Alfas a los pies de la Omega.

Poco a poco, Lara Ford recuperó sus sensaciones que se dispersaban gradualmente. ¿Por qué estaba envuelta en una creciente neblina de aire caliente? ¿No había muerto ya en el frío glacial, camino al exilio cargada de nieve? ¿Podría ser esta la calidez del cielo? O ¿podrían ser las manos errantes sobre su cuerpo de un demonio del Inframundo?. Lara luchó por abrir los ojos, pero los párpados le pesaban demasiado para levantarlos. A través de la bruma que nublaba su mente, sintió la presión de unos labios contra los suyos, tan suaves, pero firmes con un calor urgente. La punta de una lengua se hundió profundamente en su boca. Le abrió los dientes y se entrelazó con su pequeña lengua, con tanta fuerza que parecía intentar tragársela entera. Poco a poco la desnudaron, revelando lentamente su piel y la exquisita forma de su pequeño cuerpo. Unas manos cálidas se moldearon en sus suaves senos y comenzaron a amasarlos con un deseo desenfrenado. Los diminutos p*zones de su pecho se sonrojaron y se tensaron hasta convertirse en puntiagudos puntos rojos. El Alfa se inclinó y se llevó a la boca su protuberancia enrojecida. Mordisqueó y chupó suavemente el ¢apullo, negándose a soltarlo ni siquiera por un segundo. Al mismo tiempo, pasó una mano por su esbelta cintura para tocar y masajear sus nalgas. Una ligera sensación de hormigueo comenzó a extenderse desde su pecho. Poco a poco, los hormigueos se fueron filtrando por cada centímetro de su cuerpo y empezó a temblar sin darse cuenta. Esas cálidas manos continuaron con su deslizamiento hacia abajo. Separaron sus esbeltas y bien formadas piernas con facilidad y la ardiente dureza de su entrepierna empujó entre sus muslos para presionar contra su suave y tierna carne. Entonces, comenzó a burlarse de ella. Moliendo lentamente. Empujando lentamente. Ligeros y persistentes como la lluvia sobre su piel, besos prolongados revolotearon por su cuerpo. Se arrastraron desde las comisuras de sus ojos hasta su frente, recorrieron su suave cuello y su delicada clavícula para escalar la hinchazón de sus turgentes senos. Luego, después de recorrer los contornos de su cintura, finalmente regresaron a sus labios temblorosos. Bajo los cuidados de tan fino arte de hacer el amor, su cuerpo comenzó a brillar con una fina capa de sudor, mientras que las feromonas con aroma a Rosas comenzó a impregnar su piel translúcida. Lara estaba más hermosa, más atractiva y olorosa que nunca. La manzana de Adán en la garganta del Alfa se balanceó un poco. El calor en su cuerpo fuerte y bien formado se intensificó. Buscó la delicada flor entre sus piernas. El néctar más dulce se derramó en su mano y se manchó por toda su palma. En el siguiente suspiro, retirando su mano, introdujo su vara ardiente en la entrada de su paraíso escondido. Luego, presionando sus piernas con las palmas, juntó las caderas y la empujó. _ ¡Ahhhhh!… _ gritó de dolor. ¡Duele!. Esta vez, el dolor la despertó un poco más. Un violento escalofrío recorrió su cuerpo, su bajo vientre se tensó y se apretó con fuerza ante la intrusión. Los ojos almendrados se abrieron poco a poco. A la brillante luz de la luna, apareció a la vista un rostro muy hermoso, a apenas unos centímetros del suyo. Sobre ella se alzaba, mirando hacia abajo con ojos vidriosos llenos de deseo, un Alfa que conocía muy bien: el brillante y ejemplar pilar el Gran Comandante Simonds Becker. Al darse cuenta, la mente de Lara Ford se convirtió en un caos. ¿Le habían dado un último momento de claridad antes de morir?. Mientras tanto, Simonds estaba perdiendo la cabeza lentamente mientras el tierno ¢apullo de Lara se apretaba a su alrededor. Convulsionando, sus entrañas se aferraron fuertemente a su dureza mientras jugos cálidos y melosos bañaban gradualmente la cabeza de su vara en tensión. Simonds se tambaleó por la sensación. Como si estuviera elevándose hacia los cielos y hundiéndose en la tierra, un placer exquisito recorrió todo su cuerpo. Surgió desde su coxis directamente hasta su cabeza, casi empujándolo al límite. Además, los ojos de Lara estaban justo delante de él: interminables piscinas de ensueño rebosantes de luz de luna dispersa, tan insondables que parecían casi amorosas. Por un instante, casi se hundió ante el encanto de aquellas aguas relucientes y se ahogó en sus profundidades. Pero el valiente Gran Comandante nunca perdió el rumbo en la batalla. Se recuperó en poco tiempo; pronto, volvió a ser su habitual decisión. Agarrando a Lara por su pequeña cintura, empujó hacia adelante con fuerza adicional y se enterró completamente en su cavidad. La delgada barrera dentro de ella se rompió de inmediato, derramando manchas de sangre mientras él se movía contra ella. _ Ahh... hngh... _ El dolor, el dolor más insoportable y desgarrador, atravesó su cuerpo y la despertó de golpe. Su mente se aclaró. La iluminación se apoderó de ella: el dolor era la prueba de que estaba viva. Todavía podía respirar y sentir. Todavía tenía tiempo para cambiar y arreglar las cosas. Al parecer, le habían dado una segunda oportunidad en la vida. Ella renació, en la noche fatal que cambió su vida para siempre. Hace dos años ocurrió algo inexplicable, la Diosa Luna le había asignado a varios Alfas destinados, ellos se habían vuelto enemigos y se negaron a verla.  