CAPITULO 28

1902 Words
-Bevery, volviste. - le hablo Gawain una vez que se sentó. -Princesa Bevery. - le corrigió, dándole una mala mirada. - Recuerda con quien estás hablando. Por más que la princesa intentaba olvidar lo que había pasado de camino ahí, su deducción de que Gawain aun creía que era toda su culpa y que no creía que ella sería una buena reina seguía ahí. Ella había cambiado, por supuesto que sí. ¿Por qué nadie lo notaba? Bevery ahora crecido bajo ideales que no eran del todo realistas, era una jodida princesa por supuesto que iban a pintar su mundo con arcoíris y muchos colores. Pero ahora entendía más las cosas y estaba buscando una forma de solucionarse. Incluso ella estaba a punto de jodidamente casarse con otra persona para recuperar todo lo que le pertenecía. Gawain suspiro y le dio una reverencia. -Princesa Agnes, si vuelve a dejarnos así en el medio de la nada, poniéndote en peligro no solo a ti, sino que a nosotros también, le tendré que pedir que vuelva al reino de Smaug. - capto la atención de la chica. - No sé cuál es tu plan al seguirnos hasta aquí, pero no soportare más tus actitudes. Quieras o no, estas aquí para defender mi cabeza, y no dejare que la pongas en peligro. - sentencio. -Sí, alteza. - dijo con un tono medio juguetón, antes de volver a reverenciarse. -Y voy a pedirle que dejen a cualquier tipo de comentario que tengan en contra de mi reinado de lado. - les hablo a todos. - Sigo siendo su princesa y su futura reina, creo que sé que es lo mejor para todos. - acomodo su cabello. - aunque ustedes piensen que no sirvo para nada. Sabina fue la primera en mostrarle su apoyo, acariciando su mano. -Hay, princesa. - le hablo dulcemente. - Nadie cree que tú eres inservible. -sonrió. - Ya te lo he dicho, te seguí a donde fuiste porque te admiro y porque me gustaría tener tu grandeza. - soltó. - nunca podría pensar que eres una mala princesa o reina. Bevery soltó un suspiro, devolviéndole la sonrisa. -Así es, su alteza. - ahora era Wave quien hablaba. - Estaré muy a gusto de seguir sus órdenes, sea como mi princesa o como mi reina. - se paró derecho. - Daré la vida una y otra vez por usted. - Bevery asintió, sintiendo un peso menos en el cuerpo. Saber que, aunque sea dos personas estaban de su lado, era algo agradable. Paso su vista hacia Gawain, que la observaba fijamente. El chico paso una lengua por sus labios, humectándolos. Bevery lo observo expectante. - ¿Quieres que vuelva a repetirte que moriría por ti? - cuestiono, en cierto tono burlón, como si pensara que eso no valía la pena. La princesa rodo los ojos, sintiendo un dolor en el pecho. -Creo que se perfectamente que es lo que piensas de mí, Gawain. - soltó y volvió a pararse. - iré a tomar aire. -Pero, princesa… está lloviendo. - se apresuró a decir Wave, pero ya era tarde. Bevery ya había azotado la puerta con fuerza. La lluvia la empapo completamente en cuanto puso un pie fuera del lugar, podía sentir la capa que tenía ser mojada por las gotas que caían violentamente. Se abrazó a sí misma y miro al cielo, dejando también mojado su rostro y cerrando sus ojos para dar una profunda respiración. No sabía porque el pensamiento de que Gawain la acusaba de todo eso la ponía algo triste, siendo que ellos nunca se llevaron bien y el chico siempre dejo en claro que no estaba de acuerdo con ninguna de las cosas que ella hacia o pensaba. Pero, aunque sabía todo eso, el dolor en el pecho no paraba y la estaba ahogando. Sentía una angustia que era inexplicable y odiaba que Gawain fuera el causante de eso, ya que el chico era una pérdida de tiempo terrible y que sabía que en cuanto tuviera la oportunidad, la abandonaría por algo que no le causara tantos problemas al momento de tener que protegerlo. Quizás alguno de los arándanos que había comido le estaba dando algún efecto adverso, como el de la fruta que habían encontrado en el bosque. Si… Debía ser eso. Había comenzado a temblar cuando escucho la puerta abrirse detrás de ella. -Te enfermaras, vuelve adentro. - escucho la voz de Gawain, pero no se giró, siguió recibiendo la lluvia gustosamente. Gawain al ver que la chica no se movía, se acercó hasta ella, mojándose él también. Tomo su brazo y la giro, haciendo que chocara contra su pecho. Bevery, ante el golpe, abrió sus ojos y observo al chico. -Suéltame. - ordeno. -Vamos adentro, por favor. - casi suplico. - no quiero que te resfríes. Bevery soltó una risa histérica. - ¿Por qué? ¿Porque si muero no podrás tener tu puesto como el gran héroe de Amaru? - cuestiono, alzando una ceja. - ¿De qué hablas? - frunció el ceño. Bevery se liberó de su agarre y dio un paso hacia atrás. -La única razón por la que todavía no me dejaste es porque quieres asegurarte que tu título de héroe exista. - soltó. - ¿De dónde sacaste eso? Otro trueno se escuchó a la lejanía, ambos estaban agitados. -Por favor. - respiro fuerte. - Me detestas, no soportas verme. - suspiro. - Es obvio que aun crees que yo tuve la culpa de tu padre muriera. - trago seco. - aun piensas que yo fui quien lo mato. Gawain negó lentamente con la cabeza. -No sé de qué estás hablando. - ¡No intentes hacerte el idiota! Lo sé, lo sé perfectamente. - escupió. - y ¿sabes? Quizás yo también piense eso, todas las noches tengo