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ETERNOS

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Blurb

En el año 1302, una pueblerina de Pedraza- España, llamada Janet Fischer, se enamora perdidamente de Joaquín Fernández, un poeta aventurero. Quien sueña con navegar el Océano Atlántico.

En sus múltiples paseos por el pueblo, Janet y Joaquín encuentran en el bosque una roca extraña. Y sin saber lo que pasaría en sus vidas, la manipulan y juran amor eterno, pero en cuestión de días. Los padres de Janet mueren en unos confusos hechos que relacionan directamente a Joaquín. Haciendo que Janet lo odie y jure vengarse…

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UNA MUJER DE CARÁCTER
02 de febrero de 1302, Janet se encuentra haciendo el oficio de ordeñar las vacas y recolectar mucha leche, para su familia. El trabajo es duro y agotador, pero Janet se sonríe a cada instante y acaricia su vaca preferida. Para luego seguir sacándole leche. Después de varios minutos, Janet mira sus dos grandes envases llenos de leche, y dice: — Ya es suficiente. Janet vuelve acariciar su vaca, diciéndole: — Gracias… te quiero mucho. Luego Janet sujeta los dos envases y camina hasta su casa, la cual es llamada el Arca. Su madre se encuentra tejiendo un vestido blanco a su hija. Y al verla cargando la leche, le expresa: — ¡Oye Janet! — Si mamá. — Ven y mídete este vestido. — Está bien. Janet deja los envases de leche en la cocina. Y va a donde está su madre, y le dice: — ¿Otro vestido blanco? — ¿No te gusta? — Si… es que ya tengo muchos de ese color. — Pero no de este estilo… anda, pruébatelo. — Está bien mamá, me lo pondré. — Mi sueño es verte casada con Alfonso Torres Aragón… ¿no es todo un príncipe? — Debo de recordarles a ti y a mi padre, que yo no siento nada por Alfonso. — Janet, una chica como tú, tan bonita y con su mayoría de edad, debe de estar casada con un chico guapo y de familia prestante como la de Alfonso. — Él no me gusta, además, nosotros no somos pobre, tenemos muchas tierras y varios bienes, no veo la necesidad de que mi padre y tu estén en estas. Si yo me quiero casar, tendrá que ser con un hombre que de verdad quiera. Fanny comienza a enojarse con Janet, y se levanta de su silla, y le expresa: — Es conveniente que aceptes a Alfonso, pero en estos momentos no quiero discutir contigo… me duele un poco la cabeza, ahora pruébate el vestido. Para que le escribas una carta a tu padre, mientras yo organizo la mesa del comedor para almorzar. — Está bien. En ese instante, Janet entra en su habitación. Y se pone el vestido que le hizo su mamá. Cuando un carruaje llega al frente de su casa. Al escuchar el ruido de los caballos, Fanny abre la puerta y se sorprende al ver a su hermana Josefa, quien tenia varios meses paseando en Francia. Josefa se baja del carruaje y abraza a su hermana Fanny, y le expresa: — Has engordado hermana, deja de comer tanto pan. Fanny se sonríe, y le contesta a Josefa: — El pan es una de nuestras fuentes de trabajo. — No estoy diciendo que no lo vendas, estoy diciendo que no comas tanto. — Esta bien, te voy hacer caso, pero entra a la casa hermana. — Te felicito Fanny, la remodelación que le hizo tu esposo a la casa esta fantástica. — Gracias. — ¿Dónde está el? — Se encuentra en Alemania, en sus viajes de negocio, pero dime Josefa, ¿cómo te fue en Francia? — Bien, te tengo una sorpresa. — ¿Ya conseguiste un nuevo marido? — Si. En ese instante, Janet abraza a su tía Josefa, y le dice: — Tía… te extrañe tanto. — Y yo a ti mi querida y linda sobrina… pero mira que vestido tan bonito tienes, déjame adivinar, Fanny te lo hizo. — Janet da varios giros alrededor de su madre y de su tía, y dice. — Si, la verdad es que este vestido esta más bonito que los otros. Fanny va a la cocina y se cerciora que la comida ya está. Cuando escucha que su hermana le dice: — ¿Cómo haces para diseñar estos vestidos, vender pan, cuidar tus tierras, cuidar de los animales y hacer los oficios de la casa? Porque yo tendría como minino quince personas para todo eso. Fanny comienza a servir la comida en el comedor, y le responde a su hermana: — En mis tiempos libres me pongo hacer vestidos, pero la gran ayuda la recibo de mi querida