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Casi algo “todo o nada”

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Blurb

Estoy seguro de que al menos alguien de los que están leyendo estas líneas tuvo en su vida a un “casi algo”. Esa persona con la que imaginamos miles y miles de escenarios en donde todo era de concreto y caramelo. Te creas expectativas que solo viven en ti y no en esa persona, de la que esperas algo del todo lo que quieres junto a ella o él. Terminas frustrado e inseguro de ti mismo y te das cuenta de que al final no fueron ni ese algo que tú pensabas que eran y te sientes como si hubieras perdido todo, sufres por algo que no fue pero que estuvo. Y dentro de ti anhelas que vuelva a estar; sin embargo, que pasa cuando, rompes con él casi algo, lo vuelven formal, pero al hacerlo, resulta que tu familia se opone y te separa de esa persona. Yo soy Dylan Rivera y los invito a leer mi vida.

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INTERACTUANDO
Casi algo Dylan “amor a primera vista” —joven, Dylan joven, Dylan —grita mi nana entrando a mi recámara. —¡su padre ha llegado!, dice que lo quiere ver en el almuerzo, —agrego. «Ella es rosa, mi nana, ella me cuida desde los diez años. Cuando murió mi madre, ella fue contratada por papá para hacerse encargó de mí y de mi hermana recién nacida. Mamá murió cundo, ella nació. Esa noche fue la más triste y la más cálida a la vez, el sentimiento que sentí al saber qué mamá no volvería fue desgarrador, tanto, que hasta la fecha hace ecos en mi corazón. Esa misma noche mi hermana llego a mí, con su calidez y dulzura. Yo estaba entusiasmado por la llegada de mamá y mi hermana, sin embargo, solo llego mi padre con rosa y mi hermana en brazos, papá se acercó a mí, y me dijo todo con un abrazo y lágrimas en los ojos, aun recuerdo ese abrazo y como papá soltó el llanto cuando pregunte por mi madre. Después de varios minutos, papá solo dijo: “tienes que ser fuerte por tu hermana”. Se puso de pie y se encerró en su despacho. Fue en ese momento en el que rosa se acercó a mí con mi hermana, era pequeña, frágil, y blanca como la leche, ella dormía como un angelito. Rosa dijo que podía cargarla y la acomodo en mis brazos, al tenerla simplemente la acurruqué en mi pecho y llore como lo haría cualquier niño, rosa se acercó a mí diciéndome: “¡llora, mi niño, llora!”. Ella me consolaba todas las noches hasta que logre suprimir mi dolor.» —¡Dylan, levántate!, ¡ya vas tarde al colegio! —exigió. Mientras yo seguía metido en la cama con una enorme resaca. —¡ya voy nana! —Dije con flojera, me levanté muy a la fuerza, y solo porque esta, papá. En cuanto estuve listo baje, papá ya me esperaba en la mesa leyendo el periódico, mientras mi hermana ya degustaba parte de su desayuno. «Ella es laura, ya es casi una señorita, cuenta con 12 años, mientras yo a mis 22 años ya llevo recorrido la mitad de una vida universitaria» —La puntualidad siempre es primordial en los negocios —dijo papá en cuanto me senté. —No solo en los negocios —conteste resentido. Papá, solo hizo un mal gesto. —Desayunemos sin pelear, ¡quieres! —propuso y estoy completamente de acuerdo con él, así que solamente desayune y salí de casa con mi hermana. «Siempre soy yo el que la lleva al colegio desde que aprendí a manejar, papá insiste en que tengamos un chofer y siempre me opongo, puesto que no me gusta llamar la atención en la universidad, Suficiente tengo con Ser conocido como el hijo del magnate. Gracias al nombre de papá no tengo muchos amigos y los rumores dicen que tengo la vida resuelta, que no necesito estudiar, ni obtener las mejores calificaciones, Puesto que soy el heredero, aunque debo decir que la mejor herencia que pude recibir de mi padre fue su inteligencia, ya que soy el mejor de la escuela». Hoy parecía ser un día normal, un día aburrido como todos los demás. El llegar, estacionar mi auto, esperar a Max, (mi mejor amigo), y tomar las clases ya es rutina. Hasta el día de hoy, que vi a una chica que estaba siendo molestada por el chico popular de fútbol. Ella lucia tímida y asustada, pero, a pesar de eso, le contestaba verbalmente a Dante, (el chico atleta por el que todas mueren), me encuentro siendo espectador mientras espero a Max. Me gusta lo que veo, esa chica se ve muy dulce, y su vestido floreado color amarillo combina perfecto con su piel, no sé por qué dante se encuentra molestándola. —¡qué onda, qué hay! —dijo Max en cuanto llego a mí. —llegas tarde —conteste sin perder de mi vista el show. —casi pierdo el bus, ¿qué?, ¿qué miras viejo?