pesadillas sobre ese momento y pienso en que quizás las cosas fueran distintas si no hubiera seguido con el baile. - sorbió su nariz. - y me odio profundamente por eso. Pero más odio este estúpido sentimiento en mi pecho de sentir que te defraude y que tú me odies por haber sido la culpable de la muerte de Louis. -Nunca podría estar defraudado de ti, Very. - respondió dulcemente. - Nunca podría pensar eso de mi princesa. - acaricio la mojada mejilla de la menor. -Si lo haces…- estiro. - ¿Entonces por qué no dijiste nada cuando Agnes dijo todas esas cosas? - cuestiono. Gawain se quedó observándola por unos largos instantes, pensando en cómo decir en palabras toda la cosa que estaba tratando de sacar, la chica aun lo miraba fijamente, esperando su respuesta. Tomo una larga respiración y hablo. -Porque estaba conteniendo todas las ganas que tenia de mandar al diablo a la princesa Agnes. - fue lo que dijo, una pequeña risa salió de los labios de Bevery. - ¿Hablas enserio? -No podía permitir que mi princesa sea insultada de esa manera, pero no quería perder mi trabajo por hacer llorar a Agnes. - confeso. - Tampoco creí poder contener mis emociones si tenía un poco más de contacto contigo. Bevery frunció el ceño. - ¿A qué te refieres? - ladeo un poco la cabeza. Gawain observo al cielo, pensando si debía decirlo o no. -Pude ver en tu cara tristeza y dolor, en ese momento creí que moriría ahí, tenía ganas de poder abrazarte y contenerte entre mis brazos para que nunca nada más te haga daño. - el corazón de Bevery latía fuerte al escuchar esas palabras. -No pude mirarte mucho más a los ojos porque creí que todos podían malentender la situación. Bevery asintió. -Entiendo…- aun no terminaba de saber si lo que había escuchado era real o no. Quizás era toda una escena que su mente estaba creando estando debajo de la lluvia. -Very, escúchame. - sostuvo su rostro entre sus mejillas. - Tu eres mi princesa, yo jure dar la vida por ti y te juro por todo lo bueno del mundo, que nunca dudaría de tu capacidad como reina. - sonrió. - Porque tu naciste para esto. Porque cada parte de tu cuerpo está llena de nobleza. - pestaño. - ¿Entendiste? Bevery asintió lentamente, perdiéndose en los verdes ojos del chico. -Estas demasiado cerca, Gawain. - hablo Bevery, dándose cuenta de casi la inexistente lejanía entre ambos rostros. -Estoy diciéndote que creo en ti, ¿y esa es tu respuesta? - ladeo la cabeza, haciendo que sus dos narices se rozaran. Bevery dejó escapar un suspiro. -Lo entendí, ahora aléjate. - dijo, pero Gawain no se movió del lugar. -Podrías empujarme, si quieres. - alzo una ceja. -Soy tu princesa, es una orden. - intento mantener el tono lo más parejo posible, ante esa cercanía la estaba matando. -Very…- susurro, para que solo ella pueda escucharlo. - Apártame, porque yo no lo hare. Bevery mojo sus labios con su lengua, atrayendo la atención del más alto hacia aquellos belfos. Y ese fue su momento de locura, la gota que colmó el vaso. La lluvia seguía cayendo, era una tormenta que estaba moviendo a los arboles con completa facilidad como si no pesaran nada, los relámpagos alumbraban el oscuro cielo sin parar, anunciando que rayos pronto caerían. El agua los empapaba por completo, cada parte de ellos estaba completamente helada gracias a la lluvia, que no les daba un respiro. Nadie los estaba observando, estaban solos en el medio de la calle, sin ninguna preocupación, no como si uno de ellos perteneciera a la familia real y el otro fuera parte del equipo de seguridad. Nada de eso les importo al momento de finalmente unir sus bocas en un profundo beso que ambos esperaban con ansiedad. Las manos de Gawain viajaron desde el rostro de Bevery hasta su cintura, donde apretó y la acerco más a su cuerpo, pegándola completamente hacia ella, como si cada gota de aire entre los dos estuviera de sobra, queriendo extinguir cualquier cosa que los separara. Bevery soltó un pequeño gemido sorprendida, subiendo sus manos hasta que se perdieron nuevamente en el mojado cabello de Gawain, pero que no impidió que ella tirara fuerte de él para intensificar el beso, ladeando su cabeza y permitiendo el ingreso de la lengua del contrario. Soltó un pequeño suspiro, intentando que el beso durara tanto como fuera posible, sin querer despegarse de los dulces labios ajenos. Pero de repente recordó donde estaba, quien era y hacia donde se dirigía. Ella iba a casarse en semanas, ella tenía un comprometido. Era la princesa… ¿Qué estaba haciendo? ¿Que diría su padre si la viera en ese momento? No, por más que estuviera disfrutando el beso como nunca nada en la vida disfruto, tenía que separarse. Abrió los ojos una vez que había roto el beso y quiso gritar, no podía estar pasándole esto a ella. -No… No puedo. - murmuro y antes de que el chico pudiera decir algo o detenerla, salió corriendo hacia el bosque. Se tropezó varias veces, intentando apurarse ya que Gawain estaba siguiéndola. Tenía que escapar, tenía que buscar un lugar en el que pudiera pensar tranquila. - ¡Very no! - fue el último grito que escucho antes de encontrarse con el crecido rio en el medio del bosque. Y eso fue lo último que recordó antes de caer directamente hacia el agua. 
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