hija, y de mi esposo. Es por eso que pienso escribirle una carta, porque el trabajo se nos incrementó. Janet le expresa a su tía: — Todo esto es muy fácil para mí, me encanta sacar la leche de las vacas, para después hacer el queso, me encanta también recoger el trigo y cuidar de los tres caballos y por supuesto de las ocho vacas. Fanny le dice a su hermana e hija: — ¡Coman!, el sudado de perdiz se va a enfriar En seguida, todas disfrutan de un rico almuerzo y de una agradable conversación familiar. Después de varios minutos, Janet coge una pluma, tinta y un papel. Y con el dictado de su madre, Janet le escribe una carta a su padre. Josefa mira la carta escrita por Janet, y le expresa: — ¡Impresionante!, escribes muy bien sobrina. — Gracias tía, mi padre me enseño. — Sobrina, ¿y ya decidiste que vas hacer en tu vida? De inmediato, Fanny habla por Janet, y le dice a Josefa: — Se le ha metido a la cabeza que quiere defender a la gente de las injusticias. Y lo otro, es que no se quiere casar con Alfonso Torres Aragón. Josefa se pone sus dos manos en sus mejillas, y le dice a Janet: — Sobrina, ese joven es guapísimo y de muy buena familia, harían la pareja perfecta. Janet se levanta de su silla, y les dice a las dos: — Con su permiso, me retiro a mi habitación. En ese instante, Janet se va a su habitación. Cuando Josefa le expresa a su hermana: — Saco el genio de su padre. El día siguiente, Janet ayuda a su madre a entregar el pan y el queso, en el carruaje de la casa. Después de repartir el producido de días anteriores a todos sus clientes del pueblo, Janet se encuentra con su mejor amiga, la cual le dice: — Hola Janet, ya no tienes tiempo para mí, tu mejor amiga. — Hola Cecilia, desde que mi padre viajo a Alemania. Ya no me queda tiempo para nada, tengo que multiplicarme por dos. — Entiendo. Sin dificulta, Cecilia se sube al carruaje y le dice a su amiga: — Pues yo te voy ayudar, ¿a dónde vamos? — Bueno, ya terminé de repartir el pan y el queso, pero tengo que llevar esta carta al correo. — ¿Para quién es? — Por su puesto, para mi padre. En ese instante, Janet y Cecilia se van a dejar la carta al correo. Luego de entregar la carta a la persona que viaja entregando la correspondencia, Janet decide llevar a su amiga hasta su casa y pasa por un sendero de árboles muy bonitos. Cuando Cecilia le dice: — Me caso. Janet detiene el carruaje, y le expresa a Cecilia: — ¿Quién es el afortunado? — Tu no lo conoces, es… es, es un buen tipo, pero no me gusta. — ¿Cómo es? — Es gordo, muy gordo… “lo bueno es que es el hijo de un político cercano al reino de león de Felipe de castillo”. Pero al final de cuentas, yo no les creo nada, siento que están engañando a mi padre. — ¿Pero no te agrada nada? — Nada. — Pues a mí me pasa lo mismo con Alfonso Torres, me parece un hombre arrogante y presumido, no es el tipo de hombre con el que yo sueño. Cecilia se sonríe, y le expresa a Janet: — ¿Y cuál es tu tipo de hombre? — Sueño con un hombre alto y cariñoso, un poco sensible, que sepa tratarme con delicadeza, y que sea guapo. — Janet, ¿no crees que estas pidiendo mucho? — No, eso es lo que merezco, y yo quiero ser amada por un hombre así… lo malo es que no sé dónde está, me la paso más con los animales que con las personas. Janet y Cecilia están a punto de llegar a su destino. Cuando del monte sale un hombre en barbado, y salta al carruaje. Janet y Cecilia se asustan e intentan acelerar el carruaje, pero el sujeto se sube e intenta robarlas y tirarlas del carruaje. Cuando Janet coge un pedazo de queso y se lo pega en el rostro al sujeto, quien cae al suelo inmediatamente. El hombre recoge el queso del suelo, y se va comiendo tranquilamente por el sendero. Después del terrible susto, Cecilia le dice a su amiga: — ¡Eres tenas!, ¿Dónde aprendiste hacer eso? — Con las vacas. — ¿Vacas?... explícate mejor. — Cuando los animales no están de buen genio, te toca esquivar las embestidas de ellos, todo eso te va volviendo más ágil. — Ya veo. Minutos más tarde, Janet deja a su amiga en su casa. Cuando la madre de Cecilia le dice a Janet: — Hola Janet, saluda a Fanny de mi parte. — Hola señora Isabel, yo le digo. Antes de irse, Janet le expresa a Cecilia: — ¿Qué le paso a tu mamá en la