bc

Efecto Mörder

book_age18+
1.2K
FOLLOW
5.4K
READ
love-triangle
dominant
badboy
sweet
bxg
heavy
kicking
city
affair
seductive
like
intro-logo
Blurb

Alaia ha vivido desde pequeña con la esperanza de encontrar a su verdadero amor, pero no quiere a ese príncipe de cuentos al que están acostumbras el resto de las mujeres, ella quería a ese villano que le pusiera el vello en punta con la condición de que la hiciera sentir deseada y sobre todo, amada.  Sin embargo su obsesión por los libros la ha hecho idealizar al hombre que según sus amigas no existe, las mismas amigas que idean un plan para que la pequeña cabeza dura acepte citas con sus compañeros de universidad.

Cree haberlo encontrado. El problema inicia con que su hombre oscuro no resulta ser uno, sino dos chicos que la hacen suspirar en partes iguales y que además… ¡Son hermanos! Por los que ella tendrá que elegir.

Aquí no hay chico bueno, ambos son malos y peligrosos, entonces ¿Quién logrará quedarse con su corazón?

chap-preview
Free preview
Capítulo I
Aquí no hay chico bueno, ambos son malos y peligrosos, entonces ¿Quién logrará quedarse con su corazón? Cuando las cosas cambiaron para mí, fue un día que ni siquiera lo esperaba. Absorta a lo que estaba por pasar decidí aceptar por fin la invitación de mis amigas de ir a una de sus acostumbradas fiestas donde como cosa rara yo terminaba siendo ignorada. Ese era el motivo de mi siempre negativa, no comprendía por qué después de sacarme de casa simplemente me dejaban a un lado. Vale, entiendo que todas tienen sus novios, sin embargo, para qué invitarme si sabían cómo terminaría esto. Esta vez, esas tres parecían tener un plan a mis espaldas, y hacer que yo abandonara la vida de soltera y me uniera a ellas. La verdad confieso que soy una persona exigente, que a la vez se esfuerza mucho por dar lo mejor. Sé que no soy perfecta, tengo mis defectos como el resto de las personas sin embargo doy mucho de mí y espero recibir lo mismo. Soy una lectora apasionada, por ello llevo años deseando el mismo patrón de chico. Admito que soy débil frente a los chicos malos, son sexys, rudos y aunque no lo parezcan tienen sentimientos que se esfuerzan por ocultar, siempre hay una historia dolorosa detrás de ellos que logran llamar por completo mi atención. Así quiero a mi chico, por lo que pienso que mis amigas tendrán que esforzarse demasiado para hacer que abandone mi tranquilidad por un muchacho. Soy bastante tranquila pero me encanta la emoción, de hecho es lo que más deseo para mi chico especial. — ¿A dónde estamos? —pregunté con el ceño fruncido viendo como Fernanda estacionaba frente a una casa no muy grande al lado del bosque del pueblo. Nunca me había atrevido a entrar en este pero obtenía mi curiosidad por completo. —Esta noche vamos a encontrar a tu badboy y qué mejor que encontrarlo en la fiesta de Kael Laurents quien es conocido por toda la uni. Ante la mención de Laurents arrugué la cara inevitablemente saliendo del auto, él realmente era irritante pero con la cantidad de gente que estaba allí seguramente ni siquiera tropezaríamos. Por otro lado Mary se había encargado de maquillarme y arreglar mi cabello para esta noche pero ni siquiera imaginaba que estuvieran de caza por mí. — ¿Están bromeando verdad? Esto es sencillamente ridículo, yo no quiero buscar a un chico, ya llegará. Joseline entornó los ojos apretando mi brazo para que no dejara de caminar. —Ya estamos cansadas de oír eso, el chico no va a llegar a tocar tu puerta, nunca sales de casa ¿Cómo pretendes que llegue? —No queremos que estés solita. —No estoy sola —repuse. —Necesitas a alguien que te ame y esté contigo. —Que ustedes lo necesiten no quiere decir que yo lo haga —gruñí fastidiada del tema. —Todas las personas lo necesitamos, amiga. No pude protesta más debido a la fuerte música que se colaba en ese momento por mis oídos. Casi bufé con fastidio por la imagen que se abría paso a nosotras, en ese lugar no iba a encontrar a mi chico. Miré por todo el sitio tratando de localizar un lugar donde estuviera apartada de todos. No asisto mucho a fiestas porque lo cierto es que me aburría, me encanta bailar, pero no ese tipo de música que suelen poner. —Ni siquiera lo pienses, hoy vas a divertirte —advirtió Alejandra. Le sonreí un poco para que creyera que así sería pero en cuanto se descuidaran me iría de aquí, estaba cerca de casa después de todo. Eso hice una hora