Después de eso sucedió un asunto vergonzoso. Sucedió después de un banquete, donde Simonds Becker (Ministro de Asuntos Militares), Hans Onetti (Único Hijo del General Militar) y Peter Jerskins (Estratega de batallas), después de ser drogados, la violaron en grupo. Ella es la hermana del rey Alfa, Lara Ford. El rey Alfa recién nombrado se enfureció tras recibir la noticia de la desgracia de su hermana mayor y pidió la ejecución de los tres Alfas. Desafortunadamente, los otros ministros de alto rango pensaron que causaría una gran perturbación ejecutar a tres Alfas de alto rango, por lo que le rogaron al rey Alfa que lo reconsiderara, ya que estos eran sus destinados. El rey Alfa, lamentablemente, tuvo que recurrir a otras opciones como despojarlos de sus títulos y encerrarlos en la prisión real. La princesa Lara, por otro lado, vio su reputación destruida debido a este incidente y ahora había perdido todo el respeto del público. Casi le dieron una copa de vino venenoso porque había hecho perder la cara a la familia real, pero el rey Alfa, su hermano menor, la protegió con todas sus fuerzas. La madrastra le insinuó que se autoexiliara y abandonara la familia para proteger su reputación. La familia real trató de silenciar este incidente, ya que, en cierto modo, era un acontecimiento vergonzoso. D alguna manera, uno de los Alfas que se encontraba fuera del país por resultar otro destinado de Lara, Hernán Witmor, recibió la noticia de este incidente y se llenó de rabia y resentimiento hacia los tres principales culpables. Inició una rebelión para salvar a su pareja destinada del exilio y ejecutar a los ministros egoístas que están corrompiendo por sus propios intereses y lostres Alfas por no tratarla con debido respeto que Lara merecía.  La rebelión se denominó entonces "Rebelión Lara Ford". _ Ahh... En... Lara, que estaba perdida en sus pensamientos con el pasado, gritó con un débil gemido cuando la áspera y dolorosa embestida la devolvió a la realidad. Simonds frunció el ceño, molesto por la falta de reacción del cuerpo lujurioso debajo de él.  Él estaba invadiendo su cavidad con el poder de una bestia, insertando toda su dureza en cada embestida. Su dulce néctar se derramaba como una fuente desbordada cada vez que le quitaban la dureza. En cierto modo, tuvo suerte, ya que su cuerpo, sensible al borde, se sacudía de placer con cada embestida, aliviándola lentamente del dolor. Recordó que luchó y trató de evitar lo inevitable en su vida pasada, pero terminó encendiendo la excitación de los Alfas, convirtiéndolos en bestias. Se turnaron para molerla y torturarla durante toda la noche.  Las Omegas débiles y luchadoras tienden a encender los rasgos sádicos de los Alfas. Esta vez ella lo cambiaría todo. Disfrutaría todo el proceso, aunque sólo fuera para disminuir el dolor. Esta vez, ella respondería a la intrusión con entusiasmo, con la esperanza de que terminaran rápidamente y se fueran antes de que alguien se enterara. Ella extendió la mano y tocó su columna suavemente. Él se estremeció con una sacudida de placer cuando sintió sus suaves dedos acariciar su columna, su dureza se espesa en respuesta. En ese momento, aunque muriera de agotamiento, todo valió la pena. Ella movió la parte inferior de su cuerpo, deseando más, mientras sentía su reacción, tensándose sin saberlo. _ Que Omega tan atractiva... _ Dijo Simonds con voz áspera, mientras controlaba su dureza y la contenía. Se inclinó para besar sus labios, pero de alguna manera falló. _ Abrázame _ Lara dijo con voz temblorosa mientras evitaba su beso _ Necesito más... _ Como desees _ gruñó Simonds mientras la abrazaba con fuerza Mientras comenzaba una nueva ronda de embestidas bruscas, en este momento, incluso si ella quisiera las estrellas o la luna, él se las daría todas. Ella le rodeó el cuello con los brazos mientras apoyaba las mejillas contra su rostro ardiente y sudoroso. Sus ojos escanean la habitación en busca de los otros dos Alfas. Encontró a uno de ellos cerca en una silla, apoyando su cabeza en su brazo mientras observaba la acción en vivo con gran interés. Era un Alfa de aspecto amable, con un comportamiento elegante y tranquilo a su alrededor. Su rostro era inexpresivo y parecía algo aburrido, o eso parece, si no fuera por el enorme bulto entre sus piernas. Él los estaba observando de cerca e inmediatamente la sorprendió mirando. Lara sintiéndose un poco culpable por haber sido atrapada con las manos en la masa, cerró los ojos y se sumergió en los movimientos agresivos del Alfa que estaba encima de ella. Simonds, dominando lentamente el cuerpo lujurioso debajo de él, comenzó a golpearla intencionalmente. Ella temblaba cada vez que él la golpeaba, podía sentir su estrés mientras lo prolongaba. Pronto, su cuerpo comenzó a temblar y el enrojecimiento llenó sus mejillas mientras sus labios inferiores se contraían. Sus piernas se apretaron alrededor de su cintura y arquearon su espalda mientras su cálido néctar explotaba fuera de ella en una ola incontrolable. Simonds sintió una sensación de logro al sentir su calidez, mirándola con ojos profundos mientras derramaba su pesada carga sobre ella. Lara estaba medio inconsciente, agotada por haber alcanzado el clí^max cuando sus brazos se alejaron de su cuello. Cuando extendió la mano para evitar que cayera, un par de brazos fuertes le arrebataron el cuerpo.