Amores relámpagos...

Santiago de Chile, 1998, en el anden de Estación Central, se encontraba Paula Martinez , esperando el tren que la llevaría al sur del país para trabajar de temporera por el verano, llevaba solo una mochila y bolso pequeño con algunas pertenencias también llevaba pocas monedas que le sirvieron para compar un agua embotellada y un pequeño sándwich de jamón y queso. - Uf!!... espero que me alcance para las catorce horas de viaje...- dijo lamentándose. El tren llegó , el anden se repleto de viajeros con maletas grandes que al pasar chocaban a los demás. Paula suspiro de fastidio y como pudo subió al vagón, era un vagón viejo , los asientos no estaban en las mejores condiciones, la chica solo los miró, no dijo nada, sabía que su economía solo le permitió comprar un boleto en clase baja. Se sentó donde estaba la ventana, pensando como lo haría ese año de universidad, las becas que adquirió no eran suficientes para cubrir algunos materiales, cursaba ya el tercer año de arquitectura, a pesar de las carencias era una alumna destacada , vivía solo para estudiar, no tenía muchos amigos ni menos novios, el último que tuvo la dejo porque según él era " aburrida " por lo que Paula decidió cerrar su corazón al amor y concentrarse únicamente es sus estudios. El tren comenzó a moverse de a poco , la gente estaba alborotada , era verano y los veraneantes iban y venían. El tren comenzó a moverse de a poco , en cada estación la gente bajaba dejando el vagón vacío pero inmediatamente se volvía a repletar de gente. Paula solo miraba la ventana , no podía dormir, cada vez que lo intentaba el tren daba frenadas fuertes que la gente llegaba a caerse por el impacto. El tren llevaba casi una hora de viaje , había parado ya en dos estaciones, cuando unos de los oficiales del tren se acercó al vagón. _. Atención!! pasajeros!! lamentamos informarles que este vagón se quedará en la próxima estación, por encontrarse con una falla mecánica, rogamos a los pasajeros que con calma , puedan cambiarse a los siguientes vagones... desde ya muchas gracias...pedimos disculpas por el inconveniente " ..- dijo en hombre de forma cortes pero fastidiado. Los pasajeros comenzaron a moverse a los otros vagones, Paula los miró abandonar el sitio como ratones , ella espero que todos se movieran para poder pararse y dirigirse al siguiente vagón. Cuando vio que no quedaba nadie , se levantó con cansancio y caminó al siguiente vagón, se dio cuenta que todos los asientos estaban ocupados. Suspiro de fastidio, cuando escuchó una voz atrás de ella. -. Señorita!! aquí... puede sentarse aquí...- dijo un hombre de mediana edad. Paula dirigió su mirada al hombre que la miraba con simpatía, Paula realizó un gesto con su cabeza en acción de agradecimiento. - Le agradezco mucho su gentileza señor... el tren está repleto...- dijo Paula con cansancio. - Así es en esta época... todos viajan... por cierto mi nombre es Roberto Cepeda...- dijo el hombre con amabilidad. Paula le sonrió con cortesía. - Soy Paula Martinez... un gusto señor...- dijo Paula mientras le estrechaba la mano. - Y yo soy Ruben Castro...- dijo una voz profunda y juvenil. Paula se dio vuelta a su izquierda, no se había dado cuenta que estaba él ahí. - Oh!!... disculpe joven no lo había visto...- dijo Paula sonrojada por la mirada intensa de Ruben. Ruben le extendió la mano y esta nerviosa se la extrecho, Ruben era un joven de unos 25 años, pelo castaño, ojos café oscuro y su tez de color blanca, era un joven muy atractivo, que hizo que Paula se pusiera nerviosa. Roberto al darse cuenta de la incomodidad de la muchacha, aclaro su garganta. - Y viaja sola Paula?...- preguntó el hombre para romper el momento intenso entre los dos jóvenes. Paula se dio vuelta y miró a Roberto como dándole las gracias por la intervención. - Sii!! viajo a Osorno, todos los años en verano viajamos con mis amigas a recolectar arándanos , rosa mosquetas y otros frutos a las parcelas de los alrededores...- dijo Paula suspirando. - Y donde están tus amigas? ... A caso te dejaron sola?...- preguntó Ruben con reproche. Paula negó con la cabeza. - No!!...ellas se fueron antes, yo tuve que arreglar unos asuntos en la universidad antes de viajar...- dijo Paula con toda la confianza que le daban ellos. Ruben miró a Roberto sorprendido, al principio vieron a Paula como una chica que se ganaba la vida como temporera. - Universidad? ... se ve joven para estar en la universidad?...- preguntó Roberto. Paula se froto las manos, no era la primera vez que la gente tenía prejuicios con ella por su aspecto un poco hippie. - Si, tengo 21 años y curso el tercer años de arquitectura, en la universidad de Chile. Los dos hombres abrieron los ojos de asombro. - Disculpa que te pregunte, pero porque vas tan lejos a trabajar?...- preguntó Ruben intrigado. - Por la paga, el paisaje, he ido al mismo lugar desde que salí del liceo, ese dinero me ayuda a comprar mis materiales...- dijo orgullosa Paula. Ruben le sonrió admirado que hizo que la chica se extremeciera. - Tus padres deben estar orgullosos de tí...- dijo Roberto con respeto. - Supongo... la verdad vivo con mis abuelos, mis padres viven en el campo...- dijo Paula mientras buscaba en su mochila el sándwich que había comprado en la estación, pero no lo encontró, tampoco su botella de agua, su rostro se volvió pálido, tenía mucha hambre y sed. Roberto se dio cuenta que algo andaba mal. - Ocurre algo? se su rostro se puso blanco como una hoja...- preguntó preocupado el hombre. Paulina se rascó la cabeza con un poco de vergüenza. - Bueno... no encuentro mi sándwich y agua... creo que se quedó en el otro vagón...- dijo con tristeza la chica. Ruben sacó de su bolsillo una bolsita de maní confitados, mientras que Roberto se paró. - Ya vengo...- dijo el hombre. - Toma... esto calmara tu hambre ...- dijo el joven con tristeza. Paula se trago su orgullo y recibió la bolsita, dándole un agradecimiento con su cabeza. - Te lo agradezco...- dijo apenada. - De nada...- dijo con ternura Ruben. Paulina lo miró con curiosidad. - Debes pensar que soy patética no?...- dijo burlándose de ella misma. - No... eres todo ... menos patética, eres... maravillosa...