después, como era de esperarse, al encontrar a sus novios, las chicas me ignoraron, así que no tuve que hacer demasiado para escaparme. Al salir volví mi mirada al bosque el cual lucía tenebroso desde aquí, quizás entrara en la mañana, pero en esos momentos no me atrevía, pese a que me gusta la emoción tampoco estaba tan loca como para entrar en el bosque de noche. He visto sufrientes películas de terror como para saber en que terminaría eso. Negué con la cabeza debido a mis desvaríos y volví mi mirada al camino que debía seguir. Quince minutos después, las piernas me dolían por lo rápido que iba así que cansada me detuve a tomar aire, justo en ese momento pude darme cuenta que un sonido causado por mucha gente se oía cerca, curiosa busqué con la mirada a las personas a mi alrededor no obstante no daba con nadie por lo que me atreví a desviarme de mi camino. En ese momento no supe por qué lo hice, hoy, solo sé que fue el destino quien tiró de mí para adentrarme a este lugar, quizás de no haber sido así nunca lo hubiera conocido. Justo al terminar del bosque había una especie de gimnasio grande que capturó mi absoluta atención, mis pasos no se detuvieron aunque mi cabeza diera señales de alarma, yo estaba allí, entrando en un sitio desconocido donde estaría a merced de cualquiera, total, nadie sabía que me encontraba ahí. Al entrar no pude evitar abrir mi boca en asombro. Yo pensaba que ese tipo de lugares solo existía en los libros, pero me había equivocado. La música alta perforó mis tímpanos ocasionando que inevitablemente me llevara las manos a mis oídos ante el molesto bajo. El gentío se agitaba con la música heavy que retumbaba por las bocinas, creo que yo era la única chica con vestido en ese lugar además de que iba con colores pasteles y el n***o predominaba en el resto como si vinieran de un funeral. Fue obvia mi llegada pues al parecer, ese tipo de colores fresas no estaban permitidos en el lugar, las miradas sobre mi cuerpo me hicieron estremecer, pero fue aún peor cuando las luces se apagaron dejando solo encendidas las que estaban sobre una especie de ring. Mi respiración comenzó a acelerarse pues cuando quise escapar las puertas detrás de mí ya estaban cerradas como si se tratara de una mala broma o tal vez una de esas películas de las que había estado hablando anteriormente. —Tenemos una intrusa en el lugar, J —soltó una voz ronca detrás de mí que hizo que diera un respingo. Mi corazón se aceleró aterrorizado cuando un par de fuertes manos apretaron mis brazos arrimándome a un cuerpo duro. Giré mi cabeza y mi nariz golpeó el torso masculino de ese rascacielos que me sostenía, quise salir de sus brazos y huir pero él no daba tregua, su agarre sobre mi era fuerte. —Enséñale que hacemos con las niñas perdidas —escuché por el auricular del mastodonte que me sostenía y el miedo se apoderó absolutamente de mí. — ¡Suéltame! —chillé histérica sin lograr siquiera moverlo. La desesperación por su agarre me estaba volviendo loca de temor, pero ver la sonrisa macabra en su rostro casi hizo que mojara mis pantalones. —Así lo haré, J. La bestia gigante comenzó a caminar llevándome a rastras, la gente le abría paso mirándome burlonamente hasta que al fin se detuvo haciéndome entrar en el ring para alejarme lo más que pudiera de él. En ese momento supe que era verdad eso de ''la curiosidad mató al gato'', aunque esta vez a quien mataría sería a mí, ¡Me iban a golpear en ese lugar! Frente a muchísimos raros que querían ver sangre. Mis ojos lagrimearon presa del temor que sentía en esos momentos pero esto no cortó al grandulón, quien además sonrió enseguida. — ¡¿Están listos para ver la pelea del año?! No sabía en qué momento había tomado un micrófono para gritar esas palabras pero no me importó, lo que hizo que mis piernas se volvieran gelatina por la palabra ''pelea''. Voy a morir. Los gritos ensordecedores de la gente no se hicieron esperar acelerando mi corazón de una terrible manera. — ¡El premio serán 1.000 dólares y como acostumbramos...! ¡Carne fresca para nuestro campeón! —seguidamente alzó mi mano quitándome el aliento. ¿Él estaba diciendo lo que yo creía que estaba diciendo? ¡¿Van a regalarme a uno de esos asquerosos peleadores?! ¡Sobre mi cadáver! Traté de escaparme otra vez pero la gran mano del mastodonte me detuvo en seco. — ¡Alto fiera! —Rió a la par con el gentío que se aglomeraba para ver mi desgracia—, entraste