cara? — Es sonámbula. Janet se sonríe un poco y se despide de su amiga. Y se va en su carruaje a su casa. A unos metros de llegar a su casa, Janet alcanza a ver el carruaje de Alfonso en su hogar, y detiene su caballo, y se lanza del carruaje a un monte. Preocupada, Janet se queda observando en los matorrales por más de media hora, hasta ver que Alfonso se va de su casa. Janet sale del matorral, y dice: — Este hombre no se rinde. En seguida, Janet entra a su casa y al escuchar a su tía y a su mamá hablando de Alfonso, sale lentamente de la casa, sin que ellas la escuchen y se va alimentar a los caballos. Janet consciente a sus animales, como si fueran personas. Luego de hacer eso, se va a donde están las vacas, y dice: — Ustedes me entienden mejor que ninguna otra persona. En ese momento, Janet comienza a extrañar a su padre Adal. Y se sienta en el pastizal, y ve comer a sus vacas. Al transcurrir unos minutos, Janet se levanta y se sube a uno de sus caballos, y se va a los límites de sus tierras. Donde pasa una linda quebrada, la cual divide su terreno con el de la vecina. Janet amarra su caballo a un árbol. Y al no ver a nadie, se quita la ropa y se baña en la quebrada por mucho tiempo. Luego de refrescarse en el agua, Janet se vuelve a cambiar. Cuando escucha una voz que le dice: — ¡Oye niña!, ¿qué haces aquí tan sola? Janet se sorprende y se da vuelta rápidamente, le dice: — Me ha dado un susto de muerte señora Carmen, ¿qué hace usted acá? — Pues estoy en mi lado de mis tierras. — Ah, perdóneme, no había notado. — ¿Solo tienes diecinueve años y ya te estas olvidando de las cosas? Aprende de mí, tengo setenta y dos años, y se cuales son mis limites de mis tierras. Y lo más importante, saber bien quien son mis vecinos. — Si, es usted una señora muy vigorosa. — Gracias Janet, ¿cómo esta tu familia? — Bien, mi padre anda viajando. — ¿Y tu madre? — Esta en casa junto con mi tía Josefa. — Bueno, ve a casa y no te estes bañando en este lugar tan solo. — Si señora Carmen. Janet desamarra su caballo del árbol, y luego le expresa a Carme, la cual se encuentra en el otro lado de la quebrada: — ¿Desea que la lleve hasta su casa? — No hija, vete tranquila. — Bueno, se cuida señora Carmen. — Lo mismo. Janet se monta en su caballo y cabalga hasta llegar a su casa. Donde Josefa y Fanny están en el carruaje muy preocupadas buscándola. En ese momento, Fanny al ver a su hija llegar. Se enfada con ella, y le dice: — ¿En dónde estabas? Janet le miente a su madre, diciéndole: — Estaba viendo el campo de trigo. — No me mientas Janet, tu tía y yo llevamos mucho tiempo buscándote, ¿no te estarás viendo con alguien que no te conviene? — Claro que no mamá. — Eso espero Janet, mira que Alfonso vino a buscarte y tu no estabas. — Mamá, mejor pongámonos a trabajar, ya que nos queda poco queso para vender. — Tienes razón. De inmediato, Fanny le dice a Josefa: — ¡Tú vas ayudar! Josefa se ríe a carcajadas y cuando ve que es en serio, le dice a Fanny y a Janet: — ¡Oigan! Yo nunca he hecho eso. Mientras Fanny va por leche, Janet le dice a su tía: — Pues, vas aprender. Josefa pone su mano derecha en su cara, le dice a Janet: — Mejor me fuera ido a Valencia. Janet se sonríe y coge un hacha, y comienza a partir la madera en trozos pequeños. Para organizar el fogón, mientras Fanny le entrega a Josefa una hoya grande. Para que la lave. 12 del mediodía, sudando como nunca, Josefa le dice a su sobrina y a su hermana: — Bueno, mañana partiré a Valencia. De inmediato, Fanny y Janet se ríen a carcajadas, y no paran de reír al ver como suda Josefa, la cual les vuelve a decir: — ¿Les parece muy divertido?... ríanse todo lo que quieran, pero no soporto el olor que generó esta leche. Con un dolor en el estómago de tanto reír, Janet descansa un poco, y le expresa a Josefa: — ¿Cuál olor? No inventes excusas tía. — Esta bien sobrina, lo reconozco. Yo no soy una mujer para estos trotes, lo mío es pasear por distintos países y disfrutar de la vida, porque la vida es corta. Fanny le dice a Josefa: — ¿Por eso es que ya te vas a Valencia? — Si, ya las visité, y ya mañana me voy. Luego de almorzar en familia, Janet deja a su mamá y a su tía hablando en la sala. Y se va a darle de comer a los caballos, quienes comen tranquilamente con es cesión de Lona, el cual le huye y no come. Janet se las arregla para darle de comer a Lona, y deja el pasto en el suelo. Haciendo una mímica como si lo comiera, y luego sale de la Caballeriza para esconderse. Segundos después, Lona se acerca al pasto que dejo Janet, y se lo come todo. 11:45 pm, Janet duerme tranquilamente y en un momento a otro, comienza a dar vueltas en la cama y a soñar con un hombre alto de cabello castaño, y que le da la mano, para levantarse. Janet intenta verle el rostro al hombre, pero este no se lo deja ver y huye de su presencia. En ese instante, Janet se despierta y mira hacia todas las paredes, y dice: — Es solo un sueño… cálmate Janet. En la mañana siguiente, Janet y Fanny despiden a Josefa. Cuando ven llegar a Cecilia en un carruaje. Contenta de ver a su mejor amiga, Janet le dice a Cecilia: — ¿Qué haces aquí tan temprano? Cecilia saluda a la mamá de Janet, y luego le dice a su amiga: — Vengo ayudarte. Dos horas más tarde, Cecilia y Janet toman un buen descanso luego de recoger trigo para hacer el pan, y se sientan en una gran roca. Cuando Janet le expresa a Cecilia: — Vamos a la quebrada. — ¿Eso queda lejos? — Cecilia, vamos a ir a caballo. — No sé si mis padres me dejen ir hasta ese lugar. — Ellos no están aquí… vamos Cecilia, el agua haya es cristalina y muy refrescante. — ¿Y tu mamá? — Ella está ocupada en casa, así que vamos. — Espera Janet. — ¿Qué pasa? — Se me olvido decirte que este sábado hay una reunión en mi casa, y tu familia está invitada. — ¿A qué se debe esa reunión? Cecilia se entristece, y le dice a Janet: — Mi padre acepto darme como esposa a otro hombre. — ¿Qué? — Si, a este yo no lo conozco… amiga, ¿qué hago? En ese instante, Janet ve el carruaje de Alfonso, y dice: — Oh, no… Cecilia se da vuelta, y le expresa a Janet: — Esta vez no tienes escapatoria. En ese momento, Alfonso se baja del carruaje, y le dice a Janet. Dejando a un lado a Cecilia: — Por fin te he encontrado, ¿acaso te estabas escondiendo de mí? Janet se pone seria, y le expresa a Alfonso: — Yo no le tengo miedo a nadie, ¿porque tendría que esconderme? Alfonso se sonríe mesuradamente, y le expresa a Janet: — Tu padre y tu madre nos han dado la bendición para que nos casemos. Cecilia queda viendo a Janet, la cual le responde inmediatamente a Alfonso: — No sé con quién te vas a casar, pero conmigo no va ser, yo soy una mujer libre. Y si quisiera casarme, lo haría con alguien que de verdad me guste. El primo de Alfonso se queda viendo la escena desde el carruaje, mientras Alfonso se arrodilla ante Janet y le coge la mano derecha para darle un beso, pero al ver que están con tierra, Alfonso se detiene, y dice: — Porque no vamos para tu casa y te cambias. Y hablamos de la boda. Janet se enfurece con tanta insistencia de Alfonso, que le dice: — No sé si lo haces apropósito, pero quiero quete vayas, o vas a ver a una Janet que nunca has visto. En ese instante, Alfonso se levanta y queda mirando a Cecilia, y luego le expresa a Janet: — Está bien, me voy… pero recuerda este día, tú serás mi esposa. En ese momento, Alfonso se retira de la presencia de Janet y se sube a su carruaje. Cuando su primo Carlos le dice: — Veo embolatada esa fortuna. Alfonso se sonríe, y le dice a su primo: — No te preocupes primo, estas tierras como la fortuna de mis padres, serán mías… todo a su tiempo, ella caerá. — Lo estoy dudando, Janet se ve muy segura de sí misma. — Pero sus padres no, ya veraz que yo triunfare. En seguida, Alfonso y su primo se van del lugar. Cuando Cecilia le dice a Janet: — Deja esa cara, mejor vamos a la quebrada. — Se me quitaron las ganas de ir, mejor hablemos de tu fiesta. Una semana después, Janet y su madre asisten a la reunión que le hicieron a Cecilia, la que casi nadie del pueblo asistió. Y que fue muy aburrida. Finalmente, los padres de Cecilia la comprometieron con el matrimonio, mientras en esos momentos la ley ejecutaba a cuatro y peligrosos asesinos, en la plaza mayor del pueblo. Dos meses después, Cecilia se casa, y su esposo se la lleva a vivir a Sevilla. Faltando un día para el cumpleaños de Janet, su padre Adal llega a casa…

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