… ¡Oh!… espera, ¡esa es Lucy!, —dijo Max. —¿la conoces? — interrogué, puesto que estoy sorprendido, nunca había visto a una chica decirle sus verdades a Dante. —Sí, cursamos juntos la preparatoria — respondió caminando hacia ellos, al ver que Lucy abofeteo a dante, y por supuesto que yo seguí a mi amigo y tenía que enterarme del chisme. En cuanto llegamos, quede perdido con la dulce y feroz mirada de Lucy, tenía el ceño fruncido, sus cejas tupidas sin duda eran las más pobladas que había visto, es de pestañas largas, labios gruesos y rosados, su cabello largo luce hermoso como ella, y su piel color caramelo hace que se me enchine la piel. —¡oye hermano, déjala, quieres! —dijo Max en tono molesto y con ganas de querer iniciar una pelea, llamando la atención de todos en el pasillo. —¡o si no que! —respondió Dante empujando a Max, motivo que me hizo entrometerme. He tenido uno que otro enfrentamiento con Dante, de los cuales siempre termina acobardándose, todos aquí en el colegio sabemos que él no es tan intimidante sin sus amigos y sabemos de sobra que debajo de ese chico problemático existe alguien con problemas familiares, él estaba a punto de empujar a mi amigo. Pero no se lo permití. —¡ya basta!—dije tomando su mano fuertemente, él sabe quien soy a la perfección, su padre cuenta con un par de acciones de las empresas de papá y no le gustaría meterse en problemas conmigo y mucho menos causarle problemas a su padre. —¡no te entrometas que no es contigo! —respondió enojado. —déjala, si no te quieres meter en problemas —dije firme ante mis palabras y presionando más su brazo. —solo por esta vez Dylan —respondió sumamente enojado, cosa que me da lo mismo, en cuanto dante se marchó, Lucí volvió a tomar sus cosas que estaban regadas por el piso, Max y yo ayudamos a levantarlas, a decir verdad estaba nervioso, muy nervioso. —¡gracias! —dijo en cuanto nos pusimos de pie. —¿no sabía que habías vuelto? —cuestiono Max. —de hecho, llegué ayer por la noche, gracias al trabajo de mamá, [hablaban mientras caminaban], y antes de que me lo preguntes, si estoy aquí, es gracias al programa de becas de su trabajo —explico un tanto robótica, sin gesto alguno, y conozco esa expresión, lo sé de sobra, porque yo también suelo sentirme así. —bien, hasta aquí llego, al parecer esta es mi clase —dijo parando su andar, ella me miro solo unos cuantos segundos, fue en ese momento en que Max me presentó. —¡oh!, olvide presentarte, él es, Dylan —presento mi amigo, ella me extendió su mano, regalándome así, el privilegio de sentir su piel. —un gusto Dylan, y antes que nada muchas gracias —contesto desprendiendo su mano de la mía. —no tienes que agradecer —conteste, un tanto tímido, ella me regalo una sonrisa, quede completamente complacido y satisfecho de verla sonreír, tiene la sonrisa más linda que allá podido ver. Ella entró a su clase y Max y yo fuimos a la nuestra. No paraba de pensar en ella, sus lindos ojos verdes y piel caramelo, la clase se me hizo eterna, el reloj parecía no avanzar, y la necesidad que tengo por verla va en aumento. Escuchar la chicharra, sonar es un aleluya para mis oídos, en cuanto sonó comencé a levantar mis libros. Para cuando el profe dijo que podíamos irnos, yo ya estaba listo para salir. Salí corriendo por el pasillo para ir a invitarla a salir, iba emocionando, ilusionado y con nervios, pero decidido a invitarla a salir, con lo que no contaba, y lo que se me olvido por completo, es que yo suelo tener mis amoríos con darla. «Ella es una chica realmente encantadora, cabello rubio y ojos como el cielo, sin duda es muy linda, pero jamás me ha hecho sentir esta sensación, que siento ahora» —¿a dónde vas con tanta prisa? —dijo, obstruyendo el camino, haciendo frenar mi andar de un sopetón, tan pronto la vi, mis ilusiones disminuyeron. Me sentí como el mayor de los tontos, ¿cómo iba a invitar a una chica que conocí hace unos cuantos minutos? Darla, comenzó a tomarme del cuello con sus manos y hablar tiernamente de estar un momento a solas, y sé a lo que se refiere, ella quiere que le cause el mejor de los orgasmos, así como se lo hice anoche. Podría hacerlo sin ningún problema, pero su sonrisa me impide querer estar con darla. Así que solo me invente una buena excusa para que se quedara tranquila, ella me creyó; sin embargo, no pude evitar que me besara, se aferró a mi cuello como siempre lo hace y paseo su lengua en el jardín de mis labios, en cuanto terminamos el beso pude darme cuenta de que lucí observaba a lo lejos. Ella se encontraba hablando con Dante, solo se encontraban los dos, en cuanto nuestras miradas se cruzaron, ella esquivó la mía. Supongo que después de esto no querrá salir conmigo, y solo espero por el bien de Dante que no la moleste, en cuanto Darla se fue, Pude ver con claridad que ella le regalo una sonrisa a dante, admito que no me gusto verla sonreír con alguien más, después de su sonrisa dante se fue dejándola sola. Tuve la oportunidad de ir con ella y más cuando me miro fijamente, pero después de besar a darla, no encuentro mi cara para ir hasta donde está ella. En ese momento fuimos miradas indescifrables, dos almas que no pudieron leerse las pupilas, mientras que mi corazón ya latía con fervor. Me fui sin poder acercarme a ella, solo salí de ahí un tanto avergonzado, el resto de la tarde me la pasé lamentando y recordando su mirada, en la cual no sé si llegare a existir en el modo que lo imagino. Después de las clases regresé a casa al borde del colapso, para olvidarme un poco de lo sucedido, puse mis audífonos con canciones melancólicas, más tarde, Max llamo para invitarme al club, no quería ir, no tenía ganas de nada, pero después sus palabras me motivaron. —¡no seas amargado, viejo!, le daremos la bienvenida a Lucy —dijo convenciéndome, no necesito decir más, me levanté de mi cama motivado y sobre todo emocionado, me di un chapuzón, me puse mi mejor camisa negra y el mejor perfume que tengo. —¿a dónde vas a esta hora? —pregunto papá al verme salir de mi habitación. —quede con unos amigos —conteste —no llegues tarde Dylan, y no te quiero ebrio, no me obligues a privarte de los privilegios de los que gozas —dispuso sereno. —descuida que no volveré tarde —respondí Salí de casa en mi auto deportivo, al llegar al club me di cuenta de que estamos, el mismo grupo de siempre: Max, David, John, Emma, Karla, y la chica más hermosa del condado, Lucy, ella está sonriendo junto con las chicas y Max. —¡Hay es Dylan! —grito Emma, ella es novia de Max llevan saliendo más de un año. Todos ellos son mis amigos porque son amigos de Max, de no ser por él, creo que no tuviera más amigos. Me acerqué, sin perder de vista mi objetivo. —Pensamos que no vendrías, viejo —comento Max. —estaba un poco cansado — excusé —¡oh! ¡Seguro fue Darla! —bromeo Max —¡calla, hermano! — no quería que me expusieran, pero imagino que ella ya lo sabe todo, en la escuela las noticias corren más rápido que el agua. Así que, es preferible que me conozca tal cual soy, no omitiré nada de mí, si ella algún día llegara a aceptar a este loco tiene que hacerlo con todos y mis demonios. Tome asiento justo enfrente de ella, bebimos un par de cervezas, hablando de mil tonterías y de nuestras metas, ella quiere ser la mejor en derecho, se ha mudado dos veces debido al trabajo de su madre y Max dice que puede hacer mucho más con la inteligencia que tiene, incluso dice que es más inteligente que yo. Los demás dicen, que no lo creen, ya que hasta ahora no hay quien me gane en la competencia anual del conocimiento que se lleva a cabo cada año en la universidad. Los chicos alardean mientras yo solo me quedo cayado intercambiando sonrisas con Lucy, ella también está riéndose de los chicos mientras discuten acerca de quien de los dos es más inteligente. —bien, dado que no estamos llegando a nada, la única forma de saberlo es que los dos se enlisten en la competencia de este año —propuso Emma, parada sobre el asiento. Ambos nos miramos con una sonrisa en el rostro, y diciendo salud aceptamos el reto, sentí complicidad en su sonreír. Después de unos tragos más, le dimos la bienvenida al grupo como solemos hacerlo, agitamos la cerveza y bañamos a Lucy con la espuma saltando en medio de bullas. Posteriormente, ella se fue al baño a limpiarse un poco, no le quite la mirada de encima, vi cómo salió del baño y se dirigió al balcón para atender una llamada. Me sugerí actuar, de modo que tome un par de cervezas y me dirigí al balcón, directo a ella. Escuche que hablaba un tanto molesta, no interrumpí, espere a que colgara para poder acercarme a ella y lo hice en cuanto colgó. —¡hola! —dije para llamar su atención. —¡Dylan! —se sorprendió —sí, ese soy yo —conteste, y ella sonrió —Vienes por compasión —bromeo —vengo a desearte suerte —respondí ante sus palabras, bebimos un par de cervezas más, pero me embriague de su sonreír. Esos minutos para mi fueron mágicos,las estrellas, la fría noche, ella y el bum, bum de mi corazón latiendo a mil por hora.

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