por tus propios medios, ahora debes pagar. Jesse, encárgate de ella hasta que el campeón la reclame. ¡Ahora sí! ¡¿Están listos?! Un chico rubio con aspecto serio me sostuvo en la primera fila para poder ver la pelea, cosa que yo no quería hacer. — ¡El primero se trata de la mano de la muerte! ¡Con un metro ochenta y cinco hace temblar a su contrincante hasta que acaba con él! Por una de las puertas apareció un hombre con aspecto rústico que casi me hizo llorar... si él ganaba... no quería ni pensarlo. — ¡Y por aquí tenemos a la bestia de Royamneuf, con dos metros de alto no perdona a su presa hasta que está a un paso de la muerte! No quería mirarlo siquiera, ya me había hecho a la idea de cómo sería este, si era llamado bestia, sería aún más grotesco que el anterior que había salido a pelear. Tenía que idear un plan para escapar de este sitio, no iba a ser tocada por ningún animal de esos. — ¡Que la pelea comience! El tipo que me sostenía era muy fuerte, sin embargo, los hombres tienen un punto débil y ni el más fuerte del mundo es inmune a ese dolor. No presté atención a la pelea que se desataba en ese momento en el ring. Miré de reojo al tipo que me sostenía y pude ver como este sonreía embelesado por la pelea. Idiota. Aproveché el momento girándome levemente hasta que por fin pude conectar mi rodilla a su entrepierna golpeándolo con fuerza. El bastardo cayó al suelo maldiciendo de dolor y estuve a punto de echarme a reír con malicia ero me contuve entonces corrí  hasta la salida pero fui detenida por un tirón de pelo que me hizo gemir de dolor y caer al suelo debido a la fuerza empleada. — ¿Crees que te vas a escapar perra? ¡Ya verás! Él iba a golpearme el rostro y yo aterrorizada esperé el golpe con los ojos cerrados pero luego de un par de segundos este no llegó por lo que decidí investigar qué sucedía y abrir mis párpados. En ese momento no entendí lo que pasaba, un chico golpeaba al tal Jesse con fuerza apretando su mandíbula, todos estaban en silencio, y al poner la vista a mí alrededor encontré que absolutamente todas las personas veían estupefactos lo que sucedía. —No te atrevas a tocarla otra vez —dijo el chico entrecortadamente dando su último golpe para levantarse y posar su mirada azul sobre mí. Pude sentir como todo se paralizaba en ese instante. Todo mi ser se estremeció enseguida, no conocía a ese chico  pero era el más hermoso que había visto en mi existencia, y no hermoso como están acostumbrados a oír. Había algo oscuro en él que hacía que mi atención fuera automáticamente llamada. Su contextura era fuerte y atlética ¡Y ni hablar de su rostro duro y masculino que causaba que mis hormonas se revolucionaran! ¡Madre de Dios! Él era perfecto. Absolutamente. Me sentí perdida en sus ojos bellos tanto que ni siquiera noté cuando el chico me tendió su dura mano. Luego de segundos atontada la tomé sin dejar de mirarlo ni un instante, algo en mi interior vibró con su toque y estuve tentada a jadear de sorpresa. — ¡Estás peleando conmigo, abandonaste el ring Bestia, te he ganado! La mano de la muerte se lanzó a golpearlo y sin poder evitarlo gemí aterrada, aunque el golpe nunca llegó a él pues ''la bestia'', lo golpeó primero en el rostro haciéndolo caer al suelo con una facilidad que me impactó aunque para el resto de las personas no fue mucha sorpresa. —Ella es mía y absolutamente nadie va a tocarla, están advertidos —su voz fría pero amenazante hizo que mi corazón se acelerase como nunca lo había hecho con un chico. Todos a nuestro alrededor parecían haberse quedado congelados por sus palabras pero yo no pude ver nada más pues él me sacó de ese lugar. Al estar fuera él no me dejó caminar casi arrastrándome de la mano hacia un auto muy viejo donde finalmente se detuvo. —Se puede saber ¿Qué coño estás haciendo aquí? Yo abrí la boca sin saber que decir sobre todo porque él me hablaba como si me conociera de alguna parte y estoy completamente segura de que no lo conozco pues nunca olvidaría ese rostro tan hermoso. Balbuceé un par de incoherencias que hicieron que él soltara un suspiro de fastidio ante mi actitud atontada. Finalmente me soltó caminando hacia la puerta de copiloto del auto viejo, la abrió volviendo a posar sus pupilas sobre mí. —Entra al auto. Estas palabras me hicieron volver a la realidad, él me hablaba definitivamente como si me conociera. —Espera un momento no te conozco, y... —Entra al auto —volvió