas. Quizás alguien le dice a tu padre y todo se pondrá peor. —¿No te importa que me quede en su casa? —Me importa que estés bien. Pero prefiero hablar de esto en otro momento ¿Está bien? —Está bien. Gracias mamá. Le corté la llamada antes de que se arrepienta. Era nuevo que ella me deje salir, porque si bien siempre había sido muy compañera conmigo, solía estar de acuerdo con todo lo que él dice. Aunque eso lo quiere decir que le guste la idea de que esté con una mujer, pero al menos una mínima cosa tengo. Pero es inevitable no pensar en que ella no hizo nada por mí. —¿Porqué tienes esa cara? ¿Ella no te dejó? —pregunta Sarah. —Uhm. Si, dijo que si. —¿Entonces? —Nada, no es nada —murmuro— ¿Entonces podemos irnos? —Si, a mamá no le importa. Dijo que volvería tarde, pero que podíamos pedir algo —sonrió— ¿Vamos? —Vamos —suspiro. —Tengo algo para mostrarte —dice ella con una sonrisa—. Mamá me ayudó a elegirlo, es un regalo de México. —¿México? —levanto las cejas. —Ya verás, te encantará —sonrió— ¿Vamos a Druxtor por unas hamburguesas? —Uh... Papá no quiere... —Lo entiendo —suspira—. Mejor pedimos a domicilio. Así pasaron mis días, me veía a escondidas con Sasha luego del colegio o antes, pero todo estaba raro entre nosotras, ella estaba rara conmigo. Esa noche si la pasamos juntas, nuestra relación era igual que siempre, pero por más de que me lo negara, podía sentir algo extraño. Sasha 15:30 No podemos vernos hoy Verónica, tengo cosas que hacer con mi madre. Sasha 21:07 Tengo sueño, hablamos luego. Sasha 15:45 Quedé con Lexa para hacer un trabajo hoy, así que nos vemos mañana quizás. bss. Esos eran algunos de los mensajes que me enviaba, y realmente los días que me decía que estaba cansada veía que se quedaba en línea un tiempo más, o a veces simplemente me ignoraba en el instituto y tenía que comer sola. Mi padre no me hablaba, mi madre a veces cuando él no estaba intentaba tener una conversación conmigo pero yo me iba a mi habitación, el único que me sacaba sonrisas era mi perro, que cuando me veía sin ánimos saltaba arriba mío y me lamía toda la cara hasta que me escuchaba reír. Sólo salia de mi casa para ir al colegio o para sacar a pasear a Thunder, cada día que pasaba fumaba más de la cuenta. Exactamente un mes después llegó el día en que lo único bueno que tenía además de mi perro se derrumbó. —¿Cómo que te vas? —ella lloraba pero sentía que no me decía toda la verdad, la conocía —Lo siento Vero, ellos consiguieron un empleo mejor en New York y nos iremos en la noche. —¿Tan rápido? No puede irte tú también —comencé a llorar, ya había perdido la cuenta de cuánto lo había hecho este último mes. —Lo sabía hace un tiempo, pero no sabía cómo decírtelo. —No siquiera me das tiempo a despedirme de ti ¿A qué lugar se van? ¿Puedo ir contigo? —Espera Vero, no puedes. Yo.. —No tardaré mucho, haré un bolso e iré en mi auto, por favor, no quiero quedarme sola aquí. —Mis padres no quieren. —Pero si tus padres saben que nosotras estamos juntas. —Si pero ellos... —¿Ellos que? —Vero yo... —su teléfono sonó indicando que le había llegado un mensaje. —Ya tengo que irme. —No entiendo nada, Sasha. Dime qué está pasando. —Deja de insistir tanto. Solo me iré y ya. ¿Que es lo que tanto te preocupa? —me mira a los ojos—. Sin mí tu vida será mejor, deja de estar detrás de algo que ya no tiene sentido. No me busques, ni tampoco me llames, esto no funcionará. —¡Vete a la mierda! —Espera Vero... —Eres igual que todos, vete de aquí. —Vero... —¡AHORA! No podía razonar ahora mismo, me sentía traicionada. No tenía amigos, siempre que salía el tema de que era bisexual todos me trataban como la chica rara y se alejaban de mi. La única que se había acercado era Sasha, que por muchos años fue mi mejor amiga y la única, hasta que empezamos a tener sentimientos y terminamos juntas. Me prometió todas las veces que pudo de que nunca iba a dejarme sola y eso acababa de hacer justo en este momento. No tenía a nadie, ni familia ni amigos y ahora ya no tenia a mi novia. Solo tenía a mí perro, que era fiel a mí a pesar de que mí padre se empeñaba en echarlo. Thunder estaba a mis pies, mientras intentaba reconstruirme de todo esto. Me sentía vacía. Rota.

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