a decir con su mandíbula apretada—. No me hagas obligarte Alaia. Mi respiración se cortó enseguida y mi cuerpo se erizó al escuchar esa voz masculina llamarme por mi nombre. Cualquier persona normal echaría a correr si un desconocido la llamaba por su nombre y además quisiera que entrara a su auto sin embargo lo pensé mejor, este chico me había salvado, entonces ¿Por qué me haría daño ahora? ¿Quizás porque estás sola? No supe el porqué pero no lo cuestioné, sin dejar de mirarlo entré al auto en total silencio con las preguntas golpeando en mi cabeza. ¿De dónde me conocía él? Y ¿Por qué me había salvado? Sin decir nada él también entró a su puesto para empezar a conducir, no supe que hacer, yo no era demasiado buena charlando, no obstante él cortó el silencio. — ¿Por qué viniste aquí? — ¿De dónde me conoces? El chico volvió su mirada gris azulada a mí y en ella encontré algo que no pude definir. Tan solo verla me ponía absolutamente nerviosa. —Pregunté primero. Yo fruncí el ceño sin embargo me limité a responder. —Fue una casualidad, yo no pretendía entrar, solo me dio curiosidad. Las manos de él apretaron el volante con fuerza pero yo me dediqué a ver el camino. —Gira a la izquierda. —Por tu ''curiosidad'' estás jodida niñita, todos te vieron ahí, nadie olvidará tu cara. Ahora eres perteneciente a ese lugar. El aire que quedaba en mis pulmones desapareció al oír eso, él debía estar burlándose de mí. Eso era absolutamente ridículo. No lo fue cuando ellos me tomaron para darme al vencedor. Recordé presa del pánico. —Esto no puede ser cierto —murmuré aterrada cerrando los ojos dejando mi cabeza sobre el asiento. —Siento decirte que si lo es, El inframundo no es el lugar para alguien como tú, sin embargo ahora no te puedes ir tan fácil. Viste demasiado, obviamente es un lugar clandestino y tú amenazas su seguridad, pocos pueden ingresar y tú entraste como si fueras... una de nosotros, ahora es demasiado tarde para ti. — ¡Estás diciendo que van a matarme! —chillé aterrorizada por lo que decía. Él por su parte ladeó una sonrisa que su acostumbrado rostro serio se viera aún más hermoso. —No si yo te protejo, no lo acostumbro a hacer pero puedo hacer una excepción por ti. Enseguida volteé a verlo pero él seguía con su mirada fija en la carretera con su cara seria otra vez. — ¿Por qué? —pregunté sin poder evitarlo. Las manos me temblaron de anticipación por su respuesta. —Para todos en El inframundo me perteneces y yo siempre protejo lo que es mío. — ¿Soy tuya? —pregunté casi sin voz. Mi respiración además de mi corazón estaban agitados de una extraña manera, no obstante, cuando él posó sus ojos grises sobre mí fue aún peor. Él detuvo el auto pero ni siquiera me importó, lo único relevante para mi eran ese par de pupilas grisáceas que brillaban intensamente. Su rostro serio y masculino me hizo suspirar audiblemente aunque lo que en realidad me hizo estremecer fue cuando él habló. —Eres mía —afirmó con lo que creí era posesividad pero más tarde me di cuenta que no fue así—. Durante tu estancia en El inframundo, nadie va a tocarte nunca, no a menos que quieran morir a mis manos. No supe que decir y fue ahí donde él señaló al frente. —Es hora de entrar al castillo princesa. Atontada asentí saliendo del auto. —Gracias por traerme. Él alzó la cabeza asintiendo para luego volver su vista al frente, como si me ignorara cosa que me irritó. Enseguida cerré la puerta con fuerza y caminé hasta mi casa. Cuando lo hacía pude escuchar el auto encender de nuevo y salir de allí, y como tonta volteé a ver como el automóvil se perdía en la oscura bruma de la noche. Ahí me di cuenta de tres cosas, primero, aún no sabía el nombre de ese misterioso desconocido. Segundo, que definitivamente él sí me conocía pues me trajo a casa sin mis indicaciones salvo que girara a la izquierda y por último... Mi desconocido salvador había despertado en mi una curiosidad tan fuerte que el resto de la noche lo único que hice fue pensar en él. Y lo peor... en cuándo lo vería de nuevo.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

La esposa rechazada del ceo

read
162.2K
bc

Navidad con mi ex

read
8.6K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
85.6K
bc

Bajo acuerdo

read
7.4K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
49.8K
bc

Tras Mi Divorcio

read
508.5K
bc

Yo, no soy él

